¿Porqué?

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Estaba sentada en mi cama, salí de bañarme y me había quedado en ropa interior leyendo un libro el resto de la tarde mientras escuchaba música con mis audífonos, por alguna razón, se me es más fácil concentrarme en mi lectura mientras escucho música.

Sentí una pequeña corriente eléctrica recorrer mi cuerpo en el momento en que leí como el protagonista pasaba sus dedos por el cuerpo desnudo de la chica, acariciaba lentamente sus senos mientras bajaba poco a poco hasta su monte de Venus. Suspiré continuando con mi lectura, él comenzó a jugar con sus pezones. Sin poder evitarlo, cerré mi libro llevando mi mano hasta el elástico de mis bragas, cerré mis ojos en el momento en que sentí como mis labios estaban completamente húmedos.

Pasé mi dedo índice enmedio de éstos, abriendo y tocando lentamente haciéndome jadear. Saqué mi mano llevando mi índice y anular hasta mi boca para lamer mis dedos; la volví a llevar hasta mi intimidad pasé mis dedos lentamente de arriba a abajo. Me detuve en mi clítoris dando un rápido movimiento que me hizo soltar un pequeño gemido. Los arrastré de vuelta a mi entrada, metiéndolos de una sola vez. Jadeé sintiendo mi palma chocar contra mi piel.

Estaba al borde el orgasmo cuando escuché unos pasos afuera de la habitación. Inmediatamente saqué mi mano de mis bragas intentando regular mi respiración, enseguida, la puerta de la habitación se abrió, por ésta entró Jughead suspirando y dejando su maletín al lado de la puerta. Alzó su mirada encontrándose conmigo, una sonrisa se extendió en su rostro, se acercó a pasos largos hasta mí.

— Hola, bonita — sonrió tomando mis mejillas y besando mi frente.

— Hola —sonreí — ¿Que tal tu día?

— Bien, pero te extrañé.

Sonreí ante el pequeño puchero en sus labios. Él se acercó a mí besando mis labios, no era un beso lujurioso, pero sentí una pequeña presión en mi vientre bajo haciéndome cruzar las piernas.

Jughead se separó con una sonrisa divertida.

— ¿Enserio? —sonrió.

— ¿Qué?

— Solo te besé, linda, ¿Porqué aprietas las piernas?

Sentí mis mejillas colorarse por completo. Oh no.

— Elizabeth — su semblante cambió por completo — préstame tus dedos.

Inmediatamente le tendí mi mano izquierda. Él la tomó con una sonrisa divertida.

— Tú eres diestra, dame la otra mano.

Mierda.

Froté mi mano contra la sábana rápidamente y se la extendí. Él la observó mientras doblaba mi dedo corazón y meñique. Subió su mirada hasta la mía pasando su lengua lentamente por mi anular e índice.

Joder.

Eso lucía jodidamente tentador.

— ¿Porqué te tocaste? — soltó cuando terminó de lamer mis dedos.

— Y-yo n-no-

— Ni te esfuerces en negarlo — se levantó destapando mis piernas y abriéndolas de par en par, una presión se acumuló en mi vientre bajo — ¿Te corriste? — pasó dos de sus dedos por mis talones, subiendo poco a poco hasta llegar a mis muslos.

Mi respiración se atoró cuando llegó a mi entrepierna. Se detuvo justo en mi entrada removiendo mis bragas a un costado haciendo contacto directo con mis pliegues.

Cerré mis ojos en cuanto sentí sus dedos resbalar en mi humedad. Acarició mis labios lentamente, frotándolos entre sí.

Solté un gemido en el momento en que me penetró con dos de sus dedos de una sola estocada.

One Shots BugheadWhere stories live. Discover now