Capitulo 19: La tierra de los caballeros

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Cuando despertó de sus siesta en el avión, se encontraban ya en el territorio inglés; recostado en los muslos de Morgana quien acariciaba su cabello con lentitud, tenia una leve sonrisa que le mostraban cierta alegría, sus ojos azules eléctrico brillaban con cariño y su cuerpo le brindaba un calor que solo ella podía darle. Soltó un largo bostezo mientras se estiraba un poco, quedando cara a cara con la duquesa quien le dio una leve sonrisa mientras acariciaba su cabello.

Morgana: Bueno pequeño Izuku, ¿dormiste bien?

Izuku: Sí, dormí bien Morgana y déjame de llamarme pequeño; te recuerdo que tengo quince años.

Morgana: ¿Y eso qué? Para mí siempre serás ese pequeño niño que se colaba en mi habitación porque le molestaba dormir solo y temía despertar a su mejor amiga.

 Izuku: ¡Eso solo pasó una vez!

Morgana: Claro, porque el resto de veces yo te llevaba directamente a mi habitación para que el pequeño Izuku no lloraba.

Izuku: ¡De verdad tienes un talento para sacarme de mis cabales, ¿sabes?!

Morgana: Claro de echo lo tomaré como un cumplido-Dándole un beso en la mejilla- Ahora levanta pequeño, ya llegamos y los demás nos están esperando.

Él rechisto ante como la llamó provocando que la bruja riera mientras se levantaba de su asiento, tomando su maleta de mano y esperando a que su acompañante tomara la suya para salir de aquella habitación. Lo tomó de la mano en cuanto llego a la puerta como si de un niño pequeño se tratase para empezar a caminar a través de aquellos pasillos, hasta llegar con los demás quienes saludaron de una forma tan casual que nadie creería que eran personas tan importantes en el mundo.

Al bajar del avión fueron recibidos por una enorme cantidad de medios de comunicación quienes buscaban una entrevista con cualquiera de los presentes, soltando preguntas como "Izuku Why did you decide to come to the UK? (Izuku ¿Por qué decidiste venir al Reino Unido?)" o "Why didn't you take an agency in Japan? (¿Por qué no tomaste una agencia en Japón?)" . Esto sumado a preguntas con su relación dentro de la familia real daba las alarmas en su país natal, cosa nada agradable para su vuelta y más siendo él, el representante de su este.

Soltó un largo suspiro mientras entraba a la guarnición en dirección a la oficina de Gawain, sentía el avance de su enfermedad por todo su cuerpo; siendo que tras enfrentarse a Avenger esta había avanzado sin pausa. Ahora que lo pensaba, ¿por qué el lo ataco? le había enviado aquella daga el mismo día; la verdad es que no sabía que estaba sucediendo en las demás cortes, sabía que la de Lancero fue devastada por "la plaga" pero poco más; la suya fue debilitada a más no poder, dejándolos fuera a todos sus sirvientes y a él mismo quien ya no podía acceder a su magia de estrellas a menos que estuviera en el jardín. Para cuando se dio cuenta ya estaba frente a la puerta, traía su ropa de entrenamiento clásica, si bien la academia le había obligado a montarse con el uniforme; más pronto que tarde se lo quito, así que tomo el pomo de la puerta y abrió.

Sus ojos se encontraron con dos personas, un rubio de ojos azules que usaba una armadura de plata con una capa con pelo de león en sus hombros, medía alrededor de un metro noventa y una gran espada que le llegaba hasta el pecho. El otro era un hombre de piel morena, ojos plateados como el acero y cabellera grisácea como el humo, llevaba una armadura negra idéntica a la suya con la diferencia que envés de usar un kimono como capa, llevaba dos mangas rojas en los brazos. El primero sin duda alguna era Sir Gawain, primo de la reina Altria Pendragón; la otra persona era alguien que el mismo temía, su espada quien en su vaina se encontraba enfundada reaccionaba ante él también; este era el héroe falsificador, el hombre de espadas, el héroe que solo busco el bien, aquel hombre era Shirou Emiya el rey de gran Bretaña y esposo de Altria Pendragón-

Danza de Hierro y Fuego: El regreso al RagnarokDonde viven las historias. Descúbrelo ahora