Era viernes, un viernes como cualquier otro, excepto por que fue el día en que supe que mi vida ya no seria la misma, el hombre que estaba enfrente de mi estaba sosteniendo mis hombros firmemente casi dolorosamente y me estaba contando algo que definitivamente no me importaba, ¿Cómo hacerle entender que no me interesaba mi origen?, ¿Cómo decirle que no estaba interesado en conocer a quienes me dieron la vida?, todo lo relacionado con esas personas ya no era prioridad, realmente había aprendido a vivir solo.
— ¿Entiendes lo que digo? — Entendía perfectamente, pero obviamente no iba a decirle que sí, era preferible que él siguiera pensando que yo era incapaz de entender. — Vendrás con nosotros. — Dijo mostrándome un arma que llevaba en la cintura. — Ahora tu hermanito tendrá que venir a buscarte. — No había notado el peligro hasta ese momento, ese tipo quería hacerle daño al que supuestamente era mi hermano, así que definitivamente él era alguien importante, sin embargo, tal vez no le importaba que yo fuera secuestrado para tratar de extorsionarlo.
— ¿Estás seguro de que no escucha? — Preguntó a su cómplice.
— No, el muchacho es sordomudo al parecer. — Dijo el otro.
— Yo tendría cuidado de todas maneras.
— La Duquesa dijo que definitivamente el señor cambiaria de opinión cuando supiera que su hermano estaba en peligro.
— Esa mujer es malvada realmente, ha intentado deshacerse de su propio hijo miles de veces y ahora quiere deshacerse de todos lo que lo rodean, ¿qué quiere que hagamos con este muchacho?
— La orden es matarlos a los dos, seguramente el Duque querrá cambiar su vida por la de su hermano, pero la Duquesa no quiere más herederos ilegítimos..., así que hay que deshacernos de ellos.
— ¿Quién demonios era la Duquesa? — Me pregunté, pero seguí haciendo como que no me enteraba de nada, hacerme el tonto me había salvado la vida más de una vez.
— ¡Vamos, niño! — Exclamó el otro tomándome del brazo para obligarme a subir a un vehículo. — Veamos si ahora, el señor Thitiwat se niega a contestar mi llamada. — Miré al cielo por ultima vez, y lo único que podía pensar en que quizás ya no tendría la oportunidad de ver el señor Noppakao nuevamente.
Estábamos dando tantas vueltas que me fue imposible saber hacia que lugar me estaban llevando, entonces en mi mente comencé a atar cabos y llegué a la conclusión que mi hermano no podía ser otro que el señor Thitiwat.
— Nos siguen... — Advirtió en conductor.
— Piérdelo...
— Son muchos, tal vez, cuatro o cinco autos.
— Uhhh, sí que eres importante para alguien. — Murmuró el otro mirándome, pero yo seguí haciéndome el confundido. — Es ese maldito guardaespaldas, el perro faldero del Duque. — No pude evitar la emoción, a pesar de que todo el tiempo fingía que me fastidiaba su presencia, no podía negar que cada vez que lo veía sentía cosas y lo importante ahora era que el señor Noppakao había venido por mí.
— ¡Maldición!, ¡son muchos autos!, ¡creo que él envió a todo el ejercito a perseguirnos!, ¡Detente o moriremos todos...! — Dijo el otro. Detuvo el auto en cuanto vio un lugar y luego me agarraron de los brazos. — Aquí te bajas, muchacho. Envíale mis saludos al señor Thitiwat.
Sentí el dolor cuando fue expulsado de la camioneta y mis rodillas chocaron con el cemento, luego cerré los ojos ahogando una lágrima, mi corazón latió con fuerza agradeciendo que finalmente solo había sido un susto, así que me quedé ahí en el suelo sin poder levantarme.
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EL CHICO DETRÁS DEL TELÓN
RomanceArgumento Todo el mundo quería trabajar con el experimentado productor musical Ohm Thitiwat, eso hasta que lo conocían. De un carácter aterrador no exigía menos que la perfección de todo cuanto hacía, no por nada era el mejor de la industria. La bús...