Capitulo XVII.

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La ahora ex Duquesa de Rit me miraba como si yo fuera lo mas horrible que le hubiera pasado, estaba jugando su juego y ella no podía creerlo, sinceramente ya no sentía odia hacia ella, verla ya no provocaba esa misma rabia de antes, ahora solo era una persona enferma, una persona enferma de ambición, sonreí por que ella ya no tenía poder sobre mí, no ahora era yo quien tenia el control.

No sé por que estás tan alegre querido hijo, recuerda que sigo siendo tu madre a ojos de la opinión pública.

Y te daré todo el apoyo, madre. Le diré a la prensa que estás reflexionando sobre tus actos. — Dije poniéndome de pie. Que has decidido renunciar voluntariamente a tu titulo de Duquesa y de asesora del gobierno, después haré el papel de mártir cuando se filtre a la prensa sin que yo sepa obviamente todo lo que hiciste para quedarte con el novio de tu hermana y como te convertiste en la madrastra mala del cuento, quedándote con el pequeño heredero, yo solo me haré la víctima, después de todo lo soy, ¿no madre?

Eres un pequeño bastardo, Ohm. ¡Gracias a mi eres en Duque de Rit! — Me reí en su cara, luego le susurré al oído.

Eso fue debido a tu imposibilidad de darle un hijo al Duque, de lo contrario te hubieras encargado de desaparecerme mucho antes que naciera, ¿verdad?

Al menos mi inútil hermana sirvió para algo. Serviste para aparentar ser una familia perfecta. — La miré con fastidio, ya no quería seguir escuchándola, así que me apresuré a hacerla caer.

Estás tan llena de odio, ¿Por qué?, ¿Qué fue lo que hizo mi madre para merecer tu maldad? — Le pregunté.

Tú madre, a pesar de todo lo que el Duque le hizo, ella seguía esperándolo como una tonta, siempre dispuesta a perdonarlo, siempre complaciéndolo, yo era la elegida, pero ella se le metió por los ojos y aunque jamás pudo casarse con tu padre, él nunca dejó de pensarla, incluso cuando dormía conmigo la llamaba.

Ella lo amaba, algo que tu jamás pudiste hacer...

Estaba obsesionada con quitármelo. No era una santa, Ohm. Jamás lo fue. No debió meterse con tu padre.

Debiste dejar el pasado en el pasado, tenías a mi padre, pude fingir ser tu hijo por el resto de mi vida, si tan solo no la hubieras asesinado, todo te hubiera salido como querías. — Dije.

Tu padre iba a pedirme el divorcio, iba a renunciar a su titulo por ella, iba a dejar todo para cumplir su promesa de estar con ella. ¿No lo sabias?

¿A dónde podían haber ido?, a ella no le quedaba mucho tiempo de todas maneras.

Aun así, tu padre cambio el día que supo que ella moriría, en lo único que pensaba era en estar a su lado. No iba a dejar que me dejara en ridículo...

¿Por eso la asesinaste?

No solo a ella, Ohm. Él pago también... — Dijo dando a entender que mi padre también murió por su culpa.

La puerta se abrió dejando pasar al fiscal, ella me miró con una media sonrisa en la cara, pero se le borró de la cara cuando los agentes le pusieron las esposas, al contrario de lo que pensé, no me sentí mejor, no me sentí satisfecho, no, yo solo estaba tranquilo, tenía paz, después de muchos años de dolor, por fin, lo único que sentía era alivio.

Hasta nunca, Alexandra. — Le dije antes de que se la llevaran.

Llovía cuando visité la tumba de mamá, caía la tarde en el norte de Italia, pero después de años de no atreverme a visitarla, ese día por fin tuve el valor de hacerlo.

EL CHICO DETRÁS DEL TELÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora