Capítulo 36

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A pesar de mis preocupaciones, no me limité a la hora de embelesarme con toda la decoración del castillo. Era muy impresionante, y me atrevería a decir que era la mejor que hubiera visto en todo mi tiempo aquí. A las barandas de las escaleras, les habían añadido carámbanos; los usuales doce árboles de Navidad estaban adornados con un montón de cosas, desde luminosas bayas de acebo, hasta auténticos búhos dorados que ululaban. Además, habían embrujado a las armaduras para que entonaran villancicos cada vez que alguien pasaba por su lado. Era genial oír esto por los pasillos, aunque me sorprende que no se hayan confundido los villancicos, o que se adelantaran o atrasaran las letras. Magia, supongo. Aunque Filch si había tenido que sacar a Peeves de adentro de las armaduras, porque cambiaba la letra de los villancicos por cosas obviamente ofensivas.

Y yo aún estaba sin pareja para el baile. La fecha estaba cada vez más cerca y nadie me invitaba. Empezaba a preocuparme en serio por eso, y la ligereza con la que lo tomaba anteriormente empezó a irse rápidamente. Ya era viernes y no se me ocurría que hacer, hasta que Ginny me dio un plan, en cuanto ella, Hermione y yo nos reunimos a charlar sobre el dichoso baile.

-Neville me invitó al baile cuando salimos de clase -nos comentó Hermione, cuando íbamos a comer-. Me sentí bastante mal cuando le dije que no podría ir con él.

-Pobre, Neville...

-¿En serio? -le dijo Ginny, mientras nos sentábamos en un lugar juntas-. Hace poco me invitó a mí. Le dije que sí, porque si no es con él, no voy a poder ir, pero vaya...

Las tres reímos mientras nos servíamos comida.

-¿Qué hay de ti, Lottie? -me preguntó Ginny-. ¿Aún nada?

-Nada de nada -admití-. La verdad es que no sé bien si llegaré a tener una pareja a tiempo.

-Entonces invita tú a alguien -me respondió-. No creo que sea tan difícil.

Hermione asintió, dándole la razón.

-Supongo que no -dije-. Pero no sé a quién podría invitar, que no tenga pareja ya.

-¿Por qué no invitas a Harry? -me sugirió Ginny, haciendo que Hermione y yo la miráramos confundidas-. Tendría sentido: ambos siendo los campeones que no debieron serlo, y además, son mejores amigos. Ambos se salvarían el uno al otro.

-Ciertamente, eso suena bastante lógico, ¿no crees, Lottie? -me sonrió Hermione.

Me tomó por sorpresa la propuesta, aunque al mismo tiempo, pensaba que era una buena idea.

-Yo... bueno... no lo sé -se me trababan las palabras-. ¿Creen que deba hacerlo?

-No pierdes nada intentando -dijo Hermione.

Ginny asintió con la cabeza, mientras yo me empezaba a comer el puré de papas que estaba en mi plato. La sola idea de invitar a Harry al baile me causaba una sensación extraña en el cuerpo, y me ponía nerviosa al pensarlo, pero a la vez, me aliviaba, pues si me decía que sí, estaría cómoda con alguien que conozco. ¿Cierto?

Después de un tiempo sonó el timbre que nos anunciaba el inicio de las clases de la tarde, así que apuramos las últimas cucharadas de comida que nos quedaban y los últimos sorbos de jugo de calabaza, antes de dirigirnos juntas a la salida.

-Lo haré -les anuncié, antes de que nos separáramos-. Se lo preguntaré.

-¡Buena suerte, Lottie! -me gritó Ginny, mientras se iba a su clase.

-La necesitaré -le susurré a Hermione, cuando nos dirigíamos hacia las mazmorras para el examen de Pociones.

Durante la mayor parte del examen estuve tratando de hacer bien la poción, aunque mi mente y mi vista se desviaban ocasionalmente hacia Harry, cosa que me causó tener el tiempo demasiado justo para preparar mi antídoto, por lo cual no pude terminarlo por completo, dejando fuera el último ingrediente.

Charlotte y el Cáliz de FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora