16. Una vuelta a casa, un tanto diferente.

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Al salir del club, íbamos hablando y sonriendo. Le invité a casa a dormir. La verdad, iba a ser el primer chico a parte de Jace que iba a dormir en mi casa.

Después de un rato me acordé de que mi hermano y mi madre estaban en casa, mierda. No importa, de todas maneras, si están acostumbrados a Jace, ¿Por qué no con Josh?

Mis amigas ya se habían ido, Jace iba detrás de nosotros con los amigos de Josh, hablando de un partido de fútbol. En ese instante, mi madre comenzó a llamarme, eran cerca de las dos.

-Hola Eily, ¿Estás viniendo a casa?

-Sí, hemos pedido un taxi en la calle de al lado. Por cierto, un amigo viene a casa a dormir, se llama Josh, supongo que ya sabes quién es.

-Sí, me parece bien. Pues yo me voy a acostar, ¿Tienes llaves?

-Sí, ¿Y Nico?

-Se ha ido a la casa de Helen, al parecer es una nueva novia.

-Vale, pues mañana nos vemos.

Josh me miró extrañado.

-¿Amigo? ¿Los amigos se meten la lengua hasta la garganta?

Le miré apretando los labios, comencé a reírme. Él también.

-Bueno, no lo sé, puede ser.

-Pues me enfado-Dijo mientras yo soltaba una carcajada y le golpeé en la frente con mi dedo.

Llegamos a la calle donde habíamos pedido el taxi, nos juntamos todos.

-Bien chicos, hemos hablado y nosotros nos vamos en metro. ¿Vosotros?

-Hemos pedido un taxi, va a venir a mi casa a dormir-Dije emocionada, todos se miraron entre ellos, incluido Jace. Me alegraba ver como le habían incluido en el grupo. Además, creo que captó la indirecta de que él no me gusta.

-Bien, pues nos vemos. Pasen una buena noche-Dijo Ryan, todos se empezaron a reír y a pegarle golpes en el brazo a Josh de broma. Eso me pareció un poco feo de su parte, miré extrañada a Josh y fruncí el ceño.

-Por favor discúlpales, son unos idiotas.

Asentí con una sonrisa y esperamos al taxi. Por un momento volví a la realidad completamente. Pensé en mi bolso y mi chaqueta. Me miré y los dos los llevaba puestos. También comencé a analizar la situación. Estaba a punto de irme a dormir a mi casa con Josh, un chico que conocí en un teatro abandonado, con el que pensaba que iba a tener una amistad parecida a la que tengo con Jace.

El alcohol comenzó a desvanecer y mi conciencia, mi lado responsable volvió a tomar el control. Aunque no del todo, mi corazón también lo hizo. Y eso permitió que no empujase a Josh y me fuese corriendo.

Finalmente llegó el taxi. Me subí yo primera, detrás de mí se montó él.

El camino fue silencioso, pero nada incómodo. El silencio se sentía bien, e incluso sabiendo que Josh no apartó su mirada de mí en todo el viaje.

Llegamos a mi casa, cogí las llaves, no podía ver nada y fui probando llave por llave. Al no acertar, mi risa floja comenzó a salir, la de él también. Cuando por fin conseguí la llave correcta, nos quedamos en silencio, subimos a mi habitación en silencio. Y en cuanto cerré la puerta y encendí la luz, nos comenzamos a reír.

-Bueno, no tengo pijama.

-No importa, tengo ropa de Jace por aquí que tiene abandonada y que me regala, algo te tiene que servir.

-Tampoco es que me importe dormir sin ropa-Yo le eché una mirada medio traviesa, medio curiosa por saber si era verdad.

-Yo voy a usar pijama, tú haz lo que quieras.

-Préstame unos pantalones cortos al menos.

Abrí mi armario y me puse de puntillas para llegar a la estantería donde los tengo. Sin mirar, le pasé unos. Después me cogí una camiseta oversize y unos leggins cortos.

Me fui al baño de mi cuarto a cambiarme. Cuando salí, Josh ya se había cambiado. Estaba sin camiseta.



Josh

Esta niña me va a matar. Cuando salió del baño la vi en su camiseta enorme, y unos leggins cortos sobre sus muslos. Se veía demasiado tierna, y más aún cuando me vio y su mirada paseó por todo mi abdomen. Después sus mejillas cogieron color mientras miraba hacia otro lado.

-¿Nos hacemos un Colacao?

-Buena idea.

Salió de la habitación, yo iba tras ella. Me guio hasta la cocina. Sacó los vasos, las cucharillas, la leche, y el Colacao. Lo preparó todo. Su cara de concentración, y la manera que apretaba los labios echando las cucharadas de cacao en el vaso me hace mucha gracia. Cuando acabó, me pasó mi vaso con una sonrisa en la cara.

-Gracias.

-No hay de qué.

-Sígueme.

La miré extrañado, pero obedecí. Subimos arriba, entramos en una especie de trastero, y subimos unas escaleras de caracol que llevaban a una terraza en el tejado. Vi como presionó un interruptor, y varias luces de color amarillento y blanco se encendían y pasaban por toda la barandilla de la terraza.

En el centro habían una sombrilla cerrada, una mesa y unas sillas. En una de las esquinas también habían plantas.

En el centro de la mesa había incienso, y también una vela, que con un mechero, Eily encendió.

Me asomé y miré al frente. Se veían algunas estrellas y la Luna, de fondo algunos rascacielos y toda la ciudad iluminada. Unas vistas perfectas. Eily estaba sentada en la mesa, admirando la vista también, tomando sorbos del vaso.

-Las vistas desde aquí son geniales.

-La idea de hacer la terraza fue mía,

-Pues sí que fue buena idea, es genial, se ve todo.

Estuvimos en silencio, cómodo. Cuando terminé mi Colacao, me giré, Eily estaba mirándome.

-¿Terminaste ya?

-Sí.

-Pues ven, vamos a la mejor parte de la casa, que no es esta.

Ya no sabía que pensar, si esto no era la mejor parte de la casa, ya ni quería imaginar lo siguiente.

Me guió hasta una silla que había en una de las esquinas de la terraza. Me sorprendió verla subirse sobre ella y trepar hasta llegar al tejado

Cuando subí tambaleé un poco, aunque el no mirar abajo ayudó bastante.

Levanté la vista y vi como Eily avanzaba por el tejado como si estuviese haciendo equilibrio. La pequeña brisa hacía que su cabello castaño claro se moviese hacia los lados. Yo la seguí.

De repente frenó bruscamente que para no caerme tuve que sujetarme en sus hombros. Ella se giró y me ayudó a incorporarme un poco. Después se sentó y yo hice lo mismo. Después apoyó su cabeza sobre mi brazo. Bajé la mirada para ver sus ojos: Miraban al infinito, sus ojos verdes reflejaban algunas luces de la ciudad. Una sonrisa tonta se formó en sus labios cuando vio que yo la estaba mirando. Aunque no parecía que estuviese recordando algo bueno unos segundos antes. 

Estuvimos así mucho tiempo. Eran cerca de las tres de la mañana, yo no tenía sueño, pero cuando quise darme cuenta Eily se había dormido, decidí despertarla. Bajamos por la silla de antes, y después se desplomó allí mismo. Estaba bastante cansada al parecer. La cargué en mis brazos y la lleve a la habitación. Cuando la puse en su cama abrió los ojos de par en par. Yo estaba de pie junto a la cama, no sabía dónde dormir.

-¿Te vas a quedar ahí toda la noche? Vamos túmbate.

Me tumbé junto a ella, boca arriba. Después de unos minutos ella se durmió, y al parecer, inconscientemente, me abrazó. Yo hice lo mismo. Finalmente acabé durmiendo. 

Enamórate de mí, JoshDonde viven las historias. Descúbrelo ahora