Sunrise

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Los cumpleaños habían sido un evento especial desde que tenía memoria, cuando era pequeño eran divertidos, cuando Hendery estaba con él y le ayudaba a robar dulces y globos, ahora solo eran un recordatorio de que el tiempo había pasado demasiado rápido, pero al mismo tiempo no lo suficientemente rápido. Lo hacían sentir consciente de que estaba atrapado ahí.

Se había dado cuenta de que habían transformado las festividades en una granja interactiva, podía ver a algunos adultos mirando a los niños, demasiado cerca de algunos. Sungchan podía entenderlo un poco, los niños se veían felices en las fiestas, cuando están felices difícilmente se ven las imperfecciones, era la oportunidad para ser escogido, el problema era que solo los niños grandes como él se daban cuenta y ellos nunca eran los elegidos.

De entre todos los adultos había un hombre en particular que le llamó la atención, alto y musculoso, con una sonrisa amable, pero estaba más interesado en hablar con los cuidadores que con los niños, aunque no fue suficiente para distraerlo de su misión, así que se escabulló con los envases vacíos que tomó prestado sin preguntar de la cocina.

Estaba tan concentrado en escarbar la tierra que no se dio cuenta de la persona parada a su lado, observándolo, hasta que el sujeto se agachó y lo ayudó a atrapar a una ranita saltarina.

Sungchan se quedó petrificado un segundo, pensando en qué hacer o decir, rápidamente componiéndose, mostrando una inocente sonrisa.

—No creo que deberías estar aquí —comentó el adulto.

Y si había algo que Sungchan odiaba con todo su ser era que le dijeran qué hacer, la inocencia fingida desapareció y su tono picarón hizo aparición.

—No, tú no deberías estar aquí —contestó—. ¿Sabes lo mal que se ve que estemos tú y yo aquí solos? No van a dejarte escoger un niño si no te vas ahora mismo.

El hombre se rio con sarcasmo, asintiendo con la cabeza, pero no se movió, en cambio tomó uno de los envases vacíos y lo ayudó a meter bichitos en silencio.

Sungchan le permitió quedarse porque no le estaba haciendo preguntas, no creía que fuera una mala persona, pero le daba una vibra extraña.

—¿Por qué estás aquí en verdad? —Le preguntó fingiendo indiferencia.

—Solo vine a asegurarme de que todo esté yendo bien —murmuró—. Y me gusta el pastel.

Sungchan miró los bichitos que estaban recolectando con una mueca.

—Si te portas bien no le pondré gusanos a tu porción —le dijo.

Se encontró con la mirada del adulto, una combinación entre la confusión y el entendimiento.

—¿Muchas gracias?

—¡De nada!

El sujeto no hablaba mucho así que Sungchan se encargó de llenar los silencios, él era muy bueno en eso, a todo el mundo le molestaba que hablara tanto, pero el hombre no le había pedido que se callara ni se había alejado, en realidad parecía estar llevándole el ritmo bastante bien así que asumió que no había problema, lo había hecho reír un par de veces incluso.

Al llegar a la fiesta principal donde la música y las risas se mezclaban, Sungchan se detuvo ante la cantidad de adultos moviéndose con estúpidas sonrisas entre los inocentes niños.

—¿Tú también estás escogiendo un pollo? —Le preguntó al adulto que lo acompañaba, aun decidiendo si el hombre le agradaba.

—¿Un qué? —Lo miró con curiosidad.

—Un niño —explicó, casi riéndose de su analogía—. Míralos, ¿no lucen como si estuviesen eligiendo un pollo en un gallinero?

El castaño siguió la mirada del niño, las parejas moviéndose de un niño al otro, algunos tratando demasiado que les prestaran atención, interrumpiendo la diversión de los pequeños.

Sunflower | NCT/WAYVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora