15. Una cosa llevó a la otra.

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Estábamos todas en mi casa. Habíamos quedado en que todas se trajesen cosas para prepararse, y después ir a un restaurante a cenar e ir de fiesta a algún sitio. Acabamos planeando eso. Mi madre sabe que de vez en cuando he ido de fiesta, de hecho, piensa que he ido muchas más veces de las que he ido en verdad. Como dije al principio, he ido más veces a la biblioteca que a un club.

-Déjame un poco de hueco en el espejo que tengo que hacerme el delineador.

-Bueno, bueno espérate un momento, que me estoy echando máscara de pestañas.

Es verdad que dije que todas me caían mal en general, pero últimamente han cambiado, las estoy empezando a tener algo más de afecto. Por eso me ofrecía a que viniesen a mi casa a prepararse todas.

Yo había terminado de vestirme. Llevaba un vestido negro que me había dejado Sabrina. A penas me llegaba al muslo. Un día la voy a matar. También llevaba una chaqueta corta de cuero negra. El bolso era pequeño, no sería la primera vez que lo pierdo en un club.

-¿Chicas estáis listas?

-Sí, podemos irnos ya.

-¿A dónde vamos a cenar?

-Vamos a ir a un restaurante del centro. Reservé ayer.

-Recordar que cada una paga lo suyo-Dije soltando una carcajada.

-Vámonos.

Estábamos solas en casa, mi hermano y mi madre habían ido a tomar algo fuera. Espero que hayan ido al bar que suelen ir siempre cada vez que mi hermano viene a casa. No me gustaría encontrármelos en ningún sitio.

Mi idea era ir en autobús, pero las chicas quisieron ir en Uber, su excusa fue que el bus tardaría mucho más.

Reservamos dos coches ya que no cabíamos todas en el mismo. Éramos seis o siete las que pudimos ir, así que nos repartimos en cada coche.

Estuvimos hablando de a qué club podríamos ir, de hecho, le pregunté al conductor si nos podría recomendar alguno. Menos mal que soy muy extrovertida y no me da vergüenza nada (obviamente,  todo esto con sarcasmo), sino, ya estaríamos perdidas.

-Sí, sé de un club que al que va mucha gente de vuestra edad y está muy de moda. Se llama Simnia. Diría que es el nombre de la dueña, pero no estoy muy seguro.

-Vale, pues muchas gracias-Le dije mientras sonreía en modo de agradecimiento.

El nombre del club me sonaba de algo. Probablemente Sabrina lo haya mencionado alguna vez, ella sale todos los fin de semana, no me extrañaría para nada que lo conociese.

Llegamos al restaurante. Fue el mismo en el que perdimos reserva gracias a Sabrina, me quedé con las ganas de ir, y se lo dije a una de las chicas para que reservase una mesa.

-Hola buenas, teníamos reserva, a nombre de Lily.

-Sí, por aquí.

Seguimos al camarero. Nuestra mesa estaba en la terraza.

Estaba muy bien decorada. Ya estaba comenzando el atardecer, habían unas luces de colores colgadas en las plantas que se encontraban en las esquinas, y también, rodeando todas las mesas que estaban fuera. En la entrada habían dos lámparas rústicas preciosas. El sitio era genial.

Nos sentamos y comenzamos a mirar la carta. Era un restaurante que tenía platos típicos de muchos países. La mayoría pedimos comida china, aunque Lily y Jimena pidieron comida mexicana. Para mí, demasiado picante, no me gusta mucho la comida mexicana.

Estuvimos hablando sobre los novios que algunas tenían. También sobre Jace. Encontraron su Instagram y Blanca le escribió. Esta fue su conversación:

Enamórate de mí, JoshDonde viven las historias. Descúbrelo ahora