Al día siguiente desperté con un rastro de dolor de cabeza por haber llorado la noche anterior. Aunque era poco; conversar con las chicas realmente me ayudó.
-¿Te sientes mejor? -Lavender era quien preguntaba, mientras se terminaba de poner las medias.
-Sí, bastante -le sonreí, mientras empezaba a vestirme-. Muchas gracias, a todas, en serio. Fue muy lindo lo que hicieron.
-No tienes de que agradecer -dijo Parvati-. Si quieres hablar alguna vez, de cualquier cosa, aquí estaremos.
Ambas salieron tomadas del brazo, luego de despedirse con la mano. Hermione se sentó al borde de mi cama a esperar mientras yo terminaba de cambiarme.
-Tengo algo que decirte -puso una expresión seria, mientras yo me arreglaba el cabello en una coleta alta-. No te lo dije ayer porque estabas mal.
-¿Qué ocurre?
-Bueno, Ron... no creo que les vaya a hablar muy pronto a Harry... o a ti...
-Tiene que ver con el Torneo, ¿no? -mi expresión se ensombreció-. Él también piensa que fuimos nosotros.
-No lo creo, no en realidad -dijo Hermione. La miré con una ceja alzada-. Mira, solo dale tiempo, lo entenderá.
-Intentaré hablar con él de todas maneras -le aseguré, terminando de ponerme la túnica y lista para ir al comedor.
-Está desayunando ahora, probablemente -asentí-. Lo vi salir de la sala común hace un rato. Es que me desperté bastante temprano -me explicó-. Si quieres puedes ir con él. Yo intentaré distraer a Harry un poco, yendo a caminar por el lago. Le llevaré tostadas, así que te acompaño al Gran Salón.
-Bien.
Salimos del dormitorio y luego de la sala común, mientras hablábamos de lo que había ocurrido, y yo la ponía al tanto de todo lo que se había hablado en cuanto cruzamos la puerta por la que se dirigieron los campeones. Hermione nos creía, y se puso a crear bastantes teorías en el camino, así que la dejé contarme todo, mientras yo escuchaba a medias, pensando en si tendría finalmente el valor de entrar en el comedor para enfrentar al resto del colegio.
Finalmente llegamos a la enorme entrada del Gran Salón.
-...así que creo que deberías escribirle -concluyó Hermione, algo que no entendí del todo-. Bueno, vamos, entremos.
-Hermione... de hecho, creo que voy a... hacer eso que mencionabas...
-¿Escribirle a Sirius? -terminó mi oración-. Sí. Te digo que es una buena idea, y de todas maneras, no creo que no se entere. Nos vemos luego, Lottie.
Y entró al comedor. He de admitir que era una buena idea, aunque me sentí culpable al no haberla escuchado en todo momento. Tomando su sugerencia, pasé por pergamino y pluma, y empecé a caminar sola hacia la pajarera de las lechuzas. No fue un mal recorrido, estuvo calmado y silencioso al no haber ningún estudiante en los alrededores, pero me habría gustado que estuviéramos los cuatro: Harry, Hermione, Ron y yo, tan alegres como siempre, conversando de cualquier cosa que se nos hubiera ocurrido. Di un largo suspiro antes de por fin entrar en la pajarera. Busqué a Lucy con la mirada y fui a ubicarme junto a ella. Hedwig también voló hasta mí y se dejó acariciar, ululando con alegría.
-Estoy de vuelta otra vez, ¿me extrañaron? -ambas ulularon al mismo tiempo en tono afirmativo, o bueno, al menos a mí me sonaba a un tono afirmativo-. No se enfaden conmigo, pero hoy no les pude traer ninguna golosina. Venir aquí fue una decisión de último minuto, ¿saben?
Me di cuenta entonces, de que quizás a ninguna le interese mucho mi monologo. Volteé a verlas, y ambas estaban bastante entretenidas picoteando algo en un agujero de la pared.
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Charlotte y el Cáliz de Fuego
FanficCon una tristeza profunda en el corazón, Charlotte empezará su cuarto año en Hogwarts, aunque no tendra mucho tiempo de entristecerse, con lo que vendrá con el tiempo. Además de tener que cambiar de apellido por los peligros que corre, pero ¿será lo...