36| Una feliz

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—Eso es, hijo. ¡Sigue adelante!— mi padre me vitoreó con los brazos abiertos en mi dirección.

—Me siento como si tuviera un año otra vez—, me reí, mirándolo agachado en el suelo unos pasos por delante de mí.

Habían pasado diez días interminables desde que comencé a usar mis muletas y me había adaptado increíblemente rápido. Así que aquí estaba ahora, en una nueva sesión con Jungkook, para ver cuánto había progresado. La única diferencia ahora era que mi padre se había unido a nosotros ya que me visitó ese día en el hospital.

—Tu madre diría que siempre serás nuestro bebé—. Se burló de mí sonriéndome.

—Ok, suficiente charla. Vamos Soobin. Si puedes llegar caminando a tu padre por tu cuenta, eso será todo—. Jungkook me instruyó.

Mis manos comenzaron a sudar cuando escuché sus palabras y me agarré más fuerte. Estaba parado entre las barras paralelas de fisioterapia, dando pequeños pasos en dirección a mi padre por primera vez sin mis muletas.

—¿Hablas en serio?

—Absolutamente. Si puedes hacer esto entonces...— una sonrisa se formó en su rostro y bajó la cabeza. —No te lo diré. ¡Vamos! Quiero verte caminar, Choi.

—Puedes hacerlo, hijo—. Mi papá aplaudió dos veces con entusiasmo.

—Puedo hacer esto—, murmuré para mí mismo mientras soltaba lentamente las barras y daba un paso. —Puedo hacer esto.

En el segundo en que levanté el pie del suelo sentí que me temblaban las rodillas. Estaba de pie por mi cuenta, sin silla de ruedas, sin muletas y nadie sostenía mi brazo. Me sentí tan solo que comencé a respirar con dificultad.

—No te asustes, Soobin. Ya lo tienes—. Jungkook me animó y caminó hasta mi lado pero manteniendo la distancia.

—Es fácil de decir, hombre—. Apreté los labios y volví a sujetar la barra. —Me asusta y no sé por qué, quiero decir, solo estoy caminando, ¿verdad?

—No tienes miedo de caminar, tienes miedo de caer—. Me corrigió Jungkook y fruncí el ceño.

—Y no está ayudando, Dr. Jeon.

—¡Soobin!— Mi padre me regañó, haciéndome sentir como un niño de nuevo. —Escucha, hijo. Es lógico que tengas miedo, pero te he visto hacer cosas un millón de veces más difíciles.

—¿En serio? ¿Cómo qué?— Me puse en posición para intentar caminar de nuevo.

—Como anotar cien goles, graduarte e incluso conseguir novio—, levantó sus cejas bromeando.

No hace falta mencionar lo mucho que me sonrojé cuando mencionó la palabra novio. Y no ayudó que Jungkook silbara fuerte para molestarme aún más.

—Vamos a conseguir que este hombre enamorado vuelva a caminar—. Dijo todavía burlándose de mí.

—¿Y yo puedo conseguir un nuevo médico?— Puse los ojos en blanco pero me reí de todos modos.

—Ok, seamos serios. Soobin, escucha. No quiero molestarte, pero he demostrado varias veces que Beomgyu se ha convertido en tu mayor motivación para curarte. Entonces, concéntrate en él, en lo mucho que te gustaría caminar con él por la ciudad o en el parque, ¡y suelta las barras y camina!— El tono de Jungkook cambió tan repentinamente que mi papá y yo nos volvimos hacia él. De repente fue intimidante pero tenía razón.

Entonces me concentré. Me imaginé a Beomgyu y a mí, pero no caminanado por el parque o esos clichés de las películas, no. Me imaginé a los dos saliendo de este maldito hospital, caminando de la mano.

Camas de hospital ꒰Sᴏᴏɢʏᴜ꒱Donde viven las historias. Descúbrelo ahora