Tenía tres años y era copia fiel de su padre, no reía con facilidad, pero tenía una expresión de ternura en sus ojos que era casi imposible ser estricto con él, jugaba a menudo cerca del árbol que estaba en el jardín y siempre tenía tierra en las manos, casi no decía una palabra, a pesar de que a esa edad ya debería al menos hilar algunas frases, el niño no era un gran conversador.
Se llamaba Ohm como su padre, pero a todos les gustaba llamarlo Ohmi y tenia el pelo tan negro como el carbón, sus ojos pequeños pero sagaces lo juzgaban con mucha frecuencia y Ohm padre siempre sentía que era juzgado, sin embargo, el pequeño Ohmi solo le observaba como si su padre fuera su persona favorita, ambos eran tercos y se adoraban con verdadera locura, cada gesto, cada nueva ocurrencia era grabada en la memoria del hombre como si fuera lo más sagrado del mundo.
Una noche cuando todo el mundo dormía, Natouch se levantó de la cama con el extraño presentimiento de que el pequeño Ohmi no estaba en su cuna, él podía presentir cuando su niño no estaba cerca, y si antes tuvo muchas dudas sobre como sería Ohm con su hijo, esa noche pudo disipar todas sus dudas viendo la hermosa escena que ambos le regalaron.
Tocaban en piano, sus pequeños píes colgando de la banca le hicieron llorar mientras que ellos concentrados en su tarea, no notaron su presencia, Ohm le tocaba una lenta melodía, mientras que Ohmi le miraba tal como se mira a quien se admira con todo el corazón.
- Mi..., sol...sol..., la..., la... Mi amor tiene los ojos más hermosos que podría imaginar,
- solo comparable con el color de mi amor...
- hay tanto que quiero decirle, en sus cortos años,
- siento que te amo en un ida y vuelta al sol...
- Mi amor tiene el pelo más brillante que podría imaginar
- Solo comparable con mi sonrisa cuando lo miro...
- Mi amor...
- y aunque sus años no son comparables a los míos
- no habrá nadie que te ame más que yo...
Esa era la canción que Natouch le escribiera a Ohm cuando apenas era un chiquillo y él ahora la adaptaba para dedicársela a su hijo, el pequeño rayo de sol tenía los ojos cansados y pronto sus ojos se hacían más y más pesados, no paso mucho tiempo hasta que comenzó a dormirse en el regazo de su padre, luego con toda la delicadeza del mundo era levantado del banquillo y acunado en los maravillosos brazos de Ohm.
— No entiendo como podías siquiera pensar que no serias un buen padre. — Dijo saliendo de su escondite.
— ¿Tu crees que lo esté haciendo bien? — Le preguntó inseguro mientras se acercaba y le acariciaba la cabecita a Ohmi.
— Maravillosamente, cariño. — Respondió.
— Nuestro hijo es... — No completó la frase, solo suspiró orgulloso y lleno de amor por el pequeño.
— Lo sé... — Besó la frente de su esposo y con su otra mano lo atrajo para completar su abrazo. — Ha llamado Kao mientras estaba aquí.
— ¿Así?, ¿Qué ha dicho?
— Se casarón... — Soltó.
— ¿De que hablas?
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EL CHICO DETRÁS DEL TELÓN
RomanceArgumento Todo el mundo quería trabajar con el experimentado productor musical Ohm Thitiwat, eso hasta que lo conocían. De un carácter aterrador no exigía menos que la perfección de todo cuanto hacía, no por nada era el mejor de la industria. La bús...