No sabía qué hacer en ese momento, tampoco entendía lo que sucedía frente a mí. ¿Dioses? ¿Héroes? ¿La iglesia? ¿Reiniza? ¿Qué era todo eso? No lo sé, pero lo que sea que fuese que sea, causaba una curiosidad tan grande en mí como ninguna otra. Izuku, él sabía de que trataba todo; como si desde niño hubiera estado tratando con esto.
Yaemiko: Kotomine Kirei, sabes muy bien que se le condenara como hereje y se le designara como criminal por actuar en contra de los beneficios de su iglesia.
Kotomine: Pues aquí esperare hasta que aparezca los exterminadores, por mientras seguiré bajo mi puesto de trabajo y haciendo mis deberes.
Izuku: Tu maldito hijo de perra.
Melissa: Izuku, cuidado.
Ella lo tomo del brazo, jalándolo hacía ella y evitando que una espada impactara contra él. Rápidamente la guardia fue puesta ante ambos, Melissa pudo sentir el calor del fuego rozando su piel, el leve olor de las flores y el sonido de algo colisionando para estallar a los segundos. Gilgamesh e Izuku estaban frente al otro, el primero tenia a su espalda cientos de portales dorados de lo cuales salían armas de todos los estilos, por otra parte él tenia su ropas de combate ya puestas, a sus lados flotando sus dos lanzas que presento en el festival deportivo, en su mano aquella espada que tanto lo caracterizaba y en su espalda, desarmado un arco que jamás lo había visto usar. Ambos héroes se apuntaban listo para asesinar al otro, los sacerdotes también y ella se encontraba mirando todo desde atrás.
Al tomar guardia aquel peliverde dejo que toda energía fluyera por su cuerpo de forma contundente, su espada brillo tanto como las estrellas, sus ojos en forma de aquella flor de color morado y destellos de oro, Gilgamesh lo miro sonriente preparado para vaciar las bóvedas de babilonia en contra suya.
Kirei: Bien, pueden retirarse; tengo que continuar con mis servicios.
Yaemiko: Izuku, vámonos.
Izuku: Ve con Melissa, los alcanzo en un instante.
Gilgamesh: Deberías hacerle caso a tu mascota, a menos claro que quieras adelantar tu sepultura bajo mis tesoros.
Izuku: Tu maldito...
Antes de poder continuar esa frase, él peliverde fue tomado por el hombro; sus ojos se posaron en Yaemiko quien lo mantenía alejado del combate. Sabía el peligro que corrían al tener a Gilgamesh enfrente de ellos, sabía también los peligroso que era Kotomine quien podía matar a Melissa antes de que pudiera reaccionar para defenderla. Su corazón estaba en su mano latiendo a todo maquinaria, sus músculos tan tensos como el acero y su mente que intentaba pensar si el riesgo valía la pena.
Izuku: Vámonos- Guardando su arma- Te lo advierto Kotomine Kirei; Devuelve el manto a menos que quieras ver a Cairax quemar toda esta iglesia contigo dentro.
Kotomine: Pues estaré esperando la aparición de Cairax el devorador de caos, pero hasta entonces simplemente me mantendré en mis servicios.
Yaemiko: La advertencia fue enviada, no habrá otra más.
Kotomine: Ya tiene mi respuesta sacerdotisa.
Ella le dio la espalda, tomando la mano de la rubia quien poco entendía lo que sucedía frente a ella; sus ojos que de un leve tono rosa brillaban, fueron el aviso de que debían partir antes de que cualquiera perdiera el control en la situación. Izuku guardo sus armas volviendo a la ropa que usaba con anterioridad, sus ojos sin embargo mantenían la misma forma, aun posándose sobre el rey de los héroes quien se sentaba en uno de los bancos de la iglesia dándole la espalda.
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Danza de Hierro y Fuego: El regreso al Ragnarok
FanficIncluso después de que la era de los dioses debió haber terminado, incluso después de mandar a nuestros mejores guerreros contra ellos, aun así ellos siguen controlando todo.