Aly se fue a su casa y yo me quedé en la habitación, pensando en todos los momentos que viví con Fiorella desde nuestra niñez, no entendía cómo o porqué ella hizo ésto, pero así era el ser humano, impredecible y malo.
No supe en qué momento me dormí, pero si supe quién me estaba despertando, el toque de su mano en mi hombro era sutil y suave, su voz era como música para mis oídos, la verdad pensaba que estaba soñando, hasta que:
— Keira, es urgente.
— QUÉ, QUÉ, QUÉ PASO?
— Debes venir.
Me puse de pie rápidamente y fui detrás de Yel, entramos a su habitación y nos sentamos frente a las pantallas.
— No he descansado, busqué por todas partes y finalmente lo conseguí, esté es el causante de todo.
Mis ojos no podían creerlo, simplemente no podía, me quedé sin palabras y creo que sin respiración, porque de repente sentía que no podía respirar, el pecho me dolía, sentía calor, mucho calor. Tenía un ataque de pánico.
— Keira, respira, vamos respira conmigo, estarás bien, es solo un ataque de pánico.
— No puedo, no puedo respirar.
— Sí puedes Keira, confía en mí, céntrate en mi cara, mírame y respira conmigo.
La miré y lo intenté, lo juro, pero no podía.
— No puedo.
Entonces hizo lo impensable, me acostó en la cama como pudo, se puso encima de mi, tomo mi rostro y me besó.
En mi cerebro hubo un cortocircuito, Yelena y yo, besándonos de nuevo, mi respiración normalizándose, el calor yéndose, pero subiendo otro tipo de calor, uno que hacía palpitar todo mi cuerpo de ganas.
El beso duró, nos tocamos por encima de la ropa y como todo lo bueno en está vida, se acabó, tuvimos que separarnos para poder respirar.
— ¿Estás mejor? — Sus ojos, aunque tenían un ápice de preocupación, era la lujuria la que los dominaba, ella estaba deseosa de volver a besarme y yo no podía decir lo contrario.
— Si, gracias Yel.
Nos miramos un rato más, luego ella se hizo a un lado, supongo que para darme espacio, sentí algo de frío pero debía confrontar la situación, aunque no quisiera.
— ¿Ahora que haremos? — Yel me miró, sin saber que responderme.
— No lo sé, pero supongo que debes ir a preguntarle directamente.
— ¿ Y si pasa algo malo? O sea, muy malo.
— ¿Quieres ir con refuerzos? Tengo algunos conocidos en la policía y me deben un favor.
— No dejaría que uses tu favor en mi, Yel, debo pensar algo, algo se me ocurrirá, mientras tanto, ¿Puedo dormir esta noche contigo?
Yelena abrió mucho los ojos y asintió, después de ésto, no iba a sentirme segura más nunca, aparte, el que Yelena haya dado con la mente maestra trás mi acoso, indicaba que era el fin de mi estadía en está casa.
Específicamente el fin de mi aventura con Yelena, porque ciertamente no ocurriría nada más que eso.
Fui a mi habitación, organice mis cosas en un bolsito que me había dado Aly, eran las 12 de la media noche, así que tome mi almohada, mi sabana y regrese al cuarto de Yel.
Ella ya estaba en su cama, sentada revisando su teléfono, subió la mirada cuando cerré la puerta a mis espaldas, me sonrió, camine hasta su cama y me subí, me acomode y me coloque de frente a ella.
— Gracias por todo, no sé que favor le debías a Aly o a su novio, pero me alegra que haya Sido así.
Yelena se acuesta e imita la misma posición que yo.
— A la orden Kei, la verdad a mi también me alegra, fue, especial conocerte.
Cualquiera creería que quiero experimentar relaciones sexuales con ella, pero no, solo quería su compañía, lo bueno de ser mujeres, era eso, que sabíamos que hacer y cómo, sabíamos leernos.
Así que nos acostamos mirándonos, nos dimos las manos, comencé a cerrar los ojos, después de todo, necesitaba tener energía suficiente para lo que se avecinaba.
Cuando me desperté, tenía un brazo alrededor de mi cintura, Yel dormía plácidamente, agarre su teléfono y vi la hora, 7:30 AM, aunque odiara hacerlo debía levantarme y llamar a Aly.
Quite su brazo como pude para no despertarla, tomé su teléfono y llame a Aly.
En el tercer timbre contestó.
— Hola Yelena buen día.
— Hola Aly, es Kei. Buenos días...
— Kei, ¿Sucede algo?
— La verdad sí, no creo que debas ir hoy al instituto, necesito que vengas y por favor, apaga tu teléfono una vez salgas para acá, otra cosa, haz todo normal, como siempre que vas al instituto, para que nadie sospeche.
— Vale, entiendo, bueno nos vemos allá.
Colgamos la llamada, me senté en la orilla de la cama, ¿Qué debía hacer? Necesitaba averiguar algo más y quién podía ayudarme era la señorita que estaba en la cama, debía despertarla.
— Yel, Yel, despierta. — Me acosté a su lado y le acaricié el cabello, al parecer le gustaba, porque estaba sonriendo. — Oye, Yel, despiértate, es de día, salió el sol.
Comenzó a abrir los ojos, me regaló una sonrisa.
— Hola Kei, buenos días, así me gustaría todas mis mañanas.
— Ja,ja,ja eres muy romántica, ¿sabías?
Me lanzó un beso y yo actúe como si lo fuese atrapado y lo puse en mi corazón.
— Luego dices que yo soy la romántica.
— Detalles técnicos, me va más lo pecaminoso, pero bueno. — Le puse ojitos de angel.
Continuará.
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Acosada en la RED
RandomKeira Rossi, una chica de 18 años, nueva en las redes sociales, una ex compañera de preparatoria, le recomendó hacerse un usuario en Twitter, Instagram y Facebook, para estar en contactos con todos los de su promoción, ella acepta y así comienza una...