Él no estaba feliz, eso era seguro, tenía una expresión de espanto en el rostro, como si estuviera siendo condenado a muerte, a veces me hubiese gustado que fuera realmente sincero conmigo y me dijera que pasaba por su mente, pero Ohm Thitiwat siempre fue un misterio para mí, me sentía inseguro, me sentía extraño, estaba esperando un bebé y no podía estar más confundido y aunque todo me superaba, incluso antes de tener la confirmación de su existencia, yo ya le adoraba, le quería por el simple echo de ser parte de mí y del hombre que amaba, sin embargo con todo el dolor de mi corazón también tenía que pensar en nuestro futuro.
—Creo que no estás preparado para enfrentar esto. — Estaba a punto de llorar, pero me contuve con todas mis fuerza. — Digas lo que digas, creo que ahora que lo sabes, realmente no creo que quieras quedarte, Ohm. Lo siento, pero...
— Quiero quedarme, quiero estar contigo. — Se abrazó a mi como si su vida dependiera de eso.
— ¿Te das cuenta de que en unos cuantos meses él o ella nacerá?, ¿Qué...?
— Si, lo sé y..., puede que ahora tenga una expresión de miedo en mi rostro, pero eso no quiere decir que no seré capaz de enfrentarlo contigo, solo dame una oportunidad...
— Ohm... — Baje mis brazos. — Tengo miedo y te necesito tanto..., pero me duele mucho pensar que estoy amarrándote a mí, a nosotros.
— No lo estás haciendo, no pienses eso, por favor. Tú y nuestro... hijo, son lo más importante que tengo. — Ohm aún estaba en estado de shock, sin embargo, miró hacia mi vientre con asombro. — Yo nunca pensé en ser padre, creo que..., ¿qué digo?, pienso que seré un padre terrible, pero no huiré como los cobardes, Natouch. Jamás haré algo como abandonarte o decepcionarte...
— Ohm...
— Escúchame, cariño, escúchame muy bien, mi amor, mi vida, mi ángel, tal vez te arrepientas de estar conmigo, pero te prometo que haré mi mejor esfuerzo, no..., no..., haré hasta lo imposible por que seamos felices.
— Solo tienes que amarnos, Ohm. Ámanos, por favor. Te juro que no necesitamos nada más...
— Los amo. — Dijo él, abrazándome nuevamente. — Siento haberte hecho creer que no.
— ¿Crees que ya han solucionado sus problemas? — Preguntó Max.
— Umm, eso creo...
— Es un alivio, ¿no crees? — Insistió él.
— Si, es un alivio.
— ¿Deberíamos interrumpirlos?
— No, creo que deberíamos dejarlos solos.
— ¿Quieres tomar un café, entonces...?, a propósito, ¿Cómo debería llamarte?, ¿Tul?, ¿Philipp?, ¿Su excelencia? — Se burlo él.
— Deja las bobadas, Max. — Lo reprendí.
— ¿Bobadas?, creo que es muy importante como te tengo que llamar..., decirte "Tul" indicaría que seremos solo los padres de Natouch, llamarte "Phillip" seria algo más formal, crearía una distancia entre nosotros, Phillip..., creo que odio un poco en nombre..., llamarte "excelencia" seria aun peor, te convierte en alguien inalcanzable para un maestro de universidad.
— No seas imbécil, Max. Eres uno de los mejores profesores del país, siempre has sido un buen partido.
— Sigo siendo solo un profesor, yo no tengo títulos, ni una fortuna tan grande... — Lo miré a punto de golpearlo.
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EL CHICO DETRÁS DEL TELÓN
RomanceArgumento Todo el mundo quería trabajar con el experimentado productor musical Ohm Thitiwat, eso hasta que lo conocían. De un carácter aterrador no exigía menos que la perfección de todo cuanto hacía, no por nada era el mejor de la industria. La bús...