Soy una persona que nunca creyó realmente que el amor fuera algo más que una enfermedad, una reacción incontrolable de tu cerebro y tu cuerpo. Algo parecido a parpadear, al latir del corazón en tu pecho o a respirar, cosas que no puedes controlar, que vienen biológicamente incrustadas en tu ser, que haces de manera inconsciente y no están bajo tu control.
Me gusta tener el control siempre y por lo tanto el amor es algo que jamás me gustó sentir, porque cuando lo sientes ya no eres dueño de ti mismo, alguien más lo es y eso es algo que durante toda mi vida me negué a permitirme.
Mi único amor fue siempre Hanbal, por mucho tiempo lo creí así. Hanbal no me hacía perder el control de mí misma, yo hacía eso por él. Hanbal hacía lo que le pedía sin preguntar y rara vez pedía algo a cambio. Nuestra relación estaba basada en la pasión más que en el amor, nos movíamos por impulsos, no por sentimientos y eso me gustaba.
Mi relación con la rubia es completamente diferente, lo que antes fueron impulsos ahora son sentimientos y estaría mintiendo si digo que eso no me aterroriza por completo.
Cuando la veo acurrucarse de noche entre mis brazos y me despierto sola en la mañana siento como si alguien me clavara cuchillos en la espalda, esto no pasa siempre claro, solo una vez en diez en que la rubia tiene que hacer pipi o qué sé yo y no quiere despertarme, pero la sensación de dolor y miedo persiste. No hay una sola ocasión en que esto ocurra en que durante ese segundo que dura mi estado medio dormido no piense que al final la Rubia me ha abandonado.
Cuando algo ocurre y alguna es mandada a aislamiento me siento morir, porque odio no poder estar a su lado, casi tanto como odio necesitar estarlo.
Ahora trato de no meterme tanto en problemas y mantenerla a ella alejada también, lo cual es bastante aburrido la verdad. La vida en la cárcel para una reclusa buena es una rutina interminable. Despertar, follar en las duchas, comer, salir al patio, follar otra vez, comer, dormir y repetir. Me jode un poco no poder darle coñazos a algún guardia de vez en cuando, pero mientras estoy con la rubia se me olvida lo aburrida que es mi vida y dejo de contar cómo pasan los días mientras permanezco aquí encerrada.
Pasan los días, los meses y los años. Siento que fue hace siglos la última vez que intente fugarme, me siento en una especie de tregua con mi búsqueda de libertad, con tratar de huir, sé que mi vida estaría mejor allí fuera, pero por ahora soy feliz aquí, con la compañía de Macarena y no es que todo sea color de rosas. Discutimos constantemente, no mucho ha cambiado entre nosotras desde que nos conocimos, excepto tal vez, que dejamos de intentar matarnos la una a la otra cada dos por tres, pero somos demasiado diferentes y eso genera conflicto entre las dos de manera constante. Sin embargo, el sexo es increíble y nuestra relación, aunque explosiva es bastante sólida.
No sé cuándo empieza a cambiar eso, tal vez el día que de la nada Macarena vino a decirme que se había inscrito en el programa RES de Cruz del Sur, sin haberme consultado o preguntado mi opinión. La rubia simplemente había decidido entrar en un programa que conseguiría que la trasladasen lejos de mí y ese simple hecho logra ponerme de mala hostia cuando me lo cuenta.
«¿Por qué me cuentas esto Rubia?», le pregunto cuando me suelta la noticia de repente en la mitad del desayuno, en algún lugar entre el huevo cocido y el zumo de naranja.
«Pensé que te pondrías feliz Zulema», suelta y yo tengo que contenerme para no tirarle mi bandeja a la cabeza.
«¿Acaso no se nota lo feliz que me hace que acabes de pedir al director tu traslado para alejarte de mi lado? Que pena—», Mi cuchara cae en mi bandeja y de repente no siento ganas de probar bocado de la comida que queda.
«Vamos a ver Zulema, llevas hablando de lo mucho que querrías follarme en la capilla de Cruz del Sur y en el gimnasio por años—. Cuando te digo que apliqué a este programa, lo hago porque quiero que tú lo hagas también», Macarena dice calmadamente y me toma la mano sobre la mesa, pero yo la aparto de su agarre.
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Éxtasis | Vis a vis
FanfictionEl amor es una droga de la que no te puedes quitar ni con toda la jodida metadona del mundo. Así que mejor cierra los ojos, abrochate el cinturón y disfruta del puto viaje a la perdición. Zurena | Zulema x Maca