Capítulo 31

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Sus pasos resonaron bajo el sonido de la lluvia, las personas la vieron con cuidado, desconfiadas de sus intenciones, ella no se preocupó por eso, solo siguió avanzando, su abdomen había crecido un poco, pero eso no la detuvo de hacer lo que debía hacer, el chakra pronto cubrió su cuerpo y haciendo que todos corrieran, ella avanzó, nueve colas de zorro repeliendo todo tipo de ataques de los ninja que aparecieron casi al instante, ante el hecho de que se trataba de la jinchuriki ellos solo retrocedieron.

Con sus colas ahora balanceándose con suavidad detrás suyo, ella miro a la mujer de papel que apareció delante suyo, su cabeza se inclino ligeramente recibiendo un gesto igual, su mirada entonces cayo en las zonas dañadas, con una ligera pisada su chakra viajo hacia esos lugares, la piedra y la madera siendo restaurada prácticamente desde cero, al final, la peliazul la guío hacia la guarida donde una vez Nagato se aseguró de observar a toda la aldea, velando por la paz de sus ciudadanos.

-No pensé que vendrían directo a mí – la mujer enmascarada dijo, sus ojos centrados en la Uzumaki.

-Y yo pensé que serías más lista, Madara – Konan replico, el papel despegándose de su cuerpo.

-Ella conoce tus habilidades y yo tengo una técnica que puede inmovilizarte incluso intangible – ella agrego soltando datos, datos que hicieron a la tal Madara entrecerrar sus ojos.

-Si esto fuera una pelea entonces tal vez tus palabras provocarían algo – Madara dijo como si nada ocurriera.

-Dudo que alguien que declaró la guerra a las cinco naciones shinobi solo busque hablar cuando tiene la posibilidad de conseguir uno de sus objetivos faltantes – ella dijo mientras sus colas se movían con cautela.

-Puedes pensar o decir lo que quieras, pero justo ahora vine a hablar con ella – el dedo de Madara apuntó a Konan – a pesar del ojo que tengo, él sigue vivo, si te unes y no me traicionas, puedo prometerte que no lo mataré y ambos volverán a ver a Yagito en el mugen tsukuyomi.

-No te atrevas a hablar de Yagiko como si lo conocieras – Konan se enojó, papel rodeando a la enmascarada – crees que todo es como dices cuando solo te aprovechas de las situaciones, de las decisiones estúpidas de los anteriores líderes.

-Estúpidas o no, los kage no han hecho más que provocar guerras por territorio y poder que han provocado solo muertes y sufrimiento innecesario.

- ¿No es lo mismo que tú estás haciendo? – Konan cuestionó con su ceño fruncido, sin embargo, su tono de voz era plano.

-Unos pocos por el bien de todos es algo ínfimo en comparación a toda una nación, como el país de la lluvia – la enmascarada ataco a un punto débil de Konan.

- ¿Y crees que un sueño dará siempre felicidad a todos? – ella interrumpió con una pregunta – incluso si todos somos felices en nuestros sueños, llega un momento en el que buscamos despertar porque entendemos que tantas cosas buenas es algo irreal.

-Al final todos se acostumbrarán y el mugen tsukuyomi será la verdadera esperanza de todos los humanos.

-Tu tono de voz puede decir que crees eso, pero tu mirada no parece confirmarlo, casi como si desearás desobedecer.

-Hmph, no todo es como crees, Uzumaki – la enmascarada replico, su mirada conservándose – el rinnegan es un poder que pocos son capaces de controlar y requiere de esfuerzo, así que mi mirada no tiene nada que ver en este tema.

-Si tú lo dices – ella dijo encogiéndose de hombros – ¿ya terminaste con tu conversación o debo callarte?

Ex miembro de Akatsuki y Uzumaki se prepararon para pelear contra la enmascarada, la cual solo sonrió bajo su máscara antes de dar una última advertencia, entonces solo desapareció en un vórtice provocando que las dos mujeres soltaran un suspiro, entonces ella extendería su mano a Konan, la cual una vez más volvió a aceptar la invitación, esta vez no a dejarse ayudar sino a dar una mano en la guerra que venía, una guerra que las dos se prometieron luchar sin que hubiera muertes innecesarias.

Mi esperanzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora