Capitulo 2: Medianoche

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El señor de la familia, atendió el llamado de aquel cuervo llevando consigo a otros pilares.

Al llegar al pueblo, vieron una verdadera masacre: cuerpos de hombres, mujeres y niños en todos lados. El pequeño plantío de arroz que tenían era del color de la sangre. El ambiente mismo parecía que un ser malévolo decidiera divertirse con aquellas desafortunadas personas.

Rengoku-san... Un kakushi se acercaba a él ¿No se supone que las glicinias protegían el pueblo?

Tienes razón, se supone... Suspiraba viendo a su al rededor.

Durante todo el día, el señor Rengoku, junto a los kakushi les dieron una sepultura digna, pero llamó su atención una mujer a las orillas del pueblo, su brazo se extendía hacia el bosque mientras sonreía tranquila a pesar de todo.

Señor dijo un kakushi con un tono de voz respetuoso Hemos encontrado un hombre con un hacha en su mano derecha, parece que peleaba más que los demás pero... Encontramos rastros de una pequeña muñeca de paja Le mostraba aquella muñeca y por una corazonada, toma aquel juguete y lo guarda en su vestimenta. Dile a los demás que tengan cuidado, es posible que esa cosa esté cerca.
Toma a la mujer entre sus brazos y la lleva al lugar donde estaban dando sepultura a los demás cuerpos, para después irse de ese lugar y regresar a casa.

Kyōjurō recordaba que, ese día  todo iba bien hasta que llegó la medianoche...

La pequeña Azumi gritó desesperada mientras trataba de safarse del agarre de la señora Ruka mientras ésta trataba de calmarla. Shinjirō llegaba a casa, pero al escuchar el alboroto, corre a su casa, y al entrar, buscaba a su familia, y al llegar a la recámara de su hijo, ayuda a su amada esposa a tranquilizar a la niña pero nada funcionaba.

El pequeño Kyōjurō respiró hondo y simplemente se acercó a ella. Empezó a acariciar su cabeza mientras decía que todo iría bien... La señora Ruka y su esposo se quedaron atónitos ante la acción y reacción de ambos pequeños.

Azumi dejó de luchar y solo jadeaba levemente por el esfuerzo, a lo que abrió levemente sus ojos y comenzó a llorar diciendo que sus padres estaban lejos... Que su voz y por más que corría, no los alcanzaba.

El señor Shinjirō recordó la muñeca que había encontrado y se la mostró a la pequeña, a lo que ésta lloró desconsoladamente y abrazó la muñeca con fuerza Mamá... Papá... Frotaba su cara contra la muñeca y de tanto llorar, se quedó dormida a lado de Kyōjurō, y este a su ves, la abrazaba con fuerza.

La familia Rengoku tenía planes de hacerla sentir en casa ya que, la pareja, había decidido dejarla vivir con ellos.

Ella era retraída y sólo hablaba a veces con Kyojuro, se limita a asentir o negar a los señores Rengoku.

Durante esos días, mientras la señora Ruka veía a sus dos amores entrenar, mientras esperaba pacientemente el tercero, Azumi empezó a acercarse más y trataba de hablarle a la señora Ruka. No tenía mucho que decir, pero cada día hablaba más y más.

Pasadas unas semanas, Kyōjurō y Shinjirō estaban entrenando en el patio de su casa cuando la pequeña Azumi se acercó al mayor y con una reverencia se dirige a él.

P-por favor, ¿Podría entrenarme también? Quiero proteger a vió a Kyōjurō y cerró sus pequeños puños a la altura de su mandíbula mientras sus ojos brillaban emocionados.

Éste detuvo el entrenamiento y con una mano en la cintura con una tierna sonrisa y se agacha a su altura.
Azumi-chan, ¿estás segura? Esto no es un juego... Deberás dar lo mejor de ti sin importar qué suceda.

¡Siempre seguiré adelante! ¡Alguien decía que si quieres proteger algo, debes luchar por ello! Decía decidida con la muñeca en el pequeño bolso de su ropa.

Shinjiro acarició su cabeza.
Adelante, pequeña. Te has ganado esa oportunidad por tu valentía.

Kyojuro y Azumi celebraron con una gran sonrisa, la pequeña corre a dónde estaba la señora Ruka y le dió la pequeña muñeca. Tome, Ruka-sama. Es para que cuide de usted y del hermanito de Kyo.

La señora Rengoku la tomaba con cariño y asentía mientras acariciaba su cabeza. Gracias, pequeña. La atesoraré mucho.

Azumi, contenta, se dirige a dónde estaban padre e hijo viendo aquella escena.

Gracias escuchó a un lado de ella y sonrió sabiendo que esa voz era de Kyōjurō.

Los días pasaron y ambos niños eran entrenados para poder ser usuarios de las posturas de la llama. Un día mientras entrenadaban, la señora Ruka se quejó dentro de la casa... El nuevo integrante de la familia venía en camino.

Ambos pequeños estaban ansiosos y al conocer a ese pequeño Rengoku, ambos niños celebraron emocionados mientas sus ojos brillaban

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Ambos pequeños estaban ansiosos y al conocer a ese pequeño Rengoku, ambos niños celebraron emocionados mientas sus ojos brillaban.

Pasaron los días, los tres pequeños crecieron más y más. El entrenamiento de ambos estaba dando frutos y el señor Rengoku lo notaba... Pero esos días felices estaban contados...

La desgracia, volvería a tocar las puertas de esa feliz familia.

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