Capítulo 56

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¿Baúl? Listo, ¿Lucy en su jaula? Lista. ¿Mini dragón en una jaula improvisada? Listo, por ahora. Espero que no se escape. Y creo que es todo. Salí del dormitorio con Hermione y luego salimos de la sala común con Harry y Ron, y después, del castillo. Junto con el resto de los alumnos de cuarto año, los cuatro nos quedamos esperando en el abarrotado vestíbulo, los carruajes que nos llevarían a la estación de Hogsmeade. Estábamos conversando, no recuerdo muy bien de qué, y entonces una voz nos hizo voltear.

-¡"Hagui"! ¡"Chaglotte"!

Fleur subía velozmente la escalinata de piedra para entrar en el castillo. Madame Maxime, tras ella, hablaba con Hagrid.

-Nos "volveguemos" a "veg", "espego" -dijo Fleur tendiéndole la mano a Harry, que él estrechó, y luego dándome un fuerte abrazo a mí, que correspondí contenta-. "Quiego encontgag tgabajo" aquí "paga mejogag" mi inglés.

-Ya es muy bueno -señaló Ron, con la voz ahogada.

Fleur le sonrió.

-Es cierto, es muy muy bueno -le dije yo, con una sonrisa también.

-Adiós, "Hagui". Adiós, "Chaglotte" -dijo ella, dando media vuelta para irse-. ¡Ha sido un "placeg conoceglos"!

Y volvió a la explanada junto a Madame Maxime, con su pelo plateado ondeando bajo la luz del sol.

-Me pregunto como volverán los de Durmstrang -comentó Ron-. ¿Crees que podrán manejar el barco sin Karkaroff?

-"Karrkarrov" no lo manejaba -dijo una voz ronca-. Se quedaba en el "camarrote" y nos dejaba "hacerr" el "trrabajo" -era Krum, que seguramente se había acercado para despedirse de Hermione-. ¿"Podrríamos hablarr"? -le preguntó.

-Eh... claro... claro -contestó Hermione, pareciendo algo confundida, y siguió a Krum por entre la multitud hasta perderse de vista.

-¡Será mejor que te apresures! -le gritó Ron-. ¡Los carruajes llegarán dentro de un minuto!

A pesar de ser él quien hizo el comentario, de los tres él era el que menos se preocupaba de la llegada de nuestro transporte. Es más, se quedó mirando en la dirección en que Hermione y  Krum se habían ido, estirando el cuello de vez en cuando. Pero ellos no tardaron en volver.

-Me gustaba "Digorry" -le dijo Krum a Harry de repente-. "Siemprre erra" amable conmigo. "Siemprre". Aunque yo "estuvierra" en "Durrmstrrang", con "Karrkarrov" -añadió, ceñudo.

-¿Ya tienen nuevo director? -le preguntó Harry.

Krum se encogió de hombros. Tendió su mano y estrechó la de Harry, la de Ron y la mía. Ron parecía inmerso en una lucha interna. Krum ya casi desaparecía de nuestra vista, cuando nuestro pelirrojo le gritó:

-¿Me firmas un autógrafo?

Hermione lo miró sonriendo mientras Krum, sorprendido, le firmaba a Ron un pedazo de pergamino, justo al tiempo en que los carruajes llegaban, a los que tiraban aquellas extrañas criaturas.

La diferencia del viaje de ida a Hogwarts en septiembre y el de vuelta ahora, fue muy evidente, aunque ninguno lo mencionó en voz alta. El cielo estaba sin ninguna nube en él, y una vez dentro del tren Harry, Ron, Hermione y yo encontramos un compartimiento sin que nadie nos molestara. Pigwidgeon iba otra vez bajo la túnica de gala de Ron, para evitar que alterara a las demás mascotas, pues por ejemplo Hedwig dormitaba con la cabeza bajo el ala, Crookshanks se hizo un ovillo en las piernas de Hermione y Lucy parecía estar mirando por la ventana. 

Durante el camino, los chicos y yo pudimos hablar con más libertad de la que habíamos tenido durante la última semana, y de hecho, solo dejamos de hablar sobre lo que Dumbledore podría hacer para detener a Voldemort cuando llegó el carrito de la comida, lo que nos mantuvo bastante ocupados. Cuando Hermione terminó de pagar sus cosas y guardó su monedero en la mochila, sacó un ejemplar de El Profeta que había en ella. Harry lo quedó mirando, sin decir nada. Hermione se dio cuenta y le comentó en voz tranquila:

Charlotte y el Cáliz de FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora