Capítulo 10

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Miré hacia el cielo y vi que algo verde y brillante había salido desde la oscuridad. Por un segundo tuve la esperanza de que hubieran sido los leprechauns, pero lamentablemente no. Entonces, fijándome mejor en la imagen que se había formado, pude ver que se trataba de una calavera inmensa, de color verde, y con una lengua en forma de serpiente que le salía de la boca. Sentí que mientras más la miraba, más empezaba a agrandarse en su humo verdoso, expandiéndose como el agua en el mar.

De la nada, el bosque, antes silencioso, se llenó de gritos, no sé exactamente por qué, pero uniendo puntos, supongo que sería por la imponente calavera que se extendía en el cielo, ya casi tan grande como para cubrir el bosque entero.

-¿Quién está ahí? -gritó Harry, nuevamente.

-¡Harry, vámonos, muévete!  -Hermione le tironeó unas cuantas veces la parte trasera de la chaqueta, para luego hacer lo mismo conmigo.

-¿Qué pasa? -preguntaba Harry, mientras se daba vuelta.

-¡Es la Marca Tenebrosa, Harry! -chillaba Hermione, desistiendo de su tarea de tironearlo a él, con una cara de terror inconfundible-. ¡El signo del Innombrable!

-¿El de Voldemort? -pregunté yo esta vez.

-¡Sólo vámonos, por favor! -suplicó Hermione.

Harry se volteó, y mientras Ron recogía su estatuilla de Krum, me tome nuevamente de la manga de mi azabache amigo. Empezamos a cruzar el claro, pero a tan solo unos pasos, una serie de ruidos anunció la sorpresiva aparición de unos veinte magos que nos rodearon, con la varita levantada. No entendía por qué, hasta que Harry gritó:

-¡AL SUELO! -tomó a Ron y a Hermione de las chaquetas, pues a mí no había necesidad de sujetarme: estaba tan fuertemente sujeta a su chaqueta, y las piernas me temblaban tanto, que caí en el momento en que Harry cayó al suelo, con su codo enterrándose en mis costillas. Vaya, ni siquiera he llegado al colegio y empezamos con los moretones. Y yo que quería llegar ilesa.

-¡Desmaius! -gritaron las veinte voces al unísono.

Hubo una serie de destellos cegadores, que no me atreví a mirar. Al tener la mejilla derecha apoyada contra el suelo, pude ver como a mi lado Harry levantaba la cabeza apenas unos centímetros, mirando por encima de nosotros.

-¡Alto! -gritó una solitaria voz, que se me hacía bastante familiar-. ¡ALTO! ¡Es mi hijo!

En ese momento tuve la valentía de despegar mi mejilla del suelo y levantar la mirada hacia donde provenía la voz. Era el señor Weasley, avanzando hacia nosotros con un gesto aterrorizado.

-Ron... Harry... -su voz temblaba-. Charlotte... Hermione... ¿Están bien?

-Apártate, Arthur -dijo otra voz, fría y cortante.

Resultó ser el señor Crouch. Él, junto al resto de magos se empezaron a acercar a nosotros, aunque el señor Crouch parecía ser el único que aún nos miraba con rabia contenida, y aún también nos apuntaba con su varita. Los cuatro nos levantamos de golpe.

-¿Quién de ustedes hizo esto? -preguntó el señor Crouch, bruscamente-. ¿Quién de ustedes invocó la Marca Tenebrosa?

-¿De qué está hablando? -exclamé.

-¡Nosotros no invocamos eso! -dijo Harry, señalando la calavera.

-¡No hicimos nada! -dijo Ron a su vez, frotándose un codo, y mirando hacia su padre-. ¿Por qué nos atacan?

-¡No mientas, Potter! -gritó el señor Crouch, que apuntaba a Ron con la varita, mirándonos con los ojos fuera de órbita-. ¡Los hemos descubierto en la escena del crimen!

Charlotte y el Cáliz de FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora