¡NO LO PERMITIRÉ!

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El joven del haori a cuadros se encontraba en el suelo y éste intentó incorporarse, Azumi se acercó a él y vió una mancha de un tono más oscuro que sus uniformes, estaba herido.

Joven Kamado, no se levante... Podría empeorar dijo Kyōjurō mientras estaba en guardia viendo a aquel demonio. Trata de usar tu respiración para cerrar los vasos y evitar que sigas sangrando.

Azumi estaba a su lado, mientras tomaba su mano y trataba de enseñarle a respirar.

Tranquilo... Estaré aquí... Respira despacio. Haz que tú respiración se concentre en ese punto.

El chico se quejó un poco pero logró cerrar la herida.

Vaya, vayan, vaya... Si tenemos aquí a unos cazademonios... Y no unos cualquiera... Dos pilares... ¡HÁGANSE DEMONIOS! Aquel demonio gritaba mientras sus ojos se abrían de manera exorbitante.

Sin dudarlo, ni un segundo, Kyōjurō y Azumi negaron al unísono.

¡Jamás lo haríamos! Envejecer, morir, es lo que le da sentido y belleza a una vida humana. Es porque envejecemos, porque morimos que nuestras vidas tienen valor y nobleza.
¡Así que nuestra respuesta siempre será un no!

El demonio visiblemente se molestó y miró fijamente a Azumi. Tengo solamente una regla, con mujeres y niños yo no me meto... Pero hombres...

Sin avisar, se avalanzó sobre el rubio, Soy Akaza, la luna superior 3. este a su vez, lo frena con su katana y se miran fijamente unos momentos para aventarlo lejos. Yo soy Kyōjurō Rengoku, Pilar de la Llama.

¡VAMOS KYŌJURŌ, CONVIÉRTETE EN DEMONIO!

Kyōjurō negaba rotundamente y comenzó una lucha que jamás de había visto: un pilar de la llama contra una mismísima luna superior.

Azumi veía con atención aquella batalla, pero entre golpes y gritos, Kyojuro recibió un golpe en su ojo izquierdo, Azumi creyó que solamente era superficial, pero aún así, su preocupación la tenía al límite.

Cuando estaba dispuesta a ayudar en la batalla, iba a desenfundar su nichirin y correr a dónde estaban luchando ¡NO TE ACERQUES! Kyōjurō gritaba sin quitar la vista de su adversario.

Inosuke se acerca a ellos y mira la batalla atónito junto a Tanjiro y Azumi. Pero yo... Su respiración era cada vez más agitada, sus manos sudaban y tenía ganas de llorar por alguna razón.

Seguían los intercambios entre la katana y los puños, el viento se estremecía y los choques brillaban como si de fuegos artificiales se tratara...

Kyōjurō, ya estás cansado... Si te hicieras demonio, ¡¡¡ésta pelea sería eterna!!!

Kyōjurō lo miró fijamente mientras jadeaba... Azumi recordó su sueño... Kyōjurō jadeaba, negaba de nuevo a aquella petición y al gritar...

Kyojuro llevó su katana hacía su lado derecho, su rostro tenía sangre y otras heridas por la batalla contra éste ser.

¡ÚLTIMA POSTURA! ¡RENGOKU!

El cielo se iluminó por el fuego de aquel cazador. Pero no se había percatado de que la joven pelinegra había hecho caso omiso, se giró, puso su dedo índice de la mano derecha sobre sus labios viendo a ambos chicos, dejó su katana en el suelo, y corrió hacia donde estaba Kyōjurō.

Respiración del Cerezo, Séptima postura, Guardián...

Kyojuro ya iba a atacar a aquel demonio y su contrincante ya estaba por chocar contra él, pero entre ellos, apareció una chica de entre unos pétalos de cerezo mientras un pequeño escudo de pétalos se formaba entre ellos haciendo de refuerzo ambos brazos. ¡NO TE DARÉ ESE GUSTO! ¡NO DEJARÉ QUE TE LO LLEVES!

Amor Eterno (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora