Un año ha pasado desde que Jin Ling asumió el liderazgo de la secta Lanling Jin.
"Arreglar lo que otros hicieron", en esto se resumía su año.
Y no había tenido problemas tan graves... bueno, solo hasta ahora.
- "Joven amante", cuando te llamo de esa...
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Si Wei WuXian era honesto consigo mismo, podría asegurar que el crear un artefacto tan poderoso como lo fue el sello del tigre estigio, había sido por mucho, el error más nefasto que cometió en su vida pasada.
El tener control absoluto sobre los cadáveres feroces lo hizo sentir invulnerable; aunque el usar esa herramienta para causar la muerte a las tres mil personas que intentaron asesinarlo, no fue tan agradable de aceptar cuando volvió en sí.
Atravesó dos vidas y experimentó una muerte trágica; en esta segunda oportunidad de redención él se había comprometido a hacerlo mejor que en la primera ocasión.
Pero las cosas no estaban balanceándose a su favor.
Sus errores pasados volvían una y otra vez, igual a un karma divino que intentaba susurrarle mil veces: "No tendrás algo como un perdón, solo ríndete". Y Wei WuXian no solo podía aceptarlo y ya, no cuando todos los días y noches encontraba motivos para no dejarse vencer e ir superando cada obstáculo.
Lan WangJi, Lan SiZhui, Jiang Cheng, Jin Ling... todos ellos eran sus principales motivaciones.
Aún cuando el mundo siguiera odiándolo, el encontraba tranquilidad en su corazón si los tenia a ellos de su lado. Él lo tomaría todo y después encontraría la forma de solucionarlo, lo haría si aquello le concebía otros breves instantes con estas personas tan especiales en su vida.
Incluso volvería a tropezar con la misma piedra de su anterior vida si eso le garantizaba a Jin Ling su bienestar.
Importándole poco si esa mujer los engañaba o al final no deshiciera la maldición para seguir con su venganza, el accedería a su petición y luego buscaría la forma de desenlazar las almas.
Si, Wei WuXian lo solucionaría.
Ni siquiera recordaba los garabatos y demás hechizo que creó en su tiempo en los túmulos, pero estaba completamente convencido que hallaría la forma para arreglar este pequeño percance, de todas formas, el había impuesto las bases de la maldición y encontrar una solución no era imposible para el fundador del cultivo demoníaco.
Y después... él mismo se encargaría de asesinar a Wen MeiLing por todos los problemas que le causó a su sobrino. Nadie se metía con su familia sin pagar el precio de su atrevimiento.
—Wei WuXian.
Aunque solo había un inconveniente: Jin Ling.
El antiguo líder de LanLing Jin; el pequeño de su querida Shijie y el orgullo del pavo real pretencioso. El mismo niño al que le dió su nombre de cortesía; Jin RuLan, el mismo sobrino terco que le imploraba por no cumplir con la petición de Wen MeiLing.
—Wei WuXian. Si lo haces, no te perdonaré.
Wei WuXian no podía decir con seguridad que fue lo que más le sorprendió de esas palabras.
