Prólogo

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14 de febrero del 2003. Texas, Dallas.

Procedente de una familia extranjera de economía humilde, dueño de una inteligencia brillante, poseedor de un físico único con una mirada intensa, misteriosa, seria y perversa a la vez, con un cuerpo atlético del cual toda mujer desearía ser dueña. Un corazón frío y dañado por las vivencias de su infancia, pero con un fuego Interior que no deja a nadie indiferente.

Ebrain Torres, un joven de 18 años que se gana la vida como streptease en un bareto del pueblo vecino, vio la luz al final del túnel y finalmente saldrá del pueblo que lo vio nacer, crecer y volverse el hombre más deseado por las mujeres.

Su trabajo y el sexo es lo que le da valor a su vida, pero la educación es la que le dará una estabilidad por lo que seguirá sus estudios en su lugar soñado. Las Vegas Nevada, un lugar donde podrá ejercer el trabajo que tanto le encanta, y a la vez poder finalizar su carrera universitaria como profesor de matemáticas avanzadas.

-No puedo creer que te vas- la rubia lo miró con melancolía.

-Yo tampoco lo puedo creer- ladeó su sonrisa y miró a la mujer menuda frente a él, aquel vestido le queda como guante de látex a cirujano -pero por esto estás aquí, ¿No?- dio un paso al frente provocando que el corazón de la chica se enloqueciera aún más. No solo su mirada encendía el cuerpo, sino que cada gesto o palabra que Ebrain dice, hace que cualquiera vaya al cielo y después se hunda en el infierno -vienes a despedirte de mí- el vello de su cuerpo se erizó cuando sintió su fuerte mano acariciar su cuello y después aferrarse el. Un gemido de sorpresa abandonó su boca cuando tiró de ella.

-Ebrain- susurró cuando él la miró directo a los ojos, siempre disfruta ver lo que provoca en las mujeres, ese es su más grande placer -Dios- susurró cerrando los ojos y tratando de que sus piernas no temblaran. Ebrain desliza suavemente sus dedos a lo largo de su pierna así provocando una falla inevitable en sus rodillas.

-Sí, tienes razón, soy un Dios- gruñó cuando finalmente sintió sus bragas empapadas -creo que esto estorba- con sus dedos rompió la tela del encaje y sonrió cuando ella apretó más los ojos, sus mejillas enrojecidas lo puso más duro de lo que estaba, no se decidía si era por el agarre en su cuello, o solamente es por el orgasmo que ha acabado de tener.

-Aaammm, sí- gimió ella al sentir el dedo grueso de Ebrain abrirse pasó por su hendidura, pero por alguna razón quiso castigarla, así que sacó su mano y aferrando ambas manos en el vestido, lo rompió dejando a la chica únicamente en bragas. Observó sus pechos medianos con pezones rozados, su cuerpo relleno y exquisito, ella realmente es un manjar y quitarle la virginidad antes de irse será la mejor despedida -Aaahhh- chilló cuando sus bragas fueron arrancadas de un tirón que la estremeció completamente -Ebrain- volvió a chillar al verse contra la pared de espalda hacia él, pero Ebrain no escuchó, él se limitó a tocar su cuerpo con esa experiencia que no cualquiera posee.

Su tacto es tan exquisito que parece tener una dosis exacta de calmante porque cualquiera se siente en una nube al ser tocada por él. Unas esposas de cuero rodearon las muñecas de la mujer y se apretaron en ella quitándole la posibilidad de mover las manos libremente.

-El placer es el mejor aliado de todo ser humano- se apartó un poco aún sosteniendo sus manos a lo alto contra la pared -el sexo es el mayor placer que hay- colocó su dedo índice en la nuca de la chica quien no deja de temblar por la excitación, esa excitación que jamás había experimentado -el placer es el mayor disfrute que alguien puede sentir- cuando el dedo llegó al nacimiento de su culo, separó su mano y sin previo aviso la nalgueó tan fuerte que su mano quedó dibujada en la nalga izquierda, la piel pálida hacía perfecto aquel detalle rojo chillón. La chica chilló por el picor en su culo, pero al sentir la boca de Ebrain cerrarse alrededor de su cuello desvaneció toda mal sensación, realmente eso solo la excitó más -¿Me deseas?- susurró con voz bronca cerca de su oído.

Mi Posesivo ProfesorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora