Me entero por Bambi que la Rubia va en picada, que esta mañana en las duchas se ha sometido ante Anabel, la puta gorda la quiere hacer su criada y no creo que Macarena tenga muchas ganas de pelear para evitarlo, según Bambi simplemente ha hecho todo lo que le pedía Anabel y encima le ha pedido más favores. Bueno un favor en realidad, hierba, puede que no sea la gran cosa, pero me preocupa que empiece a caer como una bola de nieve por el costado de una montaña y en picada termine siendo otra yonqui del montón, trabajando para la gorda por unos gramos de heroína.
Sin embargo, sé que soy la última persona que la rubia quiere ver en este instante y por esta razón me dedico a distraerme con cosas irrelevantes, como visitar a Saray en su nueva celda para que me hable de su romance inexistente con la Rizos, incluso doy un paseo por el patio, pero no puedo sacármela de la cabeza ni un segundo. Desearía ir a verla y darle una bofetada por siquiera pensar en rendirse de esta manera.
Sus padres han muerto, buah—, hay cosas peores que podrían pasar. Puede que en parte sea mi culpa que murieran, sé que de no haberme conocido, Macarena estaría feliz en casa con ellos, pero la vida es un asco y tienes que aprender a vivir con toda la mierda que te lanza. La Rubia aún no está lista para aceptarlo, así que prefiero mantenerme alejada, enfocada en celebrar la muerte del que podría ser la única figura paterna que jamás conocí.
Vuelvo a mí celda cuando me doy cuenta que la gente que me rodea no es distracción suficiente para olvidarme de la rubia, por lo que planeo buscar refugio entre las páginas de alguno de los libros que he sacado de la biblioteca esta semana. Sin embargo, nada más llegar a la celda, me encuentro a Helena la novata hurgando en las pertenencias de la otra novata de la cual no recuerdo el nombre.
«Te pillé. ¿Qué estas haciendo?», le pregunto y ella se sobresalta, finalmente algo interesante pasa este día.
«Nada», dice poniéndose de pie para mirarme, «Zolpidem. Es un sedante que le recetan a Susana. Porque de vez en cuando se pone nerviosita», me explica agitando el pote de pastillas en mi cara, «no le vas a decir nada, ¿verdad?», pregunta y por un instante lo considero, pero la verdad es que me importa una mierda qué le esté robando a la otra novata, mientras no se meta con mis cosas, yo no me meteré con las suyas, «si te metes una de estas y tomas alcohol, el efecto es el de un tripi. Vuelas. Y yo necesito volar para soportar esta mierda», continua hablando y yo simplemente me siento sobre la encimera para observarla. La veo separar el polvo que extrajo de la cápsula en dos lineas perfectas con una tarjeta telefónica de 5 euros, «¿quieres?», me ofrece cuando termina.
«No me drogo por placer. No me gusta perder el control», respondo yo mientras mil imágenes de la rubia se me vienen a la mente, porque ella es la única razón por la que perdería el control felizmente y ahora no la puedo tener, algo en mi interior me hace pensarlo mejor y en un suspiro le respondo a la novata. «Pero, ¿que coño? Hoy es un día para celebrar», digo chasqueando la lengua y dos segundos después siento como la droga me raspa por completo el conducto nasal, cuando la aspiro con un trozo de papel enrollado que me da Helena, la verdad es una sensación asquerosa y no entiendo como la gente encuentra esto placentero.
«Cuidado que raspa», me advierte la novata y yo me muerdo la lengua para no dejar salir el comentario sarcástico, que se forma rápidamente en la parte de atrás de mi cerebro.
«Oh. Madre mía», digo en lugar de eso, tratando con todas mis fuerzas de no restregarme la nariz, hasta que Helena me arroja el frasco con alcohol y bebo un sorbo. Entonces, todo es mas claro, el subidón es automático y siento unas ganas enormes de recostarme en la mi cama, pero a la vez no me siento capaz de subir a mi litera, entonces solo recuesto la cabeza sobre el colchón.
«¿Qué tienes que celebrar?», pregunta Helena y aunque en realidad no siento ganas de celebrar nada le respondo lo primero que me viene a la cabeza.
«Celebro que va a comenzar una nueva era. Una en la que empezar otra vez», hay verdad en mis palabras, sé que las cosas no volverán a ser como antes, entonces decido celebrar de verdad, porque una vez más la he cagado rotundamente arruinando cualquier atisbo de felicidad que he encontrado, porque una vez más me he quedado completamente sola, todo por mi propio mérito. Busco una emisora en el pequeño radio que tengo sobre la cama y la música llena el lugar. Sola y escapando siempre ha sido así para mi, pero la verdad es que no deseo estar sola, me doy la vuelta para mirar a Helena y la señalo como si fuera precisamente lo que necesito, «y quiero que tú, que tú estes conmigo», no se ni lo que digo y esta es precisamente la razón por la que no me drogo por placer. Pero a pesar de estar semi consciente de que la estoy terminando de cagar en este instante, comienzo a bailar, para Helena.
«No voy a follar», dice y yo me rio mientras continuo bailando sensualmente, Macarena una vez más se me viene a la mente, pero esta vez siento rabia, no con ella, sino conmigo misma, por dejarla entrar, por cogerle cariño, por dejarla ir.
«He tenido que colaborar con una pija mojigata. Pero tú—, tú eres diferente. Tú lo tienes claro. He visto que te llevas muy bien con Susanita. ¿Te ha contado por qué está aquí?».
«No».
«No. Ha secuestrado a una niña bien con papás forrados», suelto de repente, «y parecía que no se enteraba de nada. Y resulta que tiene en jaque a toda la policía del país», no entiendo muy bien porque le estoy contando todo esto, la verdad no había decidido que hacer con esta información hasta este momento.
«Me importa una mierda lo que haya hecho», dice ella entre risas.
«Es que no te estoy hablando de cotilleros, sino de oportunidades. Ella confía en ti. Y yo necesito saber—, donde tiene Susanita, escondido al ratón», digo casi en un susurro, como si todo esto fuera un plan secreto y bueno a fin de cuentas si que lo es.
«¿Para que?», me sonríe.
«Porque tengo planes. Son muy caros. Pero si los papás del ratoncito, que tienen dinero, me lo dan a cambio de la información de donde esta la niña, tú podrás tener tu "container" de pastillas y yo unas largas vacaciones fuera de aquí», le explico aunque internamente algo me dice que no debería estar contándole nada, mi boca sigue soltando abruptamente todo mi plan, «¿qué te parece? ¡Guau!», exclamó tomándola de la mano y haciéndola acercarse a mi para bailar.
«No lo sé, lo pensaré», dice cuando nos encontramos a solo centímetros de distancia, puedo oler el aroma de su piel y entonces siento unas ganas irrefrenables de besarle el cuello y así lo hago, por un momento pienso que podría follármela aquí mismo y hasta siento ganas de hacerlo.
«Ha sido muy feo eso—, de rechazarme antes», le susurro en el oído.
«Si quieres echamos ese polvo», ofrece tras poner mi dejo indice entre sus labios y chuparlo. Entonces empieza a pasar mi mano sobre su pecho y abdomen de una manera sugestiva. Es allí mismo en ese instante que me doy cuenta que en realidad no deseo esto.
«No. No me apetece. Además dicen que el sexo entre amigas—, acaba jodiéndolo todo», suspiro y entonces me alejo de ella, «¡Oh, que subidón!», ella ríe ante esto y en ese momento noto una pila de polvo blanco sobre el suelo y me doy cuenta que Helena esconde algo y me propongo averiguar el qué.
Lo único bueno que he sacado de hoy es que al fin tengo algo diferente para que me carcoma la cabeza en las noches, ademas de Macarena y por eso estoy agradecida.
NA/: Hola chicos y chicas, lamento que me haya tomado tanto escribir este capítulo, la verdad tenía muchas ganas de que esta escena apareciera, sin embargo, creo que de ahora en adelante la historia se moverá más rápidamente. También quiero agradecerles porque tenemos más de 25k de vistas en esta historia y la verdad es que no me esperaba que está historia se hiciera tan popular, yo simplemente necesitaba un poco de Zurena en mi vida y por eso la inicié, les dejo aquí una pequeña ilustración de Zule agradeciendo todo su apoyo, los amo Putas Ratas.
ESTÁS LEYENDO
Éxtasis | Vis a vis
FanfictionEl amor es una droga de la que no te puedes quitar ni con toda la jodida metadona del mundo. Así que mejor cierra los ojos, abrochate el cinturón y disfruta del puto viaje a la perdición. Zurena | Zulema x Maca