Capítulo 13

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Hasta el momento, la familia Suh parecía ser una perfecta representación de sus fantasías más amorosas. Johnny era un pilar de confianza, guiando con paciencia y palabras dulces; Ten entregaba alegría y cariño en forma de besos y abrazos; y Haechan era un molestoso hermano menor con un extraño sentido del humor que justo era su tipo. Kunhang no estaba seguro de qué papel podría cumplir, pero estaba esforzándose por cubrir cualquier espacio vacío, aprovechando cada momento de cálido amor esperando acostumbrarse.

Había algo que admiraba mucho de los adultos: trabajaban durante gran parte del día y volvían a casa cansados e incluso adormilados, sin embargo, se daban el tiempo de escuchar y hablar durante la cena con una sonrisa o una mueca de preocupación, según lo ameritara. Era algo que realmente amaba. Nunca le había importado tanto a alguien como para ser el centro de atención de brillantes ojos interesados, y ahora tenía tres pares cada tarde.

El sábado se había convertido inevitablemente en su día favorito, era el día familiar.

Ten trabajaba durante la mañana y Haechan se levantaba tarde, era el único día en que se saltaba el desayuno, así que solo eran él y Johnny en la cocina.

Durante la semana asistía al alto con el desayuno y la cena, pero los sábados, Johnny le daba más espacio para explorar las recetas. Se había convertido en una actividad solo de ellos. Adoraba la forma en que le enseñaba, sin presionarlo, nunca elevaba la voz para corregirlo y sus felicitaciones sonaban genuinas.

Era el único momento en que podía estar a solas con Johnny. Haechan se le pegaba apenas regresaba del trabajo, y él no quería interrumpirlos, el menor parecía tener un muy obvio favoritismo entre sus padres, no quería provocar celos. De todos modos, no se quejaba, porque el resto del tiempo tenía a Ten sólo para él.

—¿Y qué hago ahora? —Kunhang observaba con curiosidad la comida comenzando a hervir.

Johnny rio ante su impaciencia y le acarició el cabello, revolviéndoselo todo.

—Esperar —se encogió de hombros. Lo miró unos segundos, dudoso de decir sus pensamientos, pero finalmente lo soltó—. Hendery, ¿te gusta estar aquí?

El chico notó con dolor el momento en el que sus pulmones decidieron que no deberían seguir funcionando. Había tantas razones por las que Johnny le estaba preguntando eso y todas eran malas.

Por suerte, no debió responder. Ten hizo una ruidosa entrada que llamó la atención de todos los habitantes.

—¿Dónde está mi amada familia? —Vociferó—. ¿Quién será el afortunado en darme un masaje de pies? Creo que será el hombre que prometió que me haría feliz cada minuto de mi vida.

—Ya estás muy viejo —se burló Haechan, saliendo de su habitación para molestar a su padre—. ¿Ya elegiste tu geriátrico? Porque tengo algunas opciones.

—¿Sabías que aun puedo devolverte? —Contestó Ten en el mismo tono.

Kunhang sabía que estaban bromeando, que ellos tenían una relación que se basaba en molestarse, pero para él fue un recordatorio.

La incomodidad en su pecho, que creyó dejar en la cocina, se hizo más obvia.

Este tipo de sensación incómoda había estado sucediendo con incluso más frecuencia que cuando recién había llegado. entre más cómodo se sentía entre ellos, más miedo tenía de fallar. Ni siquiera él entendía en qué, pero todo su cuerpo sentía que estaba siempre en el abismo de caer en un error que le costaría su sueño casi cumplido.

Trató de concentrarse en el postre que estaba haciendo, forzándose a enterrar los pensamientos que, como espinas, trataban de reventar su burbuja de felicidad, fue fácil con Ten besándole la frente y repitiendo el apodo que le había puesto.

—Wow —exclamó el menor de los adultos probando cada comida que había preparado—. Tienes manos talentosas, girasol. ¡Estoy tan orgulloso de ti, cariño!

Se sentía bien cuando Johnny lo felicitaba, pero cuando el castaño lo hacía se sentía diferente, si lo decía él, entonces Hendery en verdad podía creer que lo que había hecho era válido. Ten era su persona favorita en todo el mundo, por eso su aprobación era lo más importante, así podía recibir un abrazo, un apodo cariñoso, una sonrisa gatuna e incluso un besito.

Quizá porque lo veía de esa forma, conocer a Ten enojado fue tan aterrador.


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En mi cabeza, esta historia ya está terminada, son mis dedos los que no conectan con mi cerebro pero me estoy esforzando

Sunflower | NCT/WAYVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora