XIV. Dentro de mí.

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No le volví a llamar, finalmente comprendí que era mejor saber sobre él a través de Ada, estaba faltando a mi palabra, yo le había prometido no irme de su lado, pero ¿Qué más podía hacer para dominar estos sentimientos?, Kao tenía razón, Fluke no se merecía que yo le hiciera sufrir de esa manera, lo único que podía hacer entonces, cuidarlo y procurar que nada le faltara.

¿Cómo vas con ese asunto que te encargue? — Le pregunté a Kao una semana más tarde.

He recuperado las cámaras de seguridad, tenemos identificados a quienes golpearon a Fluke. ¿Qué quieres que haga con ellos?

Yo me encargaré cuando volvamos a casa, Kao. Por ahora solo vigílalos...

Está bien. — Estaba a punto de salir de la habitación cuando las ganas de saber sobre él me dominaron.

¿Cómo está? — Pregunté.

Nada de qué preocuparse. Va al teatro todos los días, también asiste a sus clases de manera normal, todo está bien, Ohm.

Claro, ¿Por qué debería ser de otra manera?, ¿verdad? — Él tampoco me había llamado, quizás no me extrañaba después de todo.

Ciertamente..., y con respecto al otro asunto, ya me he conseguido una muestra para el ADN, pronto sabrás si ese muchacho es tu medio hermano...

Sinceramente, espero que no.

¿Por qué?, ¿te molestaría tener que compartir la fortuna de los Ritprasert con tu hermano menor... — Preguntó Kao burlón.

Sabes bien que no se trata de eso, no quiero tener que pedir perdón por lo errores de mi padre, Kao. Si ese chico resulta ser mi hermano, significa que el Duque es un verdadero miserable por dejar que creciera en una casa hogar...

Lo he estado observando desde que inventaste todo eso de la banda y trajiste a los chicos al teatro..., se ve...muy inocente, casi como si no tuviese maldad en su corazón.

¿A si Kao?, ¿y qué más has notado aparte de que él parece un ángel?

Yo solo lo digo, también es asustadizo y cada vez que me ve pareciera que..., se espanta.

Es porque eres muy grande, Kao. Y él es prácticamente un adolescente...

Lo sé, lo sé. No creas que no lo he notado. — Dijo él, pero yo ya había visto la expresión que reinaba en el rostro de Kao cada vez que veía a ese chico, era la misma expresión que ponía cuando algo o alguien le resultaba realmente hermoso.

El palacio de Ritprasert era el más antiguo de la región, a lo largo de los siglos había sido testigo de innumerables bailes, casamientos, funerales y una que otra visita ilustre, después de la caída del imperio, la nobleza de Roma había conservado sus títulos y sin duda una de las más grandes familias era la del ducado de Rit.

Otra de las familias que había conservado su título eran los Cham del norte de Italia, el Conde de Cham fue un hombre bastante difícil, quien después de perder a su único hijo y a falta de herederos, tuvo un romance con una de sus asistentas, la que finalmente le dio tres hijas a las que no dudo en reconocer, las malas lenguas decían sin embargo que jamás pudo recuperarse de la muerte de Phillip. La condesa de Cham ahora era la líder de familia y tenía la responsabilidad acordar buenos matrimonios a pesar de que ninguna de esas chicas era de su sangre.

EL CHICO DETRÁS DEL TELÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora