VI. Recuérdame.

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Por qué te quiero cerca, Fluke Nattapol. A partir de hoy, quiero verte todos los días..., esa frase se me había quedado prendada, no podía olvidarlo, incluso después de dormir, incluso cuando me estaba lavando los dientes, debajo de la ducha, al día siguiente en clases, me persiguió con esa frase haciendo que mi corazón se agitara y sabía que no estaría tranquilo hasta que averiguara que demonios quería, así que no me quedó otra alternativa que ir al teatro.

Cuando llegó supuso que solo tenia que preguntar por él, así que se dirigió a la primera persona que encontró. — Disculpe, soy Fluke, el señor Thitiwat Ritprasert, me espera.

Oh..., Luke. Si, él está esperándote, solo pasa al despacho. — El lugar había cambiado mucho, parecía más moderno, se notaba que él estaba haciendo una fuerte inversión en aquel teatro.

Es Fluke, señorita, me llamo Fluke...

Ahh si..., se me olvidaba. — Ella definitivamente sabía quién era, porque me miró algo sorprendida. ¿Es que siempre me encontraría con personas que me conocían y que yo no recordaba para nada?, debía ser mas cuidadoso al momento de apuntar nombres y características, de lo contrario no tardarían en averiguar que todo el tiempo estaba olvidando cosas.

Entré en el lugar nervioso, ¿Por qué de pronto quería que estuviera cerca de él?, eso era absurdo, él no podía estar hablando en serio.

Me alegra que por fin aceptaras venir... — Dijo a modo de saludo y en su rostro no hubo ningún vestigio de esa alegría que decía sentir.

Me ha amenazado, señor Thitiwat. De otra manera no vendría...

¿Por qué?, no sabes que quiero pedirte.

Explíquese entonces. ¿Qué desea? — Pregunté algo molesto, porque de pronto mi cabeza comenzaba a doler.

Que trabajes para mí, Fluke. — Respondió.

¿Trabajar para usted?, ¿Qué clase de trabajo?

El profesor Nattapol me pidió un favor, que te diera una oportunidad de demostrar tu talento..., entonces, quiere que formes parte de mi equipo.

¿Equipo?, ¿Por qué él haría una cosa como esa sin consultarme?, ¿Qué pasa si no quiero? — Debía pensar que en el bar que estaban pagando bien y que por ahora con las clases y todo lo demás no podía aceptar otro trabajo.

¿Estás rechazando esta oportunidad?, pensé que eras más inteligente.

Voy a la universidad, señor..., no creo que tenga tiempo para ser parte de ningún equipo...

Será en tus horas libres, el profesor amablemente me entregó una copia de tu horario. Y en cuanto al trabajo en el bar, creo sinceramente que ese no es tu lugar...

¿Por qué cree eso? — Pregunté, él no me conocía, ¿Cómo podía saber algo de mí?

Acaso, ¿te gusta ese ambiente?, ¡dime!, ¿te agrada que alguien quisiera propasarse contigo?, ¿Qué incluso tratara de tocarte? — Quiso levantar la voz, pero se contuvo.

Por supuesto que no, pero..., ¿Por qué a usted debería importarle? — Le pregunté ignorando sus palabras. Pero él se mantuvo en silencio. — Respóndame...

No me importa..., pero estoy en deuda con el profesor Nattapol y a mí no me gusta tener asuntos pendientes, así que no te daré otra opción, tú vas a trabajar conmigo desde ahora y no tienes permitido volver al bar...

EL CHICO DETRÁS DEL TELÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora