La vida se te va en un segundo, conoces a alguien, el que sea y desarrollas inevitablemente una dependencia por esta persona, a niveles que a veces asustan, aunque seas la persona más independiente, terminas necesitándoles de uno u otro modo, aunque sea para un abrazo, una caricia o una simple mirada. Yo no quiero depender de la culpable de la muerte de mis padres, aunque sé que si que lo hago, sé que de haberla matado cuando tuve oportunidad, mis padres vivirían, pero no lo hice y la deje acercarse a mí, tan cerca que ahora duele estar lejos y aunque entiendo que estar cerca de ella no es bueno para mí, que Zulema es un veneno que te mata lentamente, tengo claro que de tener la oportunidad de matarla ahora mismo, no podría hacerlo. Entonces recurro a Fabio, a la idea loca de fugarme con una persona que apenas conozco, con un guardia para sumarle más gravedad al asunto.
Hoy me convierto una vez más en la princesa rubia e idiota que depende de un hombre para seguir con vida, porque en mi cabeza no cabe la idea de depender de una mujer, especialmente una que me ha hecho tanto daño, a pesar de lo que sienta o haya llegado a sentir por ella. Hoy dejo de ser la chica que ganó el campeonato de boxeo y derrotó a Anabel y su gente en una simple pelea a mano limpia gracias a aquella mujer. Hoy dejo de ser la alumna de Zulema, que paso de ser la novata que fue engañada por su jefe para desfalcar su empresa, a ser la presa más temida del módulo. Hoy soy la Macarena que toma malas decisiones o que no toma ninguna en absoluto otra vez. Hoy dejo de hacerme cargo de mí misma.
Me encuentro en mi celda haciendo la cama cuando una voz anuncia en los megáfonos que todas las presas del modulo dos deberían dirigirse a las duchas, con pereza recojo mi bolsa de aseo y toalla para hacer lo que me dicen, mientras la misma voz continua diciendo algo sobre cuantos litros de agua se desperdician por minuto mientras nos duchamos, como si alguna de las mujeres aquí les importara una mierda salvar al medio ambiente o prevenir el calentamiento global.
Voy de camino a la escalera de la galería cuando me veo forzada a pasar por la celda de Zulema, mi mirada instintivamente se desvía para mirar en su interior, con la esperanza que trato de enviar al fondo de mi cabeza tan pronto aparece de verle y entonces me encuentro con una escena que jamás me hubiera imaginado. Fabio sostiene a Zulema por el cuello, la tiene de rodillas sobre el suelo y esta a punto de zambullir su cabeza en váter frente a ellos, el cabello de Zulema escurre agua y se nota que no es la primera vez que va a hacerlo.
«Vale, vale, vale, me queda claro. Me queda claro. Enhorabuena», dice la morena con un tono de voz asustado y suplicante que nunca había escuchado en ella, pero el hombre igual empuja su cabeza hasta que está cubierta por el agua.
«¡Fabio! ¡Fabio, no lo hagas!», grito en un intento desesperado por hacerle desistir de su intento de ahogar a Zulema, «¡Fabio, déjala! ¡Déjala!», continuo tratando de quitarlo de encima de ella con todas mis fuerzas, le golpeo, pero él no la deja ir. ¡Déjala! ¡Por favor, déjala! ¡Déjala!» a penas soy consciente del desespero en mis palabras, mientras trato de encontrar una forma de hacerle parar, «Fabio, el otro día en el bosque me prometiste que me ibas a sacar de aquí. Si la matas, nunca sabremos dónde tiene escondido el dinero», Fabio me mira por un segundo pero sigue presionando su cabeza sobre el váter, «Por favor. Déjala, por favor», mi voz se quiebra por un segundo, completamente consciente que Fabio la mataría allí mismo, sin temor a las consecuencias y yo no la puedo perder, «Fabio. Fabio, me lo prometiste. Me prometiste que nos fugaríamos juntos. Cumple tu palabra. La necesitamos viva», digo tomando su rostro en un último intento desesperado de hacerle entrar en razón y el solo la deja ir sin más.
Zulema tose a mi espalda y lo único que puedo hacer es mirar fijamente a Fabio, en parte con miedo a que vuelva a enloquecer y en parte con temor de que no lo haga, pero en su lugar noto que lo único que realmente me importa a mi no es la fuga, sino salvar a Zulema, porque no concibo la vida en un mundo donde ella no está con vida.
ESTÁS LEYENDO
Éxtasis | Vis a vis
FanfictionEl amor es una droga de la que no te puedes quitar ni con toda la jodida metadona del mundo. Así que mejor cierra los ojos, abrochate el cinturón y disfruta del puto viaje a la perdición. Zurena | Zulema x Maca