2| Roto

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Todo era blanco cuando abrí los ojos, sentí mis brazos pegados y bastante rígidos a mi costado, mi cabeza estaba ardiendo, mis manos estaban heladas. Era como si mi cuerpo se hubiese roto o algo así. De repente la luz brillante fue retirada de mis ojos, me tomo un momento aclarar y enfocar mi vista, fue entonces cuando me di cuenta de que no podía mover la cabeza para ver lo que estaba sucediendo.

—Joven, ¿puede decirnos su nombre?— una voz resonó en mi oído. Yo estaba muy desorientado, incluso con miedo.

Hice lo que pude, pero las palabras no salían de mi boca. Mis labios estaban heridos y sangrados, hice un gesto de dolor y la luz volvió a aparecer por encima de mi vista. Era una linterna.

—Soy el doctor Frederickson, estamos camino al hospital —, explico todavía registrándome.

Al escuchar la palabra hospital entre en pánico, no podía recordar nada con claridad, solo una luz roja y luego, nada...

Se escucho una voz  femenina a mi costado. Apenas y podía ver su rostro; era una señora de mediana edad, —Ya casi llegamos —, una vez que dijo eso , comencé a prestar atención a los sonidos a mi alrededor, Estaba en una ambulancia.

En unos segundos sentí como mi cuerpo fue levantado en el aire y trasladado a una camilla. Con un fuerte ruido, las puertas del vehículo se abrieron y una brisa entro en aquel pequeño espacio donde estaba. Muchos médicos estaban ahí, todos ellos ayudaron al doctor Frederickson para sacarme de la ambulancia. Todavía estaba oscuro, por lo que supe que aun era de noche.

Oía a los doctores hablar de mi condición, mi pulso, cantidad de sangre que perdí y muchas otras cosas las cuales no entendí.

Cuando llegamos a la habitación donde me revisarían, la primera dificultad apareció. Me manejaban como su fuese un juguete, me movían de aquí para allá cuatro doctores, mientras que uno de ello quitaba la sangre de mi cara se dio cuenta de que quería hablar, pero no pude hacerlo debido a que mi labio inferior se encontraba muy lastimado. Trate de tocarlo, pero no lo logre, mi brazo estaba casi roto y yo no era capaz de moverlo, pero ciertamente podía sentir el dolor, era horrible. 

Las lagrimas corrían por mi cara debido al dolor, era una sensación horrible. Yo estaba con un terrible dolor y completamente solo en un maldito hospital, mi dolor de cabeza aumentaba a medida que pasaban los minutos, al parecer alguien tuvo misericordia y me inyectaron un calmante para aliviar mi dolor y me puso a dormir un tiempo. Yo me encontraba tumbado ahí mientras mi mente se desconectaba y mis ojos se cerraban.

☁︎☁︎☁︎☁︎☁︎

Nunca supe si fue después de horas, días o incluso semanas, pero cuando por fin me desperté, estaba en una cama de hospital en una habitación para dos pacientes. Las luces estaban apagadas y la habitación era iluminada solo por la tenue luz de la luna que se colaba por la ventana.

Moví la cabeza poco a poco y, para mi sorpresa, mis padres estaban sentados en un rincón de la habitación. mi mama estaba durmiendo mientras mi papá la observaba tranquilamente, tosí para llamar su atención y el se acerco casi corriendo a mi lado.

—Soobin —dijo en un susurro,—¿como te sientes hijo?—, me pregunto mientras ponía sus manos al lado de mi cuerpo como si tuviera miedo tocarme.

—Soobin?— dijo mi madre mientras se levantaba, se acerco a mi lado y tomo la mano de mi padre.

—hola— me las arregle para decir, mi voz sonaba un poco raro, pero por suerte pude pronunciar algunas palabras, —¿Qué ha pasado?— pregunte mirando mi brazo, tenia un yeso, pero ya no dolía tanto como antes.

Intercambiaron miradas tratando de encontrar que decir.

—Sé que mi brazo esta roto.. lo puedo ver— dije moviendo mi mano libre para ver si estaba bien y así era.

—Oh cariño, tuviste un terrible accidente ayer por la noche. Has estado en el hospital sedado— explico mi madre con voz débil.

—No recuerdo nada.. Solo a mi conduciendo— me detuve un segundo tratando de recordar algo, pero solo logre que me doliera la cabeza, algo de lo que mi padre se dio cuenta.

—No, Soobin. Necesitas descansar por ahora.

Un silencio incomodo paso después de que me dijeran los detalles del accidente, mis padres no me permitían hablar para que no me agitara o algo así. pero tuve que hacer la pregunta que me a mi parecer era la mas importante.

—¿Cuándo puedo volver a casa?

mi madre comenzó a llorar y mi padre fijo la mirada en la suave luz que proporcionaba la lampara de la mesita de noche. Había algo mas de lo que yo no estaba consciente, y evidentemente no era algo bueno.

—Soobin...— dijo mi madre acercándose poco a poco a mi cama, dejando su mano sobre mis piernas, pero yo no podía sentir su tacto.

No podía sentir mis piernas...

Camas de hospital ꒰Sᴏᴏɢʏᴜ꒱Donde viven las historias. Descúbrelo ahora