Caster de la vida, ese era el titulo que se le encomendó a los nueve años; junto a ella los otros ocho también recibieron este nombramiento con su respectiva clase. Tuvo que convivir con cada uno en sus misiones o reuniones, ya sea por un motivo u otro; aunque de normal prefería encerrarse en su biblioteca a leer. Siempre estaba al pendiente de todo lo que sucedía con sus compañeros, viendo todo desde ahí; por eso sabía quien venia a paso apresurado a su reino, surcando los cielos a toda velocidad. Tenia que arreglarse si quería recibirlo en optimas condiciones; un chasquido basto para arreglar el lugar, colocando los libros en su lugar; un segundo para acomodar su cabello y el tercero para tomar una ropa más acorde con la situación.
El sonido de un aterrizaje en las puertas de su palacio era suficiente aviso, llevando su liso cabello castaño caer hasta mitad de su espalda, vistiendo aquel vestido rojo que estaba apunto de rozar con el suelo de no ser por sus tacones del mismo color, en conjunto de aquella bufanda que era sostenida por sus brazos morenos. Al abrir aquella puerta sus ojos de miel se encontraron con las frías estrellas del equilibrio; sus tres pares de alas blancas desplegadas con majestuosidad eran temibles y el hecho de que su mano izquierda se encontrara sosteniendo la empuñadura de su espada no era algo agradable a pesar de tener su grimorio a la mano.
-¿Qué te trae por aquí Ruler? Normalmente no visitas mi corte-Tomando la iniciativa de la conversación-.
-Normalmente no, ciertamente la mayoría de veces no pienso en este sitio lleno de eruditos como tú pero necesito de tus servicios amiga mía.
-¿Necesitas mis servicios?, no me hagas reír, eres un gran "erudito" como me has llamado antes ¿por qué necesitarías mi ayuda?
-Me conoces mejor que nadie, me has estado viendo desde hace mucho; así que sabrás lo que necesito.
-Necesitas el permiso de Alice si quieres verlo.
-Mi palabra es la suya Caster. Ahora, llévame a él.
-Te arrepentirás.
-Nunca me arrepiento.
-Te encanta mentirte ¿no?
Él no me respondió, solo mantuvo su semblante tranquilo; de verdad que es desesperante. Di media vuelta para entrar, haciéndole una seña para que me acompañe; sus alas desaparecieron antes de entrar; escondiéndose otra vez donde sea que vayan y con una sola mirada entendió mi petición; su armadura fue dejada en el suelo dejando solo los ropajes de cuero que traía por debajo.
Caminamos uno al lado del otro, ninguno decía nada, solo mirábamos hacía el frente en busca de llegar rápidamente a nuestro objetivo. Lo inspeccione con la mirada otra vez, Ruler of the life, su nombre real es Izuku Midoriya; eso era lo principal que sabia yo de él y viceversa, el sabía cual era mi clase; una bruja que investigaba todo por curiosidad, una caster al final de todo, también sabía mi nombre, Aurora Reydend.
-¿Cuanto crees que falta para el inicio de eso?
-Una década es lo más probable, tanto Alice como el resto de dioses necesita más aliados en su bando.
-Ganaremos, estoy segura de eso.
-¿Qué te hace a firmar tal cosa?
-En palabras de María, somos la generación más fuerte hasta ahora.
-Si ustedes lo dicen.
-Te veo más apagado de lo normal Ruler -Tomando una mirada más sería- Responde ¿qué sucede?.
-Te seré sincero Aurora, no he venido aquí por "eso". Necesito que me ayudes en con algo importante.
-Te escucho Izuku, habla.
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Danza de Hierro y Fuego: El regreso al Ragnarok
FanficIncluso después de que la era de los dioses debió haber terminado, incluso después de mandar a nuestros mejores guerreros contra ellos, aun así ellos siguen controlando todo.