3| Aliado

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Pasé la noche despierto, mis padres trataron de cuidar de mi, pero ya estaban muy cansados. me dijeron que debía dormir, pero ¿como podría? había perdido la movilidad... era como si la vida hubiese tomado toda mi esencia, mi deseo de vivir.

No me importaba mucho mi propia salud, mi mente no podía concebir la idea de vivir en una silla de ruedas por el resto de mi vida. Yo era jugador de futbol y estaba a punto de volverme famoso, una estrella. Obviamente mis planes se vieron frustrados debido a un triste error, había sido un error mio y ya estaba pagando el precio. Uno muy alto.

Esa noche fue la más larga jamás, o al menos eso me pareció. Después de que mis padres cayeron en las sillas derrotados por el cansancio, mi mente exploto. La ira salio de mi cuerpo y conciencia y la tristeza me invadió. en el cuarto oscuro solo se escuchaba el eco de mis sollozos, me sentía como si fuera un niño indefenso otra vez.

Mis manos dolían por golpear mis piernas, mis rodillas y mis pies, todo era en vano; no importaba con cuanta fuerza lo hiciera, la violencia no me hacía sentir nada. Y por si fuera poco aún, los médicos me habían dicho que aún estaban tratando de resolver mi situación, si recuperaría la movilidad de mis piernas o no, era un misterio.

☁︎☁︎☁︎☁︎☁︎

Cuando el sol apareció en el cielo mis padres se retiraron, explicándome que irían a casa a traerme algo e ropa y cosas que podría necesitar, así que me quede solo toda la mañana. Mi brazo empezó a doler mucho por lo que la enfermera vino a darme algunos calmantes, me sentí aturdido por unos momentos y luego me dormí.

En mis sueños lo único que había era la memoria mixta de mi jugando al fútbol con mi coche frete al semáforo en rojo. Nada de lo que quería ver; aun así, mi mente lo repetía como si de una película se tratase... otra vez, y otra vez, y otra vez...

A la hora del almuerzo, el doctor me trajo algo de comida y comprobó mi brazo, estaba como el día anterior, aun en un yeso. Comí casi nada, no tenia energía y no encontraba razón para mejorarme.

—¿Necesitas compañía?— me preguntó

—No,— le susurré. Me sentía avergonzado de estar así, dependiendo de otras personas para mover mi cuerpo.

—Escucha Soobin, sé que esto es difícil y que te está matando, pero necesitas mejorar. Estoy aquí para ayudarte, tus padres están haciendo todo lo posible para ayudarte... Y tú deberías hacer lo mejor también.

No contesté. Creo que el silencio era más educado que maldecirlo, ¿cómo podía el saber por lo que estaba pasando yo?

—Bueno, no quieres hablar, lo entiendo. Tal vez solo necesites a la persona adecuada para abrirte.

En ese momento volví la cabeza a la izquierda. Por primera vez, en muchos días me di cuenta de que la cama de a un lado estaba vacía.  No era una habitación privada, pero yo había estado solo desde que llegue.

Al ponerse la luna, le pedí a mis padres que fueran a casa. mis hermanas estaban solas y mis tías y tíos no podrían cuidar de ellas en todo momento.

—Mamá, pueden irse de verdad. Mis hermanos los necesitan. Estaré bien

—¿Estás seguro? tú papá puede quedarse por si necesitas a-

—No, simplemente voy a dormir. Las únicas cosas que puedo hacer son comer o ir a la...— No termine aquella oración. La realidad me golpeo duro: yo no podía ir a ninguna parte, ni siquiera podía ponerme de pie. baje la cabeza y mis manos se convirtieron en puños.

—Hijo— hablo mi padre, —está bien, grita, llora, haz lo que necesites para sentirte mejor.

La habitación quedó sumida en un silencio abrumador y sin previo aviso una lágrima comenzó a descender por mi mejilla. No quería enfrentar mi situación y no hablando era la única manera que encontraba para evitarlo. 

Así que después de mucha vacilación, mis padres finalmente abandonaron el hospital. la soledad se estaba convirtiendo en mi mejor amiga, mi mejor aliada.

El resto de la noche fue tranquila, no brazo no dolía y el cuarto oscuro era incluso relajado: solamente yo y la suave luz de la luna que entraba por la ventana. Calma era todo lo que necesitaba; por desgracia, no duró mucho.

En un segundo, un par de médicos entraron en la habitación. Al parecer pensaron que yo estaba durmiendo porque me encontraba tieso en mi propia cama. Claro que lo estaba, no podía moverme. Sin encender las luces para no despertarme, empujaron la camilla con una persona acostada en ella, dos médicos levantaron el cuerpo y lo colocaron en la cama. En voz baja revisaron al paciente, parecía estar en condiciones críticas. Después de unos minutos los médicos salieron de mi habitación. Bueno, mía y de la otra persona allí.

Despacio miré a esa persona. Bajo la luz suave, me di cuenta de que era un chico, estaba cubierto con una manta y estaba rígido, exactamente como yo. Su rostro estaba pálido, no estaba bien, sin embargo, destacaba. Su cabello largo con algunos mechones rubios descansaba sobre sus costados y pude oír su respiración pesada. Lucía como una estatua, blanco y sin vida. Sabía que estaba desmayado debido a que su pecho se movía al respirar, de lo contrario habría jurado que estaba muerto. Definitivamente, él no se encontraba bien, y lo confirmé cuando vi todas las máquinas que había a su alrededor. Las venas de sus muñecas se conectaban a través de agujas a esas máquinas, dándole un aspecto tan frágil.

Cuando me di cuenta, había estado mirándolo por largos minutos, que parecieron horas. Su cuerpo, su cara y su respiración hicieron que me olvidara de mi propio dolor. Su condición me hizo darme cuenta de que yo no estaba en la peor posición.

Sonreí a ese chico, ese chico que se hallaba enfermo apenas respirando a mi lado; y caí dormido, sintiéndome... ¿Preocupado?, tal vez, ya que la soledad ya no estaría ahí para mí. Ahora tendría un nuevo aliado.

Camas de hospital ꒰Sᴏᴏɢʏᴜ꒱Donde viven las historias. Descúbrelo ahora