15| Nuestra Habitación.

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Pasé el resto del día solo en mi habitación. Nuestra habitación. Se sentía increíblemente vacía sin Beomgyu allí.

Por la noche finalmente llegó alguien, mi papá. Entró en la habitación, pero se paró en la puerta, como si estuviera revisando mi estado de ánimo antes de acercarse.

—Hola papá— le dije, pero mi voz y mi rostro no mostraron ninguna emoción.

Se acercó a mi lado y se sentó en la silla junto a mi cama, mirando la cama de Beomgyu.

—La enfermera me contó lo que pasó, Soo. ¿Alguna noticia sobre él?— Me preguntó mostrando un verdadero interés en él. O tal vez quería saber cuanto me había afectado.

—No— suspiré y me pasé la mano por el pelo. —Nadie me ha dicho nada de él desde esta mañana. Me estoy volviendo loco.

—Tal vez es por qué todo está bien. Ya sabes el dicho, las malas noticias viajan rápido.

Sabía que estaba tratando de animarme, pero yo estaba realmente preocupado y me era difícil pensar en otra cosa. Me invadía la culpa y necesitaba hacer algo al respecto.

—Lo tengo— grité ansioso.

—¿Qué?— preguntó mi padre mientras se ponía de pie a mi lado, como protegiendo mis piernas de no caerse de la cama. Su gesto me hizo daño por dentro, pero mi preocupación por Beomgyu era mayor en ese momento.

—Sí, yo pregunto, nadie me dirá nada. Pero si tú lo haces...— Le dije levantando una ceja y sonriendo.

—Soobin, estás loco, hijo— me respondió y se sentó nuevamente.

—Solo piénsalo, el nuevo doctor que se lo llevó no te conoce. Por favor, papá, eres mi única oportunidad—, le supliqué.

Se puso de pie nuevamente y me miró con duda por un momento.

—¿Por qué te preocupas tanto por él, Soobin?

Y entonces me di cuenta de que había cometido un error. No me había importado ocultar mi interés por Beomgyu. Mi me te repaso todo el día nuevamente, prestando atención a lo desesperado que debí haber parecido ante todos los médicos, enfermeras y ahora mi padre. Me sentí avergonzado y automáticamente agaché la cabeza.

—Yo-yo…— no pude encontrar las palabras para explicarlo. Cuando se trataba de Beomgyu, me di cuenta de que no podía mentir.

—Está bien, hijo. Es evidente que te gusta.

Trague saliva y sentí mis mejillas sonrojarse. Lentamente, levante la cabeza y enfrente a mi padre solo para ver una mueca que asimilaba una sonrisa.

—Supongo que sí—. Admití y le devolví una sonrisa tímida.

—Debe ser un chico extraordinario.

—¿Por qué lo dices?— No es que no estuviera de acuerdo con él.

—Soobin, eres mi hijo y te conozco muy bien. Puedo decir que nunca antes te había visto así, tan interesado en algo, o alguien, además del fútbol.

—Eso no es verdad, papá—, refute. Aunque temo que era cierto. ¿Podría Beomgyu ser realmente la primera persona que realmente me importara? —De todos modos, ¿podrías ir y preguntarle al médico por él?

—No lo sé, Soo. Quizás alguien me reconozca.

—Bien, no lo hagas— aparte mis sábanas e intenté alcanzar el botón para llamar a la enfermera.

—¿Qué estás haciendo?

—Papá, si no me vas a ayudar, encontraré la manera de saber de él por mi cuenta.

—¿Llamando a la enfermera? Te ignorará una vez más, Soo.

—No le pediré que me cuente sobre Beomgyu. Le voy a pedir que me ponga en mi silla de ruedas para buscarlo yo mismo.

—¿Tu mismo?— La cara de mi padre estaba en estado de shock, y fácilmente podría decir por qué.

Me había negado a usar la silla de ruedas antes, empujarla por mi cuenta me había hecho sentir débil, como si me estuviera rindiendo a mi condición. Pero no era momento de ser débil ahora, necesitaba saber como estaba Beomgyu, incluso si tuviera que empujar la maldita silla por todo el hospital.

—Mírame—, le dije a mi padre como si diera una amenaza.

Obviamente, era lo contrario, estaba contento de verme intentarlo.

Extendí la mano y llamé a la enfermera, Jen estuvo a mi lado en menos de tres minutos. Cuando le conté sobre mis intenciones de simplemente pasear por el hospital, se rio de mí. Mi papá se unió a ella, se rio de mí y me dio unas palmadas en el hombro.

—Soobin, ese chico te está haciendo menos inteligente.

—Tu padre tiene razón, Soobin. ¿Realmente pensaste que podrías engañarme?— Me dijo ella trayendo la silla y aun riendo. —Estoy tan feliz de que hayas decidido usar tu silla, pero me temo que tengo que ir contigo. No puedes hablar con ningún médico, en especial para preguntar sobre Beomgyu.

Y así todas mis esperanzas se aplastaron, acepté las condiciones de Jen y fui a dar vueltas por el hospital. Pero algo positivo ocurrió, no me sentí débil o derrotado. De hecho, me sentí mejor, como si estuviera aprendiendo a ser independiente nuevamente. Ahora le debía otra cosa a Beomgyu.

Después de un rato decidí que era hora de volver a mi habitación. El hospital de noche podía ser realmente deprimente. Y, si tenía la suerte, tal vez Beomgyu estaría de vuelta en la habitación. Nuestra habitación.

—Mira, quien regreso—, dijo mi padre sonriendo. Estaba orgulloso de mí.

No me moleste en responder. Tan pronto como entre en la habitación, mis ojos buscaron a Beomgyu, pero él no estaba allí. Suspiré y le pedí ayuda a mi papá para subir a mi cama. Él me levantó y yo levanté mis propias piernas, acomodándose a mi mismo para sentarme al borde de la cama, como si tuviera la oportunidad de saltar y salir corriendo.

En ese mismo momento, dos personas entraron en la habitación, eran los médicos que se habían llevado a Beomgyu antes.

—¿Cómo está él? ¿A dónde lo llevaron? Tienen que decirme— exigí como si fuera algún tipo de responsable por Beomgyu.

Sin darme respuesta, los doctores solo se miraron y continuaron ignorándome.

—¡HEY! Estoy hablando con ustedes—. Podía sentir mi ira cada vez más grande y más intensa. Mis manos temblaron sobre mis piernas. —Maldición, ¿dónde está él?— grité nuevamente golpeando mis piernas con mis manos, ahora puños. —¿DÓNDE ESTÁ ÉL?—. No podía reconocerme a mi mismo; estaba fuera de control y perdiendo la paciencia.

Y finalmente, tal vez debido a mis fritos, uno de los doctores se volvió hacia mí y habló, notablemente molesto conmigo.

—Llevamos a Beomgyu a una habitación privada para alejarlo de usted, Sr. Choi—. Su tono era tan serio que sentí que no le caía bien.

—¿Qué? ¿Por qué?— pregunté mirando a mi papá y a la enfermera en busca de ayuda, pero ellos estaban igual de sorprendidos que yo.

—Sr. Choi, en caso de que no lo haya notado, su presencia perturba a Beomgyu.

—¿Perturba?—, no hubo gritos de mi parte esta vez, solo dolor en mi voz.

—Sí, no es una compañía saludable para él. Lo estaba lastimando demasiado—. Y con esas palabras salió de la habitación. Mi cuarto ahora.

Mi cuerpo se sintió débil y mi respiración se agitó, haciéndome colapsar.

Y tan solo así, me caí de la cama sin sentir ningún dolor, solo la horrible sensación de estar solo nuevamente.

Camas de hospital ꒰Sᴏᴏɢʏᴜ꒱Donde viven las historias. Descúbrelo ahora