Supe que fuiste a recibir a los Takeda. Según parece causaste buena impresión.
Gracias por la infusión.
Sesshomaru.
Rin sonrió al leer la nota que habían dejado en su mesita de la sala de estar durante la noche. Nada le gustaría más que tener una conversación cara a cara con él, pero como sabía que de momento no era posible, se conformaba con mensajes escritos. Justo como cuando acordaban sus entrenamientos en Tesseimori, dejándolos ocultos en aquel árbol hueco. Era agradable ver que algunas de sus tradiciones se mantenían pese a lo distinta que era la situación actual.
Gracias a esa pequeña nota sintió los ánimos renovados para enfrentar todas las actividades que tenía por delante.
Las sirvientas y la misma señora Izayoi le habían recomendado que se tomara los primeros días de su llegada para descansar y recobrar energías, y a pesar de que Rin aún cargaba el desgaste del largo viaje, deseaba aprovechar cada instante para familiarizarse con su nuevo entorno y aprender tanto como fuera posible de él.
Así que continuó con su recorrido por la fortaleza y las correspondientes presentaciones. Se centró en todo lo que le explicaban, tomando notas mentales con tanta concentración que a veces fruncía levemente el entrecejo. La llevaron a un amplio corredor en el que se exponía la historia de los Taisho por medio de elaboradas pinturas en orden cronológico, y un agradable ancianito llamado Myoga se presentó como el tutor personal del joven Inuyasha y fiel lacayo de la familia.
Era ligeramente parecido al señor Jaken, tanto por su complexión como por sus enormes ojos saltones, aunque en carácter era totalmente opuesto. El señor Jaken era inflexible y tan recto que parecía ser la personificación de una lista de reglas que debían ser seguidas al pie de la letra. En cambio, el señor Myoga era de personalidad afable. Parecía más un abuelito bonachón que un maestro, aunque su alto nivel de conocimiento era indudable.
Le resumió la historia familiar de una manera tan clara e interesante que Rin se encontró totalmente absorta, casi como si sus palabras le dieran vida y movimiento a las pinturas. Sabía algunas cosas de los Taisho, información que había ido recolectando de los soldados y de Sesshomaru a lo largo del viaje, y sabía que estaba llena de asombrosos logros, pero no hasta esos extremos que relataba el señor Myoga.
Le explicaba cómo habían unificado el oeste, convirtiéndolo en un país sumamente próspero al crear rutas de comercio y canales de comunicación entre familias y tribus que estuvieron en conflicto durante años; como aumentaron sus riquezas por el descubrimiento y explotación de metales en las montañas, perfeccionando durante décadas el procesamiento hasta que con él se obtenía materia de la mejor calidad. Le contó de su historia bélica y el gran renombre de sus guerreros, resumiendo las batallas más importantes en las que habían participado.
Eran tantos los relatos que el tiempo pasó volando mientras avanzaban por el pasillo, deteniéndose para admirar cada retrato y la historia que había detrás de del mismo.
Hasta que llegaron a la época actual, con una gloriosa pintura del padre de Sesshomaru empuñando una katana, luchando contra una horda de enemigos.
―Esto sucedió hace unos veinte años. Cuando el señor Toga contuvo la rebelión de los Hyogane y derrotó limpiamente a su líder después de tres meses de arduas batallas. Pretendían arrebatarle su lugar como soberano de Shiroyama, inconformes con la prohibición del señor de expandirse a las islas vecinas que no entraban en nuestro territorio. El señor Toga respetaba la independencia de esas islas, pero el señor Hyogane estaba iniciando una campaña de conquista sin considerar las órdenes de nuestro señor.
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Grabado en Piedra
FanfictionSessRin - AU - Rin nunca tuvo mucho interés en saber quién era el muchacho que la entrenaba clandestinamente. Para ella sólo era Yako, su amigo. Su... algo más. Pero al volver de una larga y cruenta guerra, Yako ya no es el mismo de antes. Ahora es...