Capítulo 43

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El día anterior a la segunda prueba, pude notar como las miradas del resto del colegio volvían a convertirse en miradas de emoción al vernos pasar a todos (Fleur, Krum, Cedric, Harry y yo). Muchos, con Fred y George a la cabeza, hacían variadas apuestas para ver quien tendría el mayor puntaje en lo que venía. Incluso hacían preguntas a la gente para saber si creían que alguno de nosotros moriría. La mayoría los miraba con confusión, pero siempre había aquellos que se inventaban una historia bastante detallada y completa sobre lo que creían que ocurriría.

A medida que avanzaba el día, en cada rato libre Hermione, Harry, Ron y yo íbamos a la biblioteca con ya pocas esperanzas de encontrar una solución a la problemática del lago. Por más que buscáramos instrumentos o complicado encantamientos que nos pudieran servir, parecía que nada se nos quería revelar. Esto no habría sido un problema tan grave de no ser porque quedaban aproximadamente unas dieciocho horas hasta tener que ir al lago. ¿Por qué no nos habíamos dedicado con más ahínco a buscar pistas? ¿Por qué no le insistí antes a Harry que investigáramos el huevo de oro? ¿Por qué dejé todo estar tanto tiempo? Cuanto me arrepiento de no haberle hecho más caso a Hermione...

Pero ya no había tiempo de arrepentimientos. Ahora solo nos quedaba seguir investigando. Y eso hacíamos, ya a la puesta de sol, pasando ansiosamente página tras página de libros tan grandes y que parecían interminables. A cada uno de nosotros se le iluminaba la cara al encontrar un término tan rápidamente como se nos caían las esperanzas de nuevo.

-Creo que es imposible -declaró la voz de Ron desde detrás de uno de los libros más grandes-. No hay nada. Nada. Lo que más se aproxima a lo que necesitamos es este encantamiento desecador para drenar charcos y estanques, pero no es ni lejos lo bastante potente para desecar el lago. ¿Lottie, no puedes, no sé, potenciar el encantamiento de alguna manera, o algo así?

-Pues, podría intentarlo -admití, sin fe alguna en la opción-. Pero no me convendría hacerlo ya en el momento en el que estemos allí. Sería demasiado arriesgado. Y ahora no puedo salir y perderme estos libros por intentar algo que no sabemos si funcionara.

-Tiene que haber alguna manera -murmuró Hermione acercándose una vela. La pobre tenía los ojos tan cansados que tenía que acercarse el libro a unos centímetros de la cara para poder leer la diminuta letra de sus páginas-. Nunca habrían puesto una prueba que no se pudiera realizar.

-Ahora lo han hecho -replicó Ron-. Miren chicos, lo que tienen que hacer mañana es bajar al lago, meter la cabeza adentro, gritarles a las sirenas que les devuelvan lo que sea que les hayan robado y ver si les hacen caso. Es la opción más segura.

-Y la única que tenemos hasta ahora -suspiré, frotándome los ojos.

-¡Hay una manera de hacerlo! -insistió Hermione, enfadada-. ¡Tiene que haberla!

Parecía que el hecho de que la biblioteca le hubiera fallado, era una ataque personal hacia ella.

-Ya sé lo que tendría que haber hecho -dijo Harry, dejando su cabeza descansar en el libro que tenía abierto en ese momento-. Tendría que haber aprendido a hacerme animago como Sirius. Y cómo tú, Lottie.

Le di una cansada sonrisa.

-¡Claro, así podrías convertirte en pez cuando quisieras! -corroboró Ron.

-O en una rana -añadió Harry con un bostezo.

-Pues si el animal se pudiera escoger serviría -comenté-. Pero no se puede, ya ven. Yo me transformo en pájaro y para lo que me sirve en estos momentos.

-Lottie tiene razón. Además (y sin contarla a ella), la transformación lleva años, y después hay que registrarse y todo eso -dijo Hermione vagamente echándole un vistazo al índice de Problemas Mágicos Extraordinarios y sus Soluciones-. La profesora McGonagall nos lo dijo, ¿recuerdan? Hay que registrarse en el Departamento contra el Uso Indebido de la Magia, y decir en qué animal se convierte uno y con qué manchas, de qué color... para que no se pueda hacer mal uso de ello.

Charlotte y el Cáliz de FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora