La culpa es una putada, te carcome el cerebro cómo un parásito hambriento, hasta que ya no eres capaz de pensar en nada más.
Observo a Rizos mientras me cuenta cómo Valbuena le ha jodido lo más profundo de su ser y siento sus palabras como puñales rasgando mi interior. La miro mientras abre su corazón frente a mí y lo único que puedo pensar es que mientras ella ha estado sufriendo yo he estado pensando y preocupándome por alguien más.
La culpa me corroe, como metal olvidado bajo el agua y estoy a punto de explotar. No se qué hacer.
¿Qué haces cuando abusan de tu novia? Seguramente, no salir corriendo a liarte con alguien más. ¿Acaso la cárcel me ha convertido en una auténtica hija de puta? Porque ahora mismo, aunque quisiera ayudar a la Rizos, hay alguien más que me atormenta, que me preocupa, alguien que si algo malo llegará pasarle, no lo soportaría.
Zulema.
Trato de olvidarme de todo, de hacer lo que se espera que haga, ser una buena novia, sonreír, apoyar, abrazar y repetir.
Sole me propone que planee una noche a solas con Stefanía y lo hago. Convenzo a Rizos que la vamos a pasar de puta madre en nuestra pequeña luna de miel y hasta convenzo a Anabel para que se ponga mala y nos deje la celda para las dos, no sin antes ofrecerle un favor de esos que no quieres hacer pero sabes que se te va la vida si no los haces. Y todo está preparado, estoy feliz, como se supone que debo estarlo.
La supuesta felicidad se me escapa en cuestión de segundos cuando después de ganar la semifinal de boxeo,
hablo con Fabio y me cuestiona sobre que hacía mi hermano visitando a Zulema, la verdad es que no acordamos nada sobre esto con la morena, pero ella ya lo ha puesto en marcha. Sin embargo, yo le cuento a Fabio todo lo que sé al respecto, que Zulema quiere pactar con Karim y él en cambio me cuenta que la van a sacar a una visita médica, no es muy claro el por qué, pero sé que para decidir trasladar a Zulema debe haber una razón de peso de fondo. Se me ocurren unos cuantos golpes de la morena que ameritan atención médica y una infección en la boca que cada vez que la veo esta peor que antes.La noticia me pega como una patada en el estómago y otra en el corazón, cuando Fabio se va a hablar con Palacios cerca de ring de boxeo, dónde yo estoy entrenando y puedo escuchar a escondidas su conversación. Fabio no había mencionado que la visita de mi hermano había sido un vis a vis íntimo y mientras palacios explica con detalle lo que paso allí dentro, me doy cuenta que eso me jode de una manera que no quiero admitir. Pero entonces, la certeza de que esta salida de Zulema es la oportunidad perfecta para que Karim la mate, me golpea y me hace olvidar de todo lo demás. Ya no puedo pensar en nada, solo en qué tal vez ayer en la mañana mientras la observaba dormir, era la última vez que la iba a ver con vida.
La impotencia de no poder hacer nada para ayudarla me está matando, todo el día no paro de darle vueltas al asunto. Busco una salida, algo que yo pueda hacer y es que no encuentro nada y entonces a medida que pasan los minutos la impotencia se va convirtiendo en rabia. Para cuándo llega la hora de mi último combate y Palacios me dice que me han asignado a Saray para que yo sea su presa lazarillo antisuicidio, toda yo soy fuego.
La gota que desborda el vaso de la rabia que ahora contengo difícilmente, es la gitana al decirme que Rizos ha ido a parar a aislamiento, solo para asegurarse que ella no estaba intentando atentar contra su vida. El plan de la luna de miel que íbamos a tener ahora estaba en la basura, desechado no por una de nosotras, sino por ambas a la vez.
Cuando me paro frente a mí última contrincante se me olvida todo. Que esta es una pelea que debo perder. Que Rizos sé preocupa más por la gitana que por lo nuestro. Que yo me preocupo más por Zulema que por lo nuestro. Nada importa. Lo único en lo que pienso es que Zulema en este momento podría estar muerta.
La pelea acaba y yo gano el torneo, veo como Anabel me echa una mirada de odio desde su lugar en las gradas y veo como Saray, quien no paraba de gritarme cosas cuando yo estaba peleando, hace lo mismo.
No puedo pensar más que en Zulema mientras me dirijo al baño a quitarme la capa de sudor que me rodea. Siento que una ducha caliente es lo que necesito para relajarme, mis músculos están tensos y aún me siento como si estuviera sobre el ring en medio de la pelea.
La victoria no me sabe a nada, tengo la boca seca cómo si acabara de comer arena y de repente eso por lo luchaba, por sentirme en libertad, ya no tiene ningún sentido. No soy libre, estoy aquí y ella está afuera sin mí.
El agua caliente recorre mi piel y aunque está hirviendo, no siento nada, cómo cuando se te duerme un pie y lo único que sientes es un cosquilleo insoportable que no te puedes quitar. Pues ese cosquilleo se llama miedo y a lo que tanto temo y no puedo quitarme de la mente ahora mismo, es a salir de la regadera y enterarme que Zulema está muerta. Así que no lo hago, me quedó bajo el agua hasta que se acaba el agua caliente y aún me quedo un tiempo más, hasta que mis dedos sé empiezan a poner morados por el frío y sé que no lo puedo alargar más.
Entonces salgo de la regadera y me comienzo a vestir, lentamente, como si el baño fuera mi refugio y jamás pensará salir de aquí y es que si pudiera quedarme eternamente en mi burbuja de ignorancia, lo haría sin pensarlo.
«Maca—», escucho su voz mientras voy a recoger mi toalla de donde la dejé colgada cerca de las duchas y al principio pienso que es solo mi imaginación, «escúchame atentamente, viene Anabel a ponerte el sonotone», me dice cuando me giro para verla y yo no entiendo de que está hablando, mi único pensamiento es abrazarla porque está con vida, pero no lo hago, solo la miro pasmada como una idiota.
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Éxtasis | Vis a vis
FanfictionEl amor es una droga de la que no te puedes quitar ni con toda la jodida metadona del mundo. Así que mejor cierra los ojos, abrochate el cinturón y disfruta del puto viaje a la perdición. Zurena | Zulema x Maca