cap 28

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Enrico se fue, tenía una sonrisa sarcástica pero una mirada triste, la verdad no sabía qué pensar, al parecer no iba a salir de está, no de una forma fácil.

Mientras esperaba la supuesta visita de Fiorella, me di cuenta de algo muy importante, mis nervios no me habían permitido pensar más allá del hecho que estaba encerrada, aún tenía puesto el suéter y dentro de el, tenía mi teléfono, ¿Cómo es que no se percató de que lo tenía encima?, Le di gracias a Dios y a Yelena, porque de alguna forma sentía que era por ella que había guardado el teléfono allí, es un cierre que ella misma le había hecho a ese suéter, me lo dió esa madrugada antes de que confirmara todo sobre Selene, abrí la cremallera y lo saqué.

Encendí la pantalla, si tenía señal, puse el teléfono en modo nocturno, por si acaso, así no iba a llegar ninguna notificación inoportuna, tenía muchas llamadas perdidas, mensajes por todas partes y también WhatsApp, tenía aproximadamente unas 8 horas desaparecida, active la ubicación, le mandé mensajes escritos a Alessandro, Aly y Ramírez.

- Enrico me secuestro en el hospital, no sé dónde estoy, es un almacén, todo está bastante oscuro, menos mal tenía mi teléfono escondido, por favor, saquenme de aquí, algo están planeando para dentro de las próximas horas.

Le di enviar, les envié el link GPS y guarde el teléfono en el mismo lugar, en serio esperaba que lo leyeran y que fuese a tiempo, sin embargo no podía quedarme con el teléfono mucho tiempo en las manos, era mejor que no supieran de su existencia.

No sé en qué momento me adormecí, pero me despertó una punta de algo en la mejilla, cuando abrí los ojos, Fiorella tenía puesta la punta de sus botas de tacón en mi cara.

- Despierta de una vez.

- Fiorella.

- Keirita, ¿Cómo estás? ¿Estás cómoda? - Se sentó en la misma silla que Enrico. - Espero que si, porque te estamos tratando con muchos lujos, como lo mereces.

Su sarcasmo y odio, me dolían, ella había sido mi amiga, no sé en qué punto ella dejo de serlo y se dejó dominar por sus padres y los míos, dolía demasiado ver esa mirada en su rostro, pero no era el tiempo para lamer mis heridas, tenía que guardar la calma y demostrar fuerza y tranquilidad.

- Sí, estoy encantada. ¿Qué quieres?

- Oh, nada, solo venía a decirte lo que haremos contigo, total, sí te tengo algo de cariño y me gustaría que sepas lo que te pasará, así de una vez comienzas a suplicar, si lo deseas, obvio.

- Vale, gracias por tu consideración, menos mal me tienes cariño, no quiero imaginar si no. - Su irá crecía cada vez que le respondía de ese modo y quería saber hasta dónde iba a llegar.

- Ok, necesito que te calles y me dejes hablar, porque honestamente, me estás irritando. - se sacudió alguna pelusa inexistente en su vestido y cruzo las piernas. - En fin, tú papi, el verdadero viene hoy, bueno debe estar por llegar, es un sádico ¿Sabías? Le gusta comprar chicas de nuestra edad, las usa y las vende en subastas de bajo valor, de ese modo, las que él deshecha, corroboramos que tengan bien sus órganos y los vendemos, ¿Qué te parece? - su cara demostraba alegría, orgullo por su labor en ese negocio y sobre todo, se creía superior. Me daba asco, no sé cómo llegué a creer que era mi amiga. - en fin, Keira, ahorita te van a arreglar, pero no te preocupes, te podrán un sedante y todo será más fácil.

Aunque no quería y algo me decía que no lo hiciera, mi boca parecía tener vida propia, así que salió la pregunta de manera apresurada.

- Fiorella, ¿Puedes explicarme desde que edad estás en ésto, desde cuándo sabes la verdad sobre mí y por qué fingir ser mi amiga, para luego apuñalarme? - Tomé una respiración profunda, mientras trataba de descifrar sus gestos.

- Sabía que preguntarías, siempre has sido muy curiosa y esa es una de las cosas que tanto odio de ti, bueno solo voy a resumir, desde los 13 años me ingresaron al negocio familiar, tu fuiste mi entrenamiento y eres mi graduación, seré la cabeza de mi hogar en lo que todo ésto termine, se todo de ti desde la misma edad, al principio no entendí, pero es cuestión de principios y lealtad a la familia. - se levantó de la silla y se paró a un lado de mi. - nunca fui tu amiga, ese era mi trabajo, ganarme tu confianza y bajar tus defensas, por eso siempre estuve ahí, guiando de algún modo tus decisiones, a pesar de que todo salió un poco mal, mira, aquí estamos y por fin podras reunirte con tu papi.

Comenzó a caminar a dónde quiera que iba, pero antes necesitaba saber el nombre de mi padre.

- Fiorella, una última pregunta. ¿Cómo se llama mi padre?

Se detuvo y habló.

- Massimo Lombardi y tú verdadero nombre es Alice Lombardi.

Se marchó y me dejó en la oscuridad.

Continuará.

Acosada en la REDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora