Regreso a casa

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Mikasa dejó de llorar y empezó a tranquilizarse, el abrazo que Eren le proporcionaba era cálido.

Se separó rápidamente de Eren.

—Gracias —dijo Mikasa con vergüenza.

—Deberías tomarte el día —dijo Eren con preocupación. —Es mejor que descanses.

—No, estoy bien.

Mentira. Ella no estaba bien, pero prefiere estar ahí que en su casa sola y fría.

—¿Estas segura? —preguntó Eren.

Mikasa asintió.

Rápidamente regresó a atender las mesas. Trataba de taparse los ojos, pues estaban todos rojos por el llanto.

El día terminó y sinceramente Mikasa se sentía horrible. Sentía la vergüenza de llorar enfrente de Eren, y la suciedad de su cuerpo por los toques de aquel hombre.

Eran las 8:00pm, era algo tarde tomando en cuenta la hora que normalmente cerraban la cafetería.

Mikasa estaba a punto de irse cuando escuchó la voz de Eren.

—¿Estas segura de irte sola? —preguntó Eren mientras la veía con preocupación.

Mikasa asintió.

—¿Puedes pasarme tu número de teléfono? —preguntó Eren.

Mikasa dudó, pero asintió.

Mikasa se lo dijo y Eren lo anotó.

—¿Puedo saber para qué lo quieres? —preguntó Mikasa.

—No me gustaría que fueras sola y como tampoco quiero incomodarte con mi presencia, siento que es buena idea que esté en llamada contigo hasta que llegues a tu casa a salvo —dijo Eren con una sonrisa. —Claro, si no te incomoda.

Mikasa se sorprendió por esta confesión.

Su corazón por un momento se sintió cálido.

—No hay problema —dijo Mikasa con la voz temblorosa.

De una u otra manera eso la hizo sentir... Bien.

Eren la llamó y Mikasa contestó.

—No es necesario que hablemos en el camino si no quieres —dijo Eren sabiendo que Mikasa le podría llegar a incomodar forzar una conversación. —Sólo es para saber que llegas bien a casa —dijo otra vez con esa hermosa sonrisa.

Mikasa salió de ahí mientras Eren se iba al otro lado.

Mikasa estaba nerviosa, aunque Eren no estaba junto a ella, lo podía oír caminar a través del teléfono.

—Siento raro no hablar —dijo Eren a través de la línea. —No es necesario que hables. Incluso me puedes silenciar —dijo Eren con una pequeña sonrisa.

Mikasa lo escuchaba atentamente.

—Voy a empezar a hablar, puedes silenciarme si quieres —dijo Eren.

Mikasa están escuchando a la perfección la voz de Eren. Quería contestarle, pero estaba tan nerviosa que no sabría que decir.

—La noche está muy linda —dijo Eren. —Cuando era más pequeño me solía dar miedo la oscuridad —decía Eren con cierta burla hacia él mismo.

—También me daba miedo la oscuridad —habló por fin Mikasa.

Eren se sorprendió. Por un momento pensó que Mikasa lo había silenciado.

—De seguro eras más valiente que yo —dijo Eren. —Incluso yo le rogaba a mi madre para que me dejara dormir con ella —dijo Eren con vergüenza.

Mikasa sonrió al imaginar a Eren.

𝐑𝐚𝐢𝐧| 𝐄𝐫𝐞𝐦𝐢𝐤𝐚 𝐀𝐔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora