22: Obra de teatro

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Llevaba tiempo viéndose en el espejo, poco más de media hora por lo que se podía ver.

El día de la cita había llegado, pero curiosamente todos estaban en casa y nadie había salido en todo lo que iba del día.

Creía que tal vez el universo conspiraba en su contra.

Mientras tanto, esperaba que su cómplice y compañero de castigo la ayudara en esto.

Dejó de observarse en el espejo y tomó su teléfono que se encontraba sobre su cama, buscó su número entre sus contactos y escribió un mensaje:

Chaneque:

¿Me ayudarás a
escabullirme?

Idiota:

No tengo opción,
sal por la puerta
trasera dentro de
media hora, niña.

Pensaba en que tal vez él estaba siendo demasiado bueno, estaba ayudándole con algo que nisiquiera era de su incumbencia.

Tal vez estaba siendo demasiado amable... aunque ahora que lo recordaba, él le estaba pidiendo algo a cambio, solo que aún no tenía idea de lo que fuera.

<<Que astuto, dentro de poco es la hora de la cena, y luego de eso cada quien se marcha a su habitación, de seguro su plan es desaparecer cuando todos estén dormidos>>

Sus pensamientos la embargaron, ya tenía lista su vestimenta, ahora solo debía bajar al comedor y hacer como si no pasara nada.

Era buena actriz, así que eso no sería un problema. Esperaba que Giyu sí cumpliera con la parte de su trato.

Al bajar al comedor se encontró con la situación de siempre: Todos yacían en la mesa, callados como casi siempre era.

Sentía nervios, tal vez se debían a que quien la ayudaba en ese momento era su mayor enemigo y no Kanao.

La cena siguió con normalidad, con algunos temas en medio de todo, mayormente silencio por parte de los adultos.

Al acabar la cena, todos dieron gracias y a partir de entonces, cada quien partió a su habitación como casi todos los días, nadie tenía nada importante para decir, todo se había vuelto monótono, era extraña la sensación que sentían.

El ambiente extraño inundaba el lugar, los más jóvenes se sentían extraños, y claro, con justa razón. Es realmente difícil que llegaran a adaptarse a una vida en familia cuando estaba claro que no lo eran.

El tiempo que pasaba en su habitación había sido un poco más de lo previsto, Shinobu daba lo mejor de sí para esta vez poder impresionarlo.

No quería llamar demasiado la atención con su vestuario, así que optó por algo casual.

Al pasar de unos pocos minutos, el pequeño resonar que la puerta de su habitación emitía al ser levemente tocada llamó su atención.

Al acercarse y abrirla levemente se topó con él, quien solo asintió levantando el pulgar en su delante, dándole la aprobación de que su apariencia no estaba tan mal.

— Vaya.. te esmeraste mucho para esto, ¿no? — Alegre y con un tono distinto, le dijo, denotando que la ayudaría.

— Por supuesto que me esmeré — Aclaró, denotando lo contenta que se encontraba.

Al notar su felicidad, el azabache sintió una opresión en el pecho, que por muy fuera de ello, se sentía satisfecho por poder ver esa sonrisa suya.

— ...Está bien, vámonos ahora — Con sutileza y delicadeza, tomó de la muñeca a la menor para que esta lo siguiera.

Idiota/GiyuuShinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora