Capítulo 9

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-¡La tiene...! ¡Krum la tiene...! ¡Ha terminado! -nos informó Harry, aún a gritos.

Krum, con la cara y pecho bastante manchados de sangre, se elevó en el aire, con aquel característico resplandor dorado de una snitch. El tablero de puntuaciones anunció: BULGARIA: 160; IRLANDA: 170. La multitud aún no parecía haberse enterado de lo que había sucedido, y luego lentamente comenzó a retumbar un bramido enorme, que crecía y crecía hasta que finalmente se convirtió en un montón de gritos de alegría.

-¡IRLANDA HA GANADO! -voceó Bagman, tan desconcertado como los demás-. ¡KRUM HA ATRAPADO LA SNITCH, PERO IRLANDA HA GANADO! ¡Dios Santo, no creo que nadie se lo esperara!

Claro que hubo alguien que sí.

-¿Y para qué atrapó la snitch? -exclamó Ron, mientras daba saltos en su asiento, aplaudiendo con las manos sobre la cabeza-. ¡El muy idiota ha dado por finalizado el partido cuando Irlanda les sacaba ciento sesenta puntos de ventaja!

-Se dio cuenta de que no los alcanzarían -lo justificó Harry, también aplaudiendo con todas sus fuerzas-. Los cazadores de Irlanda son demasiado buenos. Quiso terminar lo mejor posible, eso es todo...

-¿Acaso el espíritu de Ron te poseyó y también te enamoraste de Krum, Harry? -me reí a su lado y él me frunció el ceño, y luego sonrió.

-Estuvo magnífico, ¿verdad? -dijo Hermione, asomándose hacia adelante , mientras un grupo de medimagos se abría camino hacia Krum entre los leprechauns y las veelas, que aún estaban peleándose-. Está en pésimo estado...

Harry tomó sus omniculares y se apresuró a ubicar a Krum en el campo. Yo no me molesté en hacerlo. Incluso desde nuestra altura pude ver como el buscador búlgaro apartaba a los medimagos que se le acercaban, con su manera hosca de andar. Por otro lado, a poca distancia, los jugadores de Irlanda bailaban de alegría bajo una lluvia dorada, arrojada por sus mascotas. Por todo el estadio sonaba el himno de Irlanda, y las veelas habían recuperado se aspecto habitual, aunque estaban cabizbajas.

-"Vueno", hemos luchado "vrravamente" -dijo una voz detrás de nosotros, la cual no había escuchado hasta ese instante. Miré hacia atrás, y era nada más ni nada menos que el ministro búlgaro.

-¡Usted habla nuestro idioma! -dijo Fudge, ofendido-. ¡Y me ha tenido todo el día comunicándome por gestos!

-"Vueno", eso fue muy "divertida" -dijo el ministro búlgaro, encogiéndose de hombros. Abrí la boca con sorpresa, admirando el sentido del humor de aquel caballero.

-¡Y mientras la selección de Irlanda da una vuelta de honor al campo escoltada por sus mascotas, llega a la tribuna principal la copa de quidditch! -voceó Bagman.

De repente, una cegadora luz blanca que bañó la tribuna me hizo cerrar los ojos de golpe y luego parpadear varias veces, antes de abrir los ojos por completo y ver como dos magos, jadeando, transportaban una gran copa de oro hasta Fudge, que aún parecía indignado por haber estado comunicándose a través de señas sin razón.

-Dediquemos un fuerte aplauso a los caballerosos perdedores: ¡la selección de Bulgaria! -gritó Bagman.

Y subiendo por las escaleras, aparecieron los desanimados jugadores búlgaros, mientras toda la multitud empezaba a mirar hacia donde estábamos, y les aplaudía. Uno a uno ellos fueron desfilando entre las butacas, mientras Bagman los nombraba. Los jugadores estrecharon la mano a su ministro y luego a Fudge. Krum venía último, y realmente se veía muy mal, su cara estaba llena de sangre y solo sus ojos relucían entre ella. En su mano aún estaba fuertemente sujetada la snitch.

Luego de un par de minutos subió el equipo de Irlanda. Moran y Connolly llevaban a Lynch. EL segundo golpe que recibió parecía haberlo dejado bastante aturdido, y tenía los ojos desenfocados. Pero sonrió de todas maneras cuando Troy y Quigley levantaron la copa en el aire, y la multitud aplaudió estruendosamente, incluida yo.

Charlotte y el Cáliz de FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora