Dile que no lo haga

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Narrador omnisciente


Pensar en tu futuro es algo que muchas personas suelen hacer con regularidad.
¿Tendré un hogar estable? ¿Mi situación económica será buena? ¿Tendré una familia?

Los pensamientos de Mikasa siempre la atormentaban la mayoría de veces, especialmente para recordarle que nadie en este mundo la necesita.

Su día siempre empezaba de la misma manera. Es algo que siempre está presente en ella.

Muchas veces intentó hacer otro tipo de actividades para pensar en cosas que no la atormentaran, pero era cuestión de tiempo para que se aburriera de ello. Incluso las cosas que le gustaban hacer, la llegaban a aburrir. Leer era una escapatoria para ella de su realidad, pero muchas veces suele sentirse identificada con los libros que lee y eso la hace sentir mal. ¿Por qué ellos pueden tener un final feliz y yo no? Siempre se lo preguntaba.

Recuerda leer libros infantiles como lo eran la caperucita y blanca nieves. Todos tenían problemas pero ellas lograban ser felices... Era lo único en lo que Mikasa no se podía identificar.

Recuerda con exactitud un día que estaba sentada en la cafetería. Siempre se sentaba en la parte más oculta. Odiaba que el calor le diera en los ojos pues no podía ver. Pero por más triste que suene, ella estaba más familiarizada con la frialdad que por el calor.

Es triste ver como los recuerdos más marcados que tiene son en los que se siente miserable, y si llega a recordar algún recuerdo lindo se nubla de las consecuencias por las cuál ese recuerdo se vio afectado.

Como aquella película de intensamente, cuando tristeza tocaba los recuerdos felices y se volvían tristes. Eso pasaba con ella, pero no de manera positiva.

Mikasa ha visto demasiadas películas infantiles, pues cuando era niña nunca las vio. Apenas y recuerda los amigos que solía tener en el jardín de niños, primaria y secundaria.

La lluvia solía molestarle demasiado. Odiaba el ruido que emitía, el olor su desprendía y el sentimiento que le proporcionaba.

(...)

Eren se encontraba estudiando, sus exámenes serían pronto.

Escuchaba música clásica que le ayudaba a tranquilizarse.

—¿Tus exámenes están cerca? —preguntó su madre mientras le daba un vaso de agua.

—Sí, normalmente son en abril pero se adelantaron a marzo —dijo Eren mientras bebía de su agua.

—Mañana iré a visitar a tu tío —dijo Carla. —Me dijo que quería hablar conmigo acerca del terreno de la casa —dijo Carla sentándose al lado de su hijo.

Eren dejó las cosas que estaba haciendo para ver a su madre.

—¿Quieres que te acompañe? —preguntó Eren.

Carla negó con una sonrisa.

—Está bien que yo vaya sola, cariño —dijo Carla mientras sonreía.

Si algo es Eren igual a su madre, aparte de la cara, es en esa sonrisa.
Eren siempre sonríe aunque se sienta triste. Él piensa que el estar feliz ayuda de una manera a olvidar la tristeza por la que pasas.

—Llámame si sucede algo —dijo mientras agarraba la mano de su madre.

—Claro, ahora sólo necesito que estudies —dijo Carla parándose de la silla. —Iré a comprar verdura para la comida de hoy, no tardo —dijo mientras se dirigía a la sala para agarrar su bolsa del mandado.

𝐑𝐚𝐢𝐧| 𝐄𝐫𝐞𝐦𝐢𝐤𝐚 𝐀𝐔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora