Capítulo 20

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Durante las siguientes dos semanas, el no tener noticias sobre Sirius de parte de El Profeta, era lo único que tranquilizaba a Harry acerca de la seguridad de su padrino, pues que no lo mencionaran, significaba que no lo habían atrapado. Aún así, el que no recibiéramos noticias directas de él, nos preocupaba a ambos. ¡Ojalá no se hubiera cancelado el quidditch! Me habría venido de maravilla el poder volar, para que la brisa que me daba en la cara, se llevara también todas las preocupaciones que se me aparecían en la mente. Además, el ejercicio físico nunca está de más. Aparte, las clases iban cada día más difíciles, y la única que parecía soportar todo, era Hermione. Menos mal aún recibía cartas de Oliver, aunque fueran ahora una sola, o a veces dos al mes. Le sumaba puntos el que fueran extensas eso sí. Le conté todo acerca del Torneo, y sobre a quienes estaban poniendo de candidatos, y él me decía que le habría gustado volver a Hogwarts para verlo. Él se mantenía muy ocupado con entrenamientos y cosas así. Era genial tenerlo de amigo, siempre tiene cosas nuevas que contar entre carta y carta, y nunca se leía aburrido de que yo le contara cosas.

De vuelta a las clases, ya dije que todas se volvían complicadas, pero no eran nada comparadas a lo que nos esperaba en Defensa Contra las Artes Oscuras, en donde el profesor Moody nos anunció que nos lanzaría el maleficio Imperius por turnos para mostrarnos sus efectos sobre una persona y también, según él, para ver si nos podíamos resistir a él. Empiezo a dudar de su cordura la verdad.

-Pero... pero usted dijo que eso estaba prohibido, profesor -manifestó Hermione, mientras Moody apartaba las mesas y sillas del centro de la clase-. Usted dijo que usarlo contra otro ser humano estaba...

-Dumbledore quiere que les enseñe como es -la interrumpió Moody, girando su ojo mágico hacia mi amiga-. Si alguno de ustedes prefiere aprenderlo del modo más duro, cuando alguien esté echándoles el maleficio para controlarlos como se les dé la gana, por mí está bien. Puede salir del aula.

La verdad es que estuve muy tentada a hacerle caso y salir del lugar solamente por la forma en cómo le respondió a Hermione, pero me contuve, sabiendo que Hermione me mataría si lo hiciera. Ella justamente, se había puesto muy colorada y murmuró algo parecido a que no había querido decir que deseaba irse.

Moody empezó a llamar por señas y al azar a los alumnos, para echarles el maleficio, y vimos como uno tras otro, los chicos y chicas empezaban a hacer cosas rarísimas. Dean, por ejemplo, dio tres vueltas al aula saltando en un solo pie y cantando e himno nacional; Lavender imitó a una ardilla; y Neville hizo una serie de acrobacias gimnásticas muy sorprendentes, que no creo que haya sido capaz de hacer de manera consciente. No es que dude de sus habilidades, es solo que... bueno, no lo sé. Mejor dejo de pensar en eso. En fin, ninguno de los chicos pudo oponer resistencia ante el maleficio, y solo lograban recobrarse cuando Moody lo anulaba.

-Potter -gruñó Moody-, ahora te toca a ti.

-Tú puedes -le susurré, antes de que empezara a adelantarse hacia el centro del aula.

Una vez estuvo allí, Moody levantó su varita, le apuntó con ella, y dijo:

-¡Imperio!

Al instante, Harry cambio su expresión por una de relajo. Pasaron unos momentos en los cuales nadie dijo nada, y el profesor Moody seguía apuntando a Harry, con una expresión de extrañeza en la cara, y creo que tengo claro el por qué. Todos los demás chicos le habían hecho caso de inmediato, pero lo único que hacia Harry, era flexionar las piernas como si fuera a saltar, apenas unos centímetros, y luego las estiraba de nuevo. Esto ocurrió unas cuatro o cinco veces antes de que al fin Harry cayera golpeándose la cabeza con el escritorio, volcándolo. Parecía como si hubiese intentado saltar y no saltar al mismo tiempo.

-Bien, ¡por ahí va la cosa! -gruñó Moody, mientras Harry quitaba la expresión de relajo y aparecía una de dolor mientras se aferraba las rodillas con las manos. Espero que no se haya roto nada-. ¡Miren esto, todos ustedes... Potter se resistió! ¡Y casi lo logra! Lo volveremos a intentar, Potter, y todos los demás presten atención. Mírenlo a los ojos, ahí es donde pueden verlo. ¡Muy bien, Potter, de verdad muy bien! No les será fácil controlarte.

Charlotte y el Cáliz de FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora