Después de la muerte de Toga Taisho, la guerra dio un giro brutal. Con Sesshomaru a la cabeza, las tácticas se volvieron mucho más ofensivas y directas; mucho más letales. Aún si esto significaba acabar con pueblos y ciudades enteras; si el enemigo lo había invadido, lo único que quedaban eran cenizas y escombros. Y si sus hombres no podían continuar, él lo hacía por ellos, dejando una estela de destrucción a su paso sin medir las consecuencias. Ni siquiera resultar herido parecía frenarlo, pues sin importar cuánta sangre derramase, cuantas veces laceraran su piel o lo lastimaran seriamente, ignoraba cualquier dolor y seguía adelante. Muchos creían que había perdido toda sensibilidad y ahora era inmune al dolor. Otros pensaban que, de hecho, lo disfrutaba.
Nadie sabía que él, si no podía evitarlo, lo recibía sin oposición y su número de cicatrices aumentó. No le importaban siempre y cuando ganara la pelea.
Pronto, su ejército y los aliados aprendieron tanto a temerle como a respetarle. Sus métodos no eran aprobados por todos, pero no podían negar su efectividad.
Demonio Blanco se convirtió en su apodo en la batalla, ya que a esas alturas muchos comenzaban a dudar de su humanidad. No sólo por su alto grado de violencia durante los enfrentamientos, sino por lo que hacía para sonsacar información a cualquier enemigo que cayera en sus manos.
Fuera esto realmente necesario o no.
Su nueva espada, Bakusaiga, parecía más una extensión de su cuerpo cuando la usaba; un siniestro destello verde era lo último que sus contrincantes veían antes de morir. Totosai a veces se arrepentía de haberla fabricado para él. No lo habría hecho sabiendo en la clase de ruin uso que le daría. Una cosa era defenderse y luchar con honor, pero en ocasiones parecía que lo único en la mente del nuevo comandante era hacer sufrir a otros tanto como fuera posible.
El apodo le sentaba como anillo al dedo.
Koga, quien había creído ser su fiel camarada de armas, tenía problemas para reconocerlo ahora. Desde la muerte de su padre, algo en él había cambiado, algo se había... roto. ¿Su cordura? ¿Su control? Ya ni siquiera estaba seguro, y procuraba tratarlo con el mayor cuidado posible. Parecía tan cómodo en medio del caos que Koga no era el único que se preguntaba qué haría fuera de éste.
La guerra llegaba a su fin, y con eso tal vez, poco a poco, las cosas volverían a la normalidad. Observó vacíamente lo que quedaba del campo de batalla. Habían logrado erradicar a su enemigo una vez más. La invasión al continente estaba remitiendo, decenas de ciudades habían sido liberadas; quedaba menos para que todo por fin acabase.
Pronto irían a casa... a las que seguían en pie, por lo menos. El este y sur del continente estaban destrozados, pero estaba seguro de que con el tiempo se recuperarían.
Tiempo... sí, era lo que todos necesitaban. Incluso Sesshomaru Taisho. Lo divisó a lo lejos, dando órdenes a los hombres más cercanos mientras limpiaba su espada. Había estado tan implacable aquel día como todos los anteriores, el bastardo ni quiera daba muestras de agotamiento.
Suspiró largamente y dio la vuelta. Faltaba poco, se repitió. Volvería a sus montañas con su gente, y todo estaría bien.
Y Taisho...
Con suerte, recobraría la humanidad que la guerra le había arrebatado.
Pero, con todo lo que lo había visto hacer, sabía que se necesitaría un milagro para eso.
...
Rin casi no fue consciente de lo que sucedió a su alrededor al momento que se anunció que la guerra había terminado tras seis largos años. Su mente estaba entumecida y casi podía jurar que hasta su corazón se había detenido. Lo próximo que supo era que lloraba como no lo había hecho en años. Le parecía que la gente ahí reunida en el salón principal lanzaba vítores, se abrazaba o caía al suelo por la impresión. Ella se tambaleó, pero no cayó, pues alguien la envolvía en un fuerte abrazo.
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Grabado en Piedra
FanfictionSessRin - AU - Rin nunca tuvo mucho interés en saber quién era el muchacho que la entrenaba clandestinamente. Para ella sólo era Yako, su amigo. Su... algo más. Pero al volver de una larga y cruenta guerra, Yako ya no es el mismo de antes. Ahora es...