Incluso después de que la era de los dioses debió haber terminado, incluso después de mandar a nuestros mejores guerreros contra ellos, aun así ellos siguen controlando todo.
La peliverde despertaba a nueva cuenta en aquella cama, su largo cabello se encontraba desordenado mientras que su piel temblaba levemente por la falta de alguna prenda y como todos los días su mirada se centro en aquel chico de cabellos verdes que estaba terminando de cambiar las vendas de su brazo, ya habían pasado cinco días desde el ataque a U.S.J los cuales se les otorgo para recuperarse cosa que en parte uso para eso aunque a los dos días esta fue a entrenar nuevamente con el peliverde.
Mika: Entonces ¿Qué vamos a hacer hoy?
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Izuku: No voy a estar hoy aquí, así que tendrás que pensarlo tu sola.
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Mika: A donde vas, tal ves pueda acompañarte.
Izuku: No me puedes acompañar, al menos que quieras estar un buen rato en la policía declarando.
Mika: Espera otra ves, es la sexta ves en la semana.
Izuku: Es la condición para que no intenten arrestarme.
Mika: Tienes a Cairax, enserio ellos creen que pueden contigo.
Izuku: Si pueden, te recuerdo que tu estas por el medio- Tomándola del mentón- Y eso implica que tengo que protegerte-.
Mika: Que romántico- Abrazando su cuello- Dime aun te queda tiempo-.
Izuku: Puede que algo-.
Mika: Tal ves podamos aprovecharlo.
La chica de cabellos verdes lo tumbaría nuevamente en la cama quedando encima de el, dejando ver su cuerpo desnudo al completo mientras que por su parte el simplemente se alzaría hasta quedar sentado tomando las caderas de su novia mientras le daba leves besos en el cuello y la acercaba a el mientras una sonrisa traviesa se alzaba en los labios de ambos aunque antes de poder continuar la puerta fue abierta por una niña de cabello azul que miraba molesta a la peliverde.
María: Tengo hambre.
La niña entro envuelta en sabanas y con su cabello desordenado, cosa que me dio tiempo suficiente a Mika para meterse entre las sabanas tapándose por completo y muerta de vergüenza.
