cap 24

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Una vez nos sentamos enfrente de las computadoras, Yel comenzó a buscar lo que le había pedido, era imperativo saber el paradero, además, aunque fuese planificado todo esto, no era tan inteligente, había pedido ayuda de muchas personas y eso solo lo hacía alguien que no estaba diestro con el tema en cuestión, ser un hacker y acosar en la red.

Nos encontrábamos en una zona industrial abandonada, dentro de uno de los edificios que más deteriorado estaba, diagonal a la señal que indicaba el punto rojo. Estabamos Aly, su novio, Yel y dos amigos de ella que no sabía con exactitud que hacían aquí, pero no hice preguntas.

- Kei, ¿Estás bien? - Aly puso su mano en mi espalda y trato de darme ánimos. - Todo estará bien, confía en mí.

Le di una sonrisa, no sabía que responder, las palabras se ahogaban en mi garganta, quería gritar de rabia, quería huir y no ver a nadie más, pero tenía que enfrentarlo ¿No? Tenía que ser fuerte y valiente.

En pocos minutos, en las computadoras que habían instalado los amigos de Yel y ella, se veía mediante una información infrarrojo, a las personas que estaban en el edificio.

Agarre mi teléfono, uno nuevo que había adquirido está misma mañana, llame a Alessandro, esperaba que estuviese cerca y sobre todo, que me contestara a tiempo.

- Aló, quién es?

- Ale, es Keira.

- Dios mío Keira, ¿Cómo estás? ¿Dónde estás? Te he buscado por todas partes, pero Fiorella tampoco sabe de ti y no hay nadie en tu casa. ¿Estás bien?

- Estoy bien, pero, necesito tu ayuda, ¿Podemos vernos en un sitio? Eso sí, no le digas a nadie y ven solo, ni a Fiorella. ¿Entiendes?

- Si, si, entiendo, enviame el GPS.

Colgué la llamada, le envié el GPS del lugar donde quería que nos encontraramos, unos 5 edificios hacía el norte, le hice la seña a Aly y salí de allí, camine lo más rápido que pude, cubriendome lo necesario para no ser vista, habían muchos indigentes y también prostitutas, llegué al edificio, entre y fui hacia el piso 2, entre a una de las oficinas.

Aún no había llegado, me senté en una silla polvorienta y esperé, pasado unos 3 minutos, abrieron la puerta, había olvidado lo bello que era, su sonrisa, su elegancia, Alessandro era único, mi corazón latía a mil por hora, las manos comenzaron a sudarme y noté que él también estaba nervioso.

- Keira.

- Alessandro.

Nos acercamos, puso su mano en mi cadera y la otra en mi rostro, sus ojos brillaban, los míos probablemente también.

- Te extrañe tanto, no sabes cuánto.

- Y yo a ti, ¿Qué esperas para besarme?

Me besó, con fuerza, sus manos me tomaron por las nalgas y me alzó para que yo enrredara mis piernas en sus caderas, fue automático, apenas nos posicionamos y sentí su erección, estaba deseoso y me sorprendi a mi misma, con unas ganas atroces de hacerlo allí mismo, no importaba el lugar, solo importaba la persona.

El beso duró demasiado, sentía los labios hinchados, tenía ganas de refugiarme en sus brazos y no salir jamás, pero yo no era así, nos separamos lentamente, el acaricio mi rostro y yo el suyo.

- Debemos hablar. - Me sorprendió un poco que fuese él quién lo dijera, pero asentí. - Te prometí dar con la persona que te está acosando, te prometí que volvería y ya lo sé, sé quién lo hizo.

- Yo también.

Nos miramos directo a los ojos, mis labios temblaron un poco, pero él apretó mi mano.

- Necesito que vengas conmigo, tengo a un equipo listo para atacar y desenmascarar todo este asunto.

- Claro, yo también traje un equipo, me pareció extraño que estuviese por esta zona, pero no quise hablar por teléfono, mis hombres están abajo, gran parte de ellos son de una compañía privada de seguridad, así que, no habrá problema.

- Gracias Ale.

- Haría lo que fuera por ti Keira, debemos irnos.

Me tomó de la mano y bajamos las escaleras, una vez montada en su carro, llegamos al edificio dónde me estaban esperando, gracias a Dios el estacionamiento era subterráneo, porque eran más de 15 camionetas, nos bajamos y fuimos dónde estaban los chicos.

- Aquí estoy. - Yel volteo y vio mi mano con la de Ale, sus ojos brillaron, pero su cara fue imperturbable, luego hablaría con ella.

- Excelente, Kei, podrías venir? - Su voz fue un poco distante, Aly la miró extrañada, pero no dijo nada.

- Yel, espero podamos hablar, cuando esto termine.

- No hay nada que hablar Kei, necesito que veas esto.

No le insistí, ya llegaría el momento. Una vez todos manejabamos la misma información y el mismo plan, solo faltaba una parte, planta el micrófono, por suerte uno de los hombres de Ale, era un franco tirador, el micrófono se colocó en una especie de pistola, el hombre fue a la azotea, se posición y disparo, dió en el blanco, una parte de la mesa donde estaban unos ordenadores.

Yel activo el audio, estaban todos, hablaban de la venta de unos órganos y hablaban de mi, de como iban a obligarme a casar con Rachid y como esté y iba a alquilarme en una subasta clandestina de placer, era repugnante, escucharlos hablar era lo peor que me había pasado en la vida.

Todos estábamos asqueado, hasta los hombre de Ale, que se veían como expresidiarios, aunque realmente eran ex militares o policías.

Estábamos esperando la señal, la persona que se filtro a último momento en ese círculo de maldad, era nuestro aliado, un agente encubierto, él iba a ser un "comprador" e iba a inspeccionar la mercancía.

Todo estaba a escasos minutos de salir a la luz.

Continuara.

Disculpen si tengo errores, luego lo releeo y acomodo.

Acosada en la REDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora