Capítulo 25

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Hendery se despertó de golpe al reconocer los sonidos. Los niños del hogar solían tener pesadillas seguido, muchos de ellos llegaban hasta su habitación buscando consuelo, así que apenas escuchó los gritos incoherentes y los sollozos corrió hasta el lugar de origen.

Haechan estaba enredado entre las gruesas mantas otoñales desesperándose en sueños, las lágrimas manchaban su rostro aniñado que estaba arrugado en una angustiante expresión, chillando por ayuda.

Se le acercó con cuidado, llamándolo por su nombre y presentándose antes de intentar tocarlo, le quitó las mantas del cuerpo y le sujetó las frenéticas manos con las que estaba lastimándose.

—Hey, Haechannie, está bien —lo arrulló—. Estás bien, estás a salvo.

Hendery no conocía la historia de Haechan, no eran tan cercanos como para hablar del tema, pero se hizo una vaga idea por los gritos de auxilio, los ruegos y la necesidad por sus padres.

Haechan despertó mojado en sudor frío. Estuvo confundido los primeros segundos, las lágrimas seguían cayendo, las emociones mezclándose hacían que su cabeza palpitara. Miró a la persona que lo sostenía a través de sus pestañas mojadas, angustiándose aún más cuando no lo reconoció.

—Haechan, es hyung —le habló el chico con voz cálida—. Estás bien, te prometo que estás bien.

El rubio volvió a cerrar los ojos, esta vez hundiéndose en los brazos del mayor, el llanto no había cesado, ahora acompañado por espasmos de su cuerpo. Hendery lo apretó fuerte contra sí, acariciándole el costado de la espalda.

Haechan nunca lo había llamado "hyung", aunque lo presentaba a todos como su hermano mayor. Había estado bien con eso porque a ninguno de sus amigos mayores los llamaba con honoríficos, pero pensó que lo que el chico necesitaba en ese momento era un hermano mayor que lo protegiera, aunque la palabra hubiese sonado incómoda en su boca.

—Hey, nosotros nos encargamos —el susurro desde la puerta lo hizo saltar en su lugar.

Sus padres estaban en la puerta, Johnny sonreía con cansancio, Ten sostenía un vaso con agua, ambos parecían querer avanzar hasta ellos, pero por alguna razón no lo hacían.

Hendery no quería que se acercaran, incluso sabiendo que Haechan los había estado llamando, no quería separarse del menor, no quería que se sintiera desprotegido ni siquiera por un segundo, así que lo sujetó más fuerte y los ignoró.

Los adultos se miraron con complicidad. Ten desapareció mientras que Johnny caminó hacia ellos, se detuvo para recoger un viejo peluche colorido que acomodó en la mano de su hijo menor y se sentó en la cama, acariciándole el cabello sudado.

—Solecito, estás en casa —le habló suavemente—. Nadie va a separarnos. Estamos aquí para protegerte, príncipe.

Haechan lloró más fuerte, escondiéndose en el pecho de su hermano.

Hendery se dio cuenta de que Ten estaba de regreso cuando sintió una manta arropándole la espalda, les besó la cabeza a ambos y sostuvo la mano del menor, se mantuvo en silencio a diferencia de Johnny, supuso que era por las lágrimas que corrían por sus mejillas.

—Va a pasar un par de veces. —Le informó su padre—. No tienes que quedarte, nosotros vamos a cuidarlo.

Hendery no sabía cómo explicarles sin ofenderlos que necesitaba asegurarse de que Haechan estaba bien y no había otra forma más que sosteniéndolo, pero no pareció ser necesario porque ellos no trataron de echarlo otra vez y él pudo quedarse hasta que Haechan se durmió.

Haechan no cruzó miradas con él al día siguiente, ni siquiera intentó disimular que estaba evadiéndolo. Pensó que había cometido un error y no estuvo seguro de si debía ir a su habitación cuando lo escuchó a medianoche, al final decidió hacerlo de todos modos.

El chico estaba despierto, escondido entre sus mantas con el viejo peluche de llama entre sus manos, cuando sintió a alguien caminando hacia él se destapó y miró con lágrimas en los ojos al chico que se había quedado completamente quieto al verse atrapado.

Hyung, ¿no vas a abrazarme?

Hendery tuvo un cortocircuito al escucharlo, una parte de él quería golpearlo por llamarlo así, sonaba raro y tonto, pero la otra parte, la que hizo funcionar a su cuerpo, quiso arrullarlo.

Haechan lloró un poco más en sus brazos, temblando y jadeando, apretando con una mano el brazo del castaño y con la otra a su peluche. Hendery esperó con paciencia que se calmara lo suficiente para descansar, sorprendiéndose cuando lo escuchó hablar.

—¿Estás despierto? —Después de recibir una respuesta positiva continuó—. No tienes que hacer esto. Hyung, regresa a dormir.

—¿No eras tú el que quería un abrazo?

—Ya no quiero, vete.

Hendery se rio, sin moverse. Creyó que el menor se había dormido hasta que lo escuchó otra vez.

-Pero es mejor que aparezcas tú, no me gusta cuando vienen ellos -murmuró-. Odio hacerlos sentir triste, pero sigue pasando, todos los años. Ojalá pudiese borrar esos recuerdos de mi cerebro, y el de ellos.

Hendery no tenía mucho por decir, supuso que una interrupción era lo que el chico necesitaba así que lo dejó descargar sus pensamientos, aunque no lo entendiera completamente.

—¿Piensas que fue destino o coincidencia que nos encontraran?

Ni siquiera tuvo que pensar la respuesta.

—Destino —dejó escapar una sonrisa.

—¿Sí, verdad? Ellos son geniales —suspiró el rubio—. Así que no deberías escaparte sin avisar, la parte de no avisar es la que les molesta.

—Mira quien habla, tú estabas castigado por lo mismo cuando llegué.

—Porque fui a verte, por eso no les avisé. Yo me porto bien.

Hendery resopló y Haechan rio, ambos sabiendo que no era completamente cierto. Hubo un momento de silencio antes de que Haechan se girara a verlo con vacilación, como si quisiese decirle algo, pero no supiera cómo hacerlo.

—Nosotros también... Seguramente estábamos destinados a ser hermanos, ¿no?

Hendery asintió, no muy seguro.

No lo había pensado antes, Suh Haechan seguía sintiéndose como una amenaza a veces, tampoco eran particularmente cercanos, pero había momentos como su primer encuentro, como la noche en que lo convenció de quedarse y ese que estaban viviendo que se sentían correctos, como si el estar el uno para el otro fuera la única forma en que debería ser. Suponía que a eso se refería con que estaban destinados.

Hendery esperó despierto que Haechan lo necesitara las dos noches siguientes, hasta que el dueño de habitación le ofreció una pijamada, lo que se repitió un par de noches más. Sus padres se paseaban por fuera, a veces entraban a asegurarse de que estuviesen bien o a regañarlos por hacer tanto ruido jugando, pero por lo general los dejaban compartir tranquilos, felices de verlos apoyándose.

Sunflower | NCT/WAYVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora