Massimo, así se llama mi padre, tenía terror de que me drogaran a tal punto de no poder decirle que soy su hija.
Pero al parecer no podía hacer mucho, oi abrirse una puerta y a varias personas caminar en mi dirección, comencé a sudar frío, tenía una sensación rara en la boca del estómago, mi cuerpo comenzó a temblar y por más que trataba de mantener la calma, sentía que se me escapaba de las manos.
Llegaron un grupo de chicas, todas guapas y bien arregladas, no hablaron en absoluto, conectaron varios parales con luz y ordenaron todas sus cosas.
— Por favor, no me droguen, yo colaboraré en todo, lo juro, no me movere si ustedes quieren.
— Lo siento, esas son las órdenes.
Se me acercó una de las chicas y me colocó un pañuelo en la nariz.
Cuando desperté estaba en un cuarto de cristales, parecía una celda, estaba sola, me ví en el reflejo, me veía horrible. El maquillaje hacía que me viera mayor y como una puta, la ropa, ajustada por todas partes y unos tacones brillantes, me levanté y me coloqué en medio, no podía ver lo que estaba fuera y tampoco oir, sentí un golpe en una de los vidrios, luego otro y otro, me asusté.
Me senté en una de las esquinas y espere, al cabo de unos minutos, que sentí eternos, se abrió una puerta, no sé asomó nadie y no escuché ningún ruido, me quite los tacones y camine.
Al llegar a la puerta no había nadie, solo unos hombres ensangrentados en el piso, otros parecían solo desmayados, tenían una especie de dardo en varias partes del cuerpo, aquí había luz por todas partes, así que decidí caminar, tenía la esperanza de que Aly apareciera en cualquier momento.
Pero no fue Aly quien apareció por uno de los pasillos que estaba a mi al rededor, quién apareció fue Yelena.
— Oh Dios mío, Yel, estás viva.
— Keira, ¿Estás bien? — Corrí hacia ella y la abrace. — Auch, Kei, cuidado todo me duele.
— Pero ¿Cómo es esto posible? Espera, ¿morí? ¿Es eso? — alarmada, comencé a tocarme y a tocarla a ella, en su cara se dibujo una sonrisa.
— No tonta, estás viva, tenemos que salir de aquí, Alessandro está desmayando a otras personas y Aly está afuera. Ya tendremos tiempo para hablar. — Yel me toma de la mano y me invita a caminar con ella, pero me detengo, necesito revisar a esos hombres adormecidos en el piso y ver si está mi padre.
— Espera Yel, déjame ver algo.
— No tenemos tiempo Keira.
— Seré breve.
Corrí hacia las sillas y los hombres que estaban dormidos, revise uno por uno, pero hubo uno que tenía algo especial, yo me parecía un poco a él, el punto es que, tenía dos anillos en su mano derecha, uno con la M y otro con la L, busque su teléfono en su bolsillo y anoté mi número, nombre y un mensaje grabado, ML.
Necesitaba hablar con él, a fin de cuentas, es mi padre, corrí hacia Yelena y salimos de ese lugar, mientras recorríamos los pasillos, algunos a oscuras, la mano de Yel y la mía, estaban entrelazadas, sentí que estaba alucinando, no lo creía real.
Yelena estaba viva, ¿Pero cómo? Era todo tan raro y al mismo tiempo, me daba demasiada felicidad.
Cuando por fin salimos hacia la noche, estaba todo rodeado de policías, armas por doquier, ambulancias y personas siendo ayudadas por otras, mientras iba caminando, ví a Aly, corrio hacia nosotras con un asombro indescriptible.
— No puedo creer esto, Yel, estás viva. — uno de sus brazos se puso al rededor de Yelena y el otro en el mio. — Y tú, con todo lo que hemos vivido, quiero envejecer siendo una vieja aburrida, mucha adrenalina y sustos para toda la vida, ya lo agote.
Ambas la abrazamos, estaba demasiado feliz de estar con ellas.
— Chicas, vamos, las espera una ambulancia. — Jesús nos saludo y nos guío.
Llegamos a la ambulancia, nos revisaron y estábamos bien, Yel, tenía unos puntos algo idos y debian tomarlos de nuevo, yo estaba perfecta, mientras estuvimos ahí, Aly y Jesús estaban afuera, hablaban algo entre ellos y nos miraban cada tanto.
— ¿Qué sucede chicos?
— Keira, Fiorella murió, le dispararon cuando intento matar a uno de los agentes de policía.
No puedo negar que me dolió un poco, pero ella se buscó eso, una muerte de ese tipo, su odio al final la consumió. No dije nada, no fue necesario, me senté en el borde del parachoques de la ambulancia y Aly tomó mi mano.
Al cabo de un rato, llegó Alessandro, estaba usando un chaleco antibalas y no podía creer todo lo que había hecho por mi, porque yo estuviese bien.
— Keira.
— Ale.
Nos dimos un abrazo, besó mi frente y posó su nariz en mi cuello.
— ¿Podemos retirarnos ya de toda ésta acción?
— Claro, ya podemos jubilarnos si deseas.
Nos sonreímos, en serio nuestra conexión era única.
— Estoy feliz de que estés bien, no sé que sería de mi, si no estuvieras aquí.
— También estoy feliz de que hicieras todo ésto Ale.
Continuara.
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Acosada en la RED
RandomKeira Rossi, una chica de 18 años, nueva en las redes sociales, una ex compañera de preparatoria, le recomendó hacerse un usuario en Twitter, Instagram y Facebook, para estar en contactos con todos los de su promoción, ella acepta y así comienza una...