Capítulo 2

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A los dos días recibí una carta de Harry que me alarmó un poco, era breve, pero sus palabras eran claras. Me decía que había tenido una pesadilla y que le había dolido la cicatriz. A oídos de cualquiera que no conociera su historia sonaría como una trivialidad, pero en su caso era importante, pues la última vez que eso había pasado fue porque Voldemort estaba cerca de él. Pero Voldemort no podía estar con él en Privet Drive, ¿o sí? Ya habría intentado matarlo de ser así. En todo caso, le envíe una respuesta, también breve, diciéndole que apenas nos viéramos, me explicara con detalle que había pasado, y que contaba conmigo para cualquier cosa.

El lunes de la semana siguiente cuando Percy y el señor Weasley volvieron del Ministerio, el último nombrado lo hizo con una gran sonrisa en la cara y una bolsa. Entonces, nos contó que había conseguido entradas para el Campeonato Mundial de Quidditch: Irlanda contra Bulgaria, y que su compañero de trabajo le había prestado su carpa, pues él no podía ir debido a su lumbago. Todos celebramos bastante la noticia, incluso yo, que no quería invitarme automáticamente a la actividad, pues sería de mala educación. La señora Weasley me retuvo en la mesa una vez que los chicos salieron a jugar quidditch improvisado afuera.

-¿Podrías ayudarme en algo, querida? -me preguntó, sentándose a mi lado, y sacando un sobre, una pluma y un trozo de pergamino ya escrito.

-Claro que sí -dije con una sonrisa-. Dígame en qué puedo ayudarle.

-Necesito la dirección de Harry, para poder enviarle una carta a sus tíos, pidiendo permiso para que lo dejen venir con nosotros al Mundial y para que se quede aquí el resto de las vacaciones. Nosotros lo iríamos a buscar el domingo, claro, así ellos se ahorran el largo viaje -me explicó.

-No hay problema -ella sonrió y puso la pluma lista para escribir, esperando a que yo le dictara-. Bien, vive en Privet Drive 4, Little Whinging, Surrey.

-Muchas gracias, Charlotte -me dijo-. Enviaré la carta hoy, para poder recibir la respuesta de Harry cuanto antes. Por cierto, Hermione, llega esta tarde. Le hemos escrito a sus padres y también vendrá. Supongo que Ginny, ella y tú se harán buena compañía estando allá.

-¿Yo también iré al Mundial?

-¡Claro que sí! -exclamó ella, poniendo la carta en el sobre y sellándolo con magia. Luego poniendo literalmente una capa de estampillas encima del sobre, a excepción de la parte donde iba la dirección-. No creías que ibas a quedarte aquí mientras los demás iban, ¿o sí? -asentí lentamente. Ella se rio y tomó su bolso-. No digas tonterías. También irás y no hay nada más que hablar. Bien, iré a dejar esta carta al correo muggle que hay en el pueblo. No creo que a los tíos de Harry les haga mucha gracia recibir una lechuza. Espero haber puesto suficientes estampillas.

Y salió con paso rápido de la casa, justo al tiempo en que entraba Ron por un vaso de agua.

-¿A dónde fue? -me preguntó, refiriéndose a su madre.

-A enviar una carta a los tíos de Harry por correo muggle, para ver si lo dejan venir e ir al Mundial -expliqué.

-¿En serio? -asentí-. Tengo que escribirle a Harry de todas maneras. Te aseguro que lo iremos a buscar lo quieran los muggles o no. No puede perderse algo así. Enviare a Pig con la carta.

-Recuérdame, ¿por qué le dices Pig a tu lechuza? -el año anterior, Sirius le había regalado a Ron una pequeña lechuza para disculparse por haberlo dejado sin rata, y desde que llegué a La Madriguera, la han llamado Pig.

-Ginny le puso como nombre Pigwidgeon -dijo él con un suspiro cansado-. Y ahora no responde a otro nombre, por más que intente cambiarlo.

Me reí y ayudé a Ron a escribirle a Harry. Luego, le ofrecí a Lucy para que llevara la carta, pues no sabía si Pig aguantaría el viaje, pero insistió en enviar a la pequeña, pues dijo que quería deshacerse de ella un rato. Aunque yo conocía a Ron lo suficientemente bien como para no tomarme sus palabras muy en serio. Se quejaba constantemente de lo inútil que era Scabbers, pero el año anterior, cuando pensó que se había muerto, lo sufrió bastante.

Charlotte y el Cáliz de FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora