Capítulo 16

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Ella estaba tranquila, no había algo que la preocupará en el grupo de personas delante suyo, simplemente los observó, no le tensó el hecho de que las marcas de maldición se extendieran por sus cuerpos convirtiéndolos en la fase dos, donde cada uno de ellos parecieron adoptar apariencias demoniacas, si bien no conocía las habilidades por no haberlos enfrentado en su pasado, pero sabía lo básico, el resto lo podía intuir por su cuenta, por el momento solo se movió, desplazándose para no ser encerrada dentro de aquel domo de tierra.

- ¿Solo un domo de tierra? Me esperaba algo mejor de los subordinados del pedófilo serpiente, supongo que viniendo de parte de alguien mediocre que no lucha por su cuenta es normal.

Sus oídos ignoraron los gritos rencorosos de tres de ellos mientras esquivaba todos los golpes como si no fueran nada, ella dio un pequeño salto y vio el brazo de una invocación humanoide, otras dos la rodeaban y de reojo solo vio a la flautista cuya mirada era una perdida, tres colas de zorro brotaron de la parte baja de su espalda sin que tuviera necesidad de transformarse por completo, comenzaba a entender como funcionaba la maldición y, aunque quiso sonreír, prefirió guardar para sí misma el hecho de que acababa de descubrir algo.

Los tres apéndices se movieron con una simple orden mental, se enrollaron alrededor del cuello de las tres criaturas, las hicieron girar utilizando una fuerza que no parecían poseer antes de incrustarlas en el suelo y arrancarles la cabeza, matando las invocaciones y evitando que estas pudieran volver a ser convocadas por cualquier motivo, el sonido entonces intento meterla en múltiples genjutsu mientras los otros tres sujetos la atacaban al mismo tiempo, una cuarta cola brotó, esta detuvo una flecha que viajaba a alta velocidad mientras desviaba y bloqueaba.

-Ya perdiste – Sakon dijo con una sonrisa en su rostro, la falta de la segunda cabeza la alerto.

-Mi hermano tiene razón – Ukon, la segunda cabeza dijo brotando de su hombro.

-Así que eres como un parasito – ella interpretó en total calma, como si nada pasará – entonces, intenta comerme.

Habiendo dicho eso, ella simplemente desapareció de la vista, un segundo después todos escucharon un grito proveniente de Kidomaru, uno de sus brazos había sido arrancado con solo fuerza bruta y a una velocidad tan grande que ni siquiera Ukon, que se encontraba dentro de la chica fue capaz de ver lo que ocurría, intento retener sus movimientos para encontrarlo imposible, fue entonces cuando fue metido dentro de su cuerpo por la fuerza y observo lo que podía ser llamado un verdadero demonio.

-Parece que por fin pude meterte en mi paisaje mental – la representación demoniaca de la chica dijo teniéndolo justo delante.

Dos orejas de zorro, ojos rojos de pupila rasgada, marcas de bigotes, cabello rubio y rojo que se mezclaba perfectamente, nueve colas con el mismo patrón en su pelaje, su sonrisa que mostraba sus dientes solo la hicieron parecer más un zorro, su traje parecía un kimono recortado, mangas rojas con bordes blanco, la zona del pecho estaba cubierta con telas rojas cuyos bordes una vez más eran blancos, la falda tenía decoraciones doradas en la tela blanca y llegaba hasta la mitad de su pierna, sus botas de tacón medio solo la hicieron más vistosa.

- ¿Qué eres? – Ukon pregunto con miedo, intentando retroceder en el espacio oscuro que no parecía tener límites.

-Un idiota una vez llego a creer que era una diosa en un mundo lleno de tragedias, la mayoría me vio como un demonio y otro como una persona.

- ¿Diosa? ¿Demonio? ¿De qué diablos hablas? Los dioses y los demonios no existen.

-En eso concuerdo, pero difiero en una cosa y es que las personas podemos convertirnos en demonios, así que déjame mostrarte.

Mi esperanzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora