18. Su belleza

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— ¿Qué hacen? — Preguntó en voz baja viendo a sus compañeros que veían con curiosidad al maestro de matemáticas que se encontraba recostado en su escritorio aparentemente cansado

— El maestro Shinazugawa está dormido — Comentó uno de los jóvenes que estaba delante suyo sin voltear a verle a la cara ya que se mantenían expectantes a las acciones del maestro

En efecto el albino estaba descansando con los ojos cerrados y los brazos sobre su escritorio acunando su rostro, pero no exactamente dormido.

Fue entonces que en ese momento a una de las estudiantes se le ocurre la gran idea de fotografiarlo ya que se veía tan plácidamente calmado, relajado... y raramente tierno.

Estaba enfocándole el rostro con la cámara de su móvil cuando le fotografió y en cuanto apartó el móvil logró ver al maestro observandola con mirada desafiante y aburrida.

— Qué creen que hacen, mocosos ¿Se quedarán todo el maldito receso viendo cómo descanso? — Su voz sonaba fuerte y estruendosa como siempre a pesar de no haberla elevado

— ¡AAH! ¡Disculpenos maestro!

Rápidamente los alumnos se disculparon haciendo demaciadas reverencias para posteriormente abandonar el salón a toda prisa.

— Tsk, mocosos... — Susurró para si mismo viendo que los más jóvenes se habían alejado a todo dar

— ¿Por qué no te tomas un tiempo libre? Debes estar cansado al tener la responsabilidad de corregir errores en los exámenes de los estudiantes — Una fuerte voz resonó en su oído y se enderezó para poder ver al portador

— Kyojurou... estoy putamente cansado y aún no voy ni por la mitad de estos malditos exámenes de mierda — Carraspeó chasqueando la lengua, el nombrado pareció levemente sorprendido por sus palabras, o bueno, por su forma de expresarse

Tomó asiento en uno de los pupitres y sonrió como de costumbre para su buen amigo y ahora colega de trabajo. Shinazugawa Sanemi, maestro de matemáticas.

— Sería bueno que no utilizaras ese lenguaje cerca de algún estudiante. Te podrían llamar la atención — Advirtió, aunque bueno. Le preocupaba más el hecho de saber que su pequeño hermano tendría que ser alumno del albino y temía que aprendiera su mal vocabulario

— Si los escucho hablar de esa manera frente a mi, les daré mil ejercicios de castigo y quedarán castigados por un puto mes. No te preocupes — Canturreó resignado aunque malhumorado

Vaya, para ser maestros y aun ser bastante jóvenes, al albino le estresaba de sobremanera la incompetencia de sus estudiantes. Pero al parecer no le afectaba demaciado a Kanae y Kyojurou, tal vez por eso Iguro Obanai prefirió rechazar la oferta de convertirse en docente aunque le hayan ofrecido bastante dinero. Él tiene la paciencia casi igual o aún más corta que el albino.

— Bueno... vine a ver cómo estabas, he visto que te sientes estresado por los jóvenes que no entienden del todo las clases. ¿Qué te parece si salimos a por unas bebidas luego? — Ofreció amablemente tal y como siempre lo hacía

Sanemi lo observó y lo pensó mejor por unos momentos hasta que logró tomar una decisión, tal vez no sería mala idea.

— ¿Le dirás a Iguro?

— Por supuesto, así que los veo en el bar nuevo que está por el centro a las seis.

— Bien, ya vete, creo que va a acabar el receso y si mal no recuerdo, tienes que supervisar a los alumnos en el gran salón.

El rubio de ojos de fuego rió y asintió — Está bien, ya me iré — Comentó desde la puerta cuando de pronto ve a una persona al lado de esta misma — Bueno.. los dejo solos — concluyó alejándose del lugar

Idiota/GiyuuShinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora