Cuando desperté estaba el doctor en mi habitación nuevamente, él tomaba mi presión y me miraba con evidente desaprobación, busqué con mi vista a esa persona pero no estaba, así que respiré aliviado.
— Creí haberle dicho que fuera a mi consulta, joven Nattapol. Nunca entenderé a la gente que deja de lado su propio bienestar. — Murmuró entre dientes.
— Tal vez la gente no quiere saber simplemente.
— Si evitáramos ese pensamiento miles de personas no morirían cada año. Dígame, ¿desea morir?
— Por supuesto que no, solo quiero evitar una sentencia. — Le contesté.
— Lo esperaré esta tarde en la clínica, joven Nattapol. Hare estudios... — Dijo quitándome el tensiómetro del brazo. — No se adelante en suponer un diagnóstico, tal vez solo sea estrés...
— ¿Estrés?
— No sabe la cantidad de gente que se enferma por estrés hoy en día. — Dijo el viejo médico.
— Iré..., pero quiero que me prometa algo antes...
— Lo prometo. — Dijo sin más.
— Aún no he hablado, ¿Por qué es capaz de prometer algo sin que lo sepa?
— Porque es usted mi paciente, existe algo llamado ética profesional, guardaré todos y cada uno de sus secretos, amigo mío. — Dijo tomando mi mano.
— Ni una palabra al señor Thitiwat Ritprasert. Se lo ruego, ya le he dado suficientes problemas, no quiero interferir en su vida nuevamente.
— Él está muy preocupado por usted, está ahí afuera haciéndole un hueco al piso de tanto pasearse...
— Es mejor de esta manera.
— Como usted quiera, pero lo quiero esta tarde en mi consulta. — Dijo antes de salir.
Lo escuché interrogar al doctor, pero este fiel a su palabra no le dio más información, respiré aliviado y cerré mis ojos, él abrió la puerta y estuvo a los pies de la cama por un rato, lo sentí cerca pero no abrí mis ojos.
— Señor, una llamada de Roma.
— ¿Quién es Ada? — Preguntó.
— La señora Ritprasert. Al parecer su padre está muy grave, señor. — Dijo Ada.
— Tomaré la llamada en la biblioteca. Vigile a Fluke por mí, por favor y cuando despierte, tráigale algo de comer, también pídale a Noppakao que venga.
— Si, señor...
Abandonó la habitación unos segundos después, mientras yo seguía con los ojos cerrados, pensado que su padre estaba muy enfermo y que probablemente él tendría que viajar.
Me levanté de la cama una media hora después, eran cerca de las doce del mediodía y decidí tomar una ducha, cuando salí del cuarto de baño, el señor estaba esperándome y por la ropa que llevaba supuse que era una despedida.
— ¿Estás bien? — Me preguntó.
— Si, perfectamente.
— Tengo que hace un viaje, Fluke. — Me miró por largo rato, quizas esperaba que le dijera algo, pero solo asentí con la cabeza. — Volveré pronto. — Él se veía un poco triste, hubiese querido abrazarlo, pero no estaba preparado para otro rechazo.
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EL CHICO DETRÁS DEL TELÓN
RomanceArgumento Todo el mundo quería trabajar con el experimentado productor musical Ohm Thitiwat, eso hasta que lo conocían. De un carácter aterrador no exigía menos que la perfección de todo cuanto hacía, no por nada era el mejor de la industria. La bús...