Capítulo 48

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Durante la siguiente semana, Hermione continuó recibiendo notas anónimas, y aunque siguió el consejo de Hagrid de no abrirlas, varias de ellas eran vociferadores, así que estallaron en nuestra mesa y le gritaron insultos que se oyeron en todo el Gran Salón. Yo creo que hasta los que no habían leído los artículos se enteraron de todo con lujo de detalles, lo cual no era bueno. Harry se quejaba constantemente (sin que Hermione escuchara, claro), del hecho de tener que explicarle a todo el mundo que Hermione no era su novia.

-Ya pasará -le dijo en una ocasión, tratando de tranquilizarla-. Basta con que no les hagas caso... La gente terminó por aburrirse de lo que escribió sobre mí.

-Y a mí dejó de mencionarme -añadí, levantando los pulgares, en un intento de ayudar.

-¡Tengo que enterarme de como logra escuchar las conversaciones privadas cuando se supone que tiene prohibida la entrada a los terrenos del colegio! -contestó Hermione irritada. Supongo que mi encantadora personalidad no ayudó para disipar su mal humor.

Aunque poniéndome a pensar mejor en lo que dijo, me preocupa saber la respuesta que encuentre. ¿Y si alguna vez me ha escuchado a mí? ¿Debería preocuparme? No he dicho nada que sea tan importante, ¿o sí? Quizás deba empezar a cuidar lo que digo. Probablemente se me termine olvidando hacerlo, pero debería.

Luego de la siguiente clase de Defensa Contra las Artes Oscuras, Hermione se quedó un rato más para hablar con el profesor Moody. El resto de nosotros quería salir lo antes posible a decir verdad. Moody nos había tomado un examen acerca del desvío de maleficios, y fue tan intenso, que muchos salimos con heridas y/o secuelas. Harry, por ejemplo, padecía de un ataque agudo de orejas bailonas, por lo cual tenía que sujetárselas con las manos mientras salía de la clase. Yo tuve bastante suerte la verdad, porque Moody decidió que a mi me atacaría con el maleficio de agrandamiento de cabeza, pero gracias al hecho de que Hermione me obligó a practicar el encantamiento escudo, me salvé de cualquier efecto. Aunque me dio la impresión de que a Moody no le hizo mucha gracia, no sé por qué.

-Bueno, ¡por lo menos está claro que Rita no usó una capa invisible! -nos dijo Hermione, cinco minutos más tarde, una vez que nos alcanzó en el vestíbulo-. Moody dice que no la vio por ningún lado durante la segunda prueba, ni cerca de la mesa del tribunal ni cerca del lago.

-¿Serviría de algo pedirte que lo olvidaras, Hermione? -le preguntó Ron.

-¡No! -respondió ella-. ¡Tengo que saber como escuchó mi conversación con Viktor! ¡Y como averiguó lo de la madre de Hagrid!

-¿No la puedes convencer de que se dé por vencida? -Ron se dirigió a mí.

-Estoy con ella en esto -respondí yo-. Una cosa es que sea una odiosa, y otra muy distinta es que esté traspasando los límites del colegio y probablemente de la privacidad de los estudiantes para conseguir sus absurdas historias -Hermione asintió con suficiencia.

-A lo mejor ha colocado micrófonos ocultos -sugirió Harry.

-¿Micrófonos ocultos? -repitió Ron, sin entender-. ¿Qué son?

Y Harry le explicó lo que eran y su función. Ron estaba fascinado, pero luego de un rato, Hermione los interrumpió.

-¿Pero es que nunca leerán Historia de Hogwarts?

-¿Para qué? -repuso Ron-. Si tú te lo sabes de memoria... Solo tenemos que preguntarte.

No pude evitar soltar una risita.

-Todos esos sustitutos de la magia que usan los muggles (electricidad, informática, radar y todas esas cosas) no funcionan en los alrededores de Hogwarts porque hay demasiada magia en el aire. No, Rita está usando la magia para escuchar a escondidas. Si pudiera averiguar lo que es... ¡Ah, y si es ilegal, la tendré en la palma de mi mano!

Charlotte y el Cáliz de FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora